Hay un refrán popular, muy interesante, que advierte : ¡Dios no da alas a los alacranes! De nuestra parte, podríamos complementar esa expresión, señalando con satisfacción, simple y sencillamente, que los alacranes no vuelan. No tienen alas. ¡Ufff!
En las redes, explican que este es un refrán popular, que expresa el consuelo que da el saber, que la gente malvada no tenga a la mano tanto poder para dañar, como quisiera, para perjudicar a los demás.
Apenas el pasado martes 29 de septiembre, del año en curso, bajo el título : “Los caprichos”, el columnista señalaba que : “Hay individuos, hombres o mujeres, que por el hecho de haber nacido en una familia con condiciones económicas holgadas, o en su caso, que tienen un determinado satus social, pueden hacer lo que les dé la gana. Lo que se conoce como simples caprichos”.
“Y tal vez, aunque se vea mal, -decía- en sus vidas privadas, pueden hacer lo que quieran. Al menor berrinche, los padres les han de haber satisfecho sus exigencias. Se mal acostumbran”.
“Pero nadie –advertía- puede actuar por mero capricho, tratándose de asuntos de interés público. Por ejemplo, aunque los padres, posiblemente los consentían en todo, no podrían ser objeto de sus caprichos, el ponerle su nombre a una vialidad, destinarla para su uso exclusivo, o algo semejante”.
Entonces, cual si fuese un caso de excepción, citaba que en Tijuana, “existe un caso, de mayores dimensiones que el denominar a capricho de alguien, una vialidad. A alguien se le ocurrió, “sembrar”, entre los edificios del Palacio Municipal y el Centro de Gobierno del Estado, una enorme plaza, dizque para recreación y convivencia de los tijuanenses, denominada Zócalo 11 de Julio”.
Explicaba que esta plaza, se construye, contra la voluntad de muchas personas, que se han declarado defensores del Parque Benito Juárez, ubicado precisamente en la zona donde se pretende realizar tan espectacular proyecto. Que curiosamente, según revelaciones de la autoridad municipal, no hay en sus archivos, planos o constancias de las obras. Por lo tanto, carece de autorización para su realización.
Dicho en pocas palabras, el llamado Zócalo 11 de Julio, se está haciendo por capricho de la promotora de la obra, doña Carolina Aubanel Riedel, propietaria del Noticiero televisivo “En Síntesis” y exesposa del empresario priísta Carlos Bustamante Anchondo, Presidente del XX Ayuntamiento de Tijuana. Incluso, se le conoce como “La plaza del capricho”.
Dicen que el proyecto, inicialmente fue del entonces Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, quien incluso aportó recursos para el inicio de la obra, pero se promovió como una idea de un grupo de ciudadanos, para evitar el desgaste o costo político de la misma.
Lo extraordinario es que al parecer nunca se cubrieron los requisitos legales para su realización. Durante la administración del XIX Ayuntamiento, encabezado por el panista Jorge Ramos Hernández, se hizo una presentación al Cabildo, y no hubo objeción. Seguramente por compromisos políticos o consigna.
Pero nunca se iniciaron los trámites correspondientes, para lograr la autorización y la licencia de construcción. Funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, del XXI Ayuntamiento, encabezado por el Dr. Jorge Astiazarán, revelaron que no cuentan, en sus archivos, con ningún documento relativo al llamado “Zócalo 11 de Julio”.
Por ello, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, del XXI Ayuntamiento, se vió obligada a clausurar las obras, en cumplimiento a resolución de fecha 18 de Septiembre de 2015, dictada por la Segunda Sala del Tribunal de lo Contenciosos Administrativo, dentro del expediente 68/2015.
Pese a estar afectando u predio de dominio público, el Parque Benito Juárez, talando árboles, para dar paso a las obras, y haciendo caso omiso a los reclamos de numerosas personas, respaldadas por prestigiados profesionistas, durante cinco años, la autoridad municipal cerró los ojos y no se animó a suspender dichas obras, para no enfrentar el coraje de doña Carolina.
Bustamante, su exesposo, ni de chiste actuó, para exigir se escuchara y respetara los reclamos de los defensores del Parque Benito Juárez. A mitad de su gestión, el Alcalde Astiazarán, tampoco lo había hecho.
Sin embargo, ante el riesgo de que fracase su proyectado “Zócalo 11 de Julio”, doña Carolina, hoy aspira a ser Alcalde de Tijuana, por la vía de los independientes.
Cada vez que tiene oportunidad, despotrica en contra de los políticos que no cumplen sus promesas y que no escuchan a la ciudadanía, como diciendo que ella sí, “si el voto de los electores, le favorece”, escuchará y atenderá los reclamos ciudadanos. Seguramente, igual que como lo ha hecho, con el asunto de la llamada “Plaza del Capricho”.
Imaginen nada más. Si como simple empresaria de medios de comunicación, logró que ni las autoridades municipales, estatales o federales, frenaran su capricho, ¿qué no será capaz de hacer, siendo la Presidente Municipal de Tijuana? Dice que el Zócalo se realizará, o se cambia el nombre.
Por eso lo del refrán : ¡Dios no da alas a los alacranes! Y el complemento que hacemos : afortunadamente, los alacranes no vuelan. No tienen alas. Dios nos libre.
gil_lavenants@hotmail.com
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