Esta semana, circuló en redes sociales, e incluso en portales de periódicos, un video en el que supuestamente aparece un alumno del Centro de Bachillerato Tecnólogico Industrial y de Servicios Número 155, drogándose. Algo sumamente lamentable, definitivamente.
Quien logró la grabación y la remitió para su disfusión, observa que es un alumno de la citada institución educativa, porque tal hecho ocurrió en la calle, frente al plantel, y los protagonistas vestían uniforme escolar.
Quienes observaron la grabación, o se enteraron de hecho tan deplorable, han de haber supuesto, que otros alumnos de la institución, también son adictos a las substancias tóxicas, o en todo caso, que directivos y docentes, son responsables, al no vigilar la conducta del estudiantado.
El columnista tiene interés en este asunto, porque laboró como docente en dicho plantel, durante 20 años. Lamentablemente, tuvo que retirarse, por cuestiones de salud. Al menos dos de mis hijos, han estado involucrados en dicha institución. Uno como estudiante y otro como parte del personal administrativo, en tanto que una nieta ahí estudió y otra egresa en julio próximo. También sobrinos han estudiado ahí.
Además, guardo estimación con el personal, docente y administrativo, del CBTIS 155. En su mayoría, son personas valiosas. Duele que por un hecho, de un jovencito descarriado, se hable mal de la institución. Lo que afecta tanto al personal, como a los propios estudiantes.
Deben saber que esta institución, dependiente de la Dirección General de Educación Tecnológica e Industrial, ubicada en el Fraccionamiento El Rubí, frente a las oficinas de la Delegación Municipal de esa zona, empezó a operar el 27 de septiembre de 1982. Casi 33 años.
Actualmente tiene una población de 2,640 alumnos, hombres y mujeres, que cursan estudios en especialidades tales como contabilidad, mantenimiento industrial, laboratorista clínico –cubre las necesidades de personal de la mayoría de los laboratorios clínicos de Tijuana-, soporte y mantenimiento de equipo de cómputo, administración de recursos humanos y electricidad.
En julio próximo, habrá de egresar la generación número 31. Por esas instalaciones educativas, han pasado miles de jóvenes que actualmente son parte importante y valiosa de los recursos humanos de instituciones públicas y privadas.
El CBTIS 155, no es un centro de perdición. El que uno o más estudiantes del plantel, hayan sido sorprendidos drogándose, es preocupante y hay que frenar o atacar el problema, pero hay muchos jóvenes valiosos, que están ahí en el proceso de preparación, por la vía de la educación. Que sirva el caso, para deslindar responsabilidades y para asumir las que correspondan a cada quien.
Definitivamente, los directivos de la institución, deben ser más celosos, para vigilar el comportamiento de los alumnos. Lamentablemente, 2,640 estudiantes, es un número enorme. Generalmente, además de los docentes, se tienen dos o 4 encargados de vigilar la disciplina escolar. Prefectos, les llaman. Imposible, estar al tanto del movimiento de cada joven.
En el caso de los docentes, llegan a tener hasta 55 alumnos por grupo. El espacio físico de cada salón y la falta de mobiliario, son limitantes para atender adecuadamente al alumnado.
Pero pasa algo muy serio : los padres de familia, en muchos casos, piensan que la escuela es una guardería de niños y que el personal docente y administrativo, es vigilante permanente de sus hijos y por lo tanto responsables de la disciplina general o conducta de los mismos.
Efectivamente, muchos padres de familia, pretenden descansar, al saber que sus hijos están determinado tiempo dentro de un plantel educativo. La cuestión es que en las escuelas se les imparte o brinda conocimientos. Los valores cívicos y morales, básicamente, son responsabilidad de los padres.
En sí, la formación y educación de niños y jóvenes, empieza en la familia. En su casa y en la calle. Más que los maestros, quienes realmente inciden, positiva o negativamente, en la preparación de niños y jóvenes, son los miembros de su familia, sus vecinos, sus amigos, permanentes u ocasionales.
En el caso a análisis, el hecho en comento, se desarrolló en plena calle. Frente a las instalaciones escolares, pero fuera de los límites de la institución educativa.
Surge entonces, otra parte responsable. Las corporaciones policiacas. Deben vigilar en torno a las escuelas. Es común que en derredor, deambulen malvivientes y peligrosos delincuentes. Asaltantes, quizás hasta asesinos. Vendedores de drogas. ¿Y los elementos policiacos?, brillan por su ausencia.
Se sabe, que la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, cuenta con un programa de prevención del delito. El hecho de referencia, muestra que no ha sido tan eficiente, como se presume. Como tampoco resulta eficiente, el funcionamiento de las demás corporaciones policiacas, si todo tipo de drogas está al alcance de estudiantes de nivel medio superior. Y quizás hasta de niveles básicos.
Lo primero que se tiene que hacer, es entender y reconocer, que en esto hay co-responsabilidad. Que cada quien asuma la propia.
gil_lavenants@hotmail.com
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