Por Gilberto Lavenant
Hoy, lunes 1 de junio de 2015, el Presidente Enrique Peña Nieto estará en Ensenada, Baja California. Por cuestiones de seguridad, los detalles de la visita no fueron dados a conocer previamente.
Solamente se dijo que encabezará el evento conmemorativo del LXXIII Aniversario del Día de la Marina, en las instalaciones de la II Región Naval. El acceso, como en las tres visitas anteriores, será extremadamente restringido.
Qué tiempos aquellos en que las visitas presidenciales, eran un evento especial. Las vialidades de la ruta presidencial, eran “maquilladas”. Las limpiaban, regaban los jardínes, bacheaban y pintaban las líneas amarrillas. Para que el mandatario supusiera, que los gobernantes locales hacían bien su trabajo. Que no había motivo para que los bajacalifornianos protestaran.
Los residentes de la entidad, decían que al menos para eso servían las visitas presidenciales. Para que, al menos las zonas que recvorrería en autobus, lucieran limpias.
Los mandatarios encabezaban eventos, en los que se analizaba la problemática local y se hacían anuncios importantes. Incluso, en ocasiones descendían del autobús presidencial y recorrían a pie, varios tramos, entre multitudes, sin exageradas medidas de seguridad.
Los ciudadanos, o los representantes de organismos de la sociedad, podían aprovechar la ocasión para plantear al Primer Mandatario, de viva voz, los principales problemas que les aquejaban. En algunos casos, al menos le podían entregar escritos, denunciando o solicitando su intervención, respecto a temas específicos.
Muchos recuerdan aún las visitas del Presidente Luis Echeverría, cuando a petición de estudiantes, penetró a pie al Centro Escolar Agua Caliente. Las reuniones maratónicas, en donde durante varias horas, incluso de madrugada, escuchaba a los fronterizos exponer sus problemas.
Qué tiempos aquellos. Hoy, el Presidente Peña Nieto, con la de este día, habrá visitado en cuatro ocasiones la entidad. En todas, bajo las mismas condiciones. Los puntos de la visita, son aislados previamente, por elementos del ejército, fuertemente armados. El acceso, sumamente restringido.
El Presidente, llega a otro sitio, de donde es trasladado en helicóptero, hasta el lugar del evento. Se le protege, como si estuviese dentro de una burbuja de cristal. Nadie se le puede acercar. Nadie le puede decir nada. Bueno, cuando estuvo en Tecate, en marzo de 2014, saludó cordialmente a los asistentesy hasta permitió que se tomaran fotos con él y su esposa. Pero hasta ahí.
La primera visita fue a Tijuana, el 12 de diciembre de 2012, apenas a 11 días de haber tomado posesión. Fue una reunión con empresarios, que pretendían reclamarle que autorizara la creación de la pretendida Zona Económica Estratégica. A casi tres años de entonces, Peña Nieto no solamente ha omitido dar paso a esto, sino además no ha dispuesto medida alguna para mitigar los efectos nocivos de la homologación del IVA y de la aplicación de otras medidas centralistas, como la restricción a la importación de los autos usados.
En marzo de 2014, visitó Tecate, para inaugurar una presa y para poner en marcha el programa nacional hidráulico. El punto, fue a varios kilómetros de distancia de la carretera Tijuana-Mexicali. Solamente los invitados especiales tuvieron acceso. Los militares “sitiaron” la zona. Peña Nieto llegó en helicóptero.
El jueves 16 de abril de 2015, estuvo en San Felipe. Vino a poner en marcha el programa de rescate de la vaquita marina, una especie en extinción. Tal vez nadie le dijo que es urgente un programa para salvar a los bajacalifornianos, que afrontan serios problemas. La explotación de jornaleros agrícolas en el Valle de San Quintín; la suspensión de labores escolares por adeudos a los profesores; la recesión eonómica.
Pero si los bajacalifornianos se sentían incómodos, porque Peña Nieto, ni los escucha, ni los ve, pudieron comprobar que en las mismas condiciones está el gobernador de la entidad, Kiko Vega, quien aprovechó la ocasión para pedirle que le abriera un espacio en su apretada agenda. El hecho evidenció que la supuesta democracia mexicana, en realidad es una monarquía.
Los bajacalifornianos, incluso los gobernantes de la entidad, no tienen derecho a acudir a los sitios que visita “Su Majestad” Peña Nieto. Si no los invitan, que ni se acerquen. Y si los invitan, no se pueden salir del protocolo previamente establecido.
Las visitas presidenciales, ya no son motivo, ni pretexto, para el arreglo de calles y jardines. Desde el helicóptero, no alcanza a percibir las condiciones urbanísticas de las zonas que visita. Desde las alturas, Peña Nieto ve a los bajacalifornianos, cimo dicen que Dios ve a los conejos : chiquitos y orejones.
Los reclamos de los residentes de esta entidad, a casi tres años de la administración de Enrique Peña Nieto, aún siguen sin respuesta. Empezando por los efectos nocivos de la homologacióndel IVA. Los gasolinazos. Las exageradas tarifas eléctricas en el Valle de Mexicali. La problemática generada por las corrientes migratorias, procedentes del centro del país. El alto índice de violencia y criminalidad.
Hay quienes dudan que Baja California forme parte de la República Mexicana. Piensan, que Peña Nieto es un monarca extranjero. Así parece.
gil_lavenants@hotmail.com
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