Habían transcurrido veintidós meses en la fabula que vivía Enrique Peña Nieto llamada Presidencia de la Republica y en su entorno todo era felicidad y alegría, su ego acrecentado por el logro de haber comprado voluntades y conciencias en el Congreso de la Unión, para lograr aprobar sus reformas estructurales tan anheladas no tenia limite, todo era perfecto, era el MEXICAN MOMENT, nada podía arruinarlo.
Pero llego la noche oscura del veintiséis de septiembre y todo se derrumbo, los jinetes de la apocalipsis política se le aparecieron, Corrupción, Impunidad, inseguridad y la falta de transparencia gubernamental, emergieron por todo el país y del cuento de hadas que vivía Peña Nieto, se transformo en una his6oria de terror político, social y económico.
Lo sucedido en Iguala Guerrero, fue solo el detonante que destapa la caja de la inconformidad social, del hartazgo ciudadano, la gota que derramo el vaso de la paciencia y aguante de todos aquellos que día a día luchan por salir adelante y que ven con impotencia que sus esfuerzos son en vano, que por más que se esfuerzan por lograr una mejor calidad de vida para ellos y sus familias, solo unos cuantos son los que obtienen ese privilegio, mirando con resquemor la fabulosa vida y estatus económico que
Las muestras de repudio a su gobierno e imagen debido a su indolencia con la que actuó ante la situación de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa con el paso de los días se fueron incrementando y sumándose organizaciones de la sociedad civil en todos sus sectores, algunas de ellas, como la CNTE, que aprovecho la ocasión de desgracia del caso Iguala para buscar y ya casi lo logra, abrogar la reforma educativa n los estados de Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Chiapas.
Este caos en el país y en especial en Guerrero, expusieron a la comunidad internacional a México como un sitio poco seguro para los inversionistas, en especial, para aquellos que venían por el petróleo, los jinetes apocalípticos recorrieron la comunidad mundial con gran estruendo, la corrupción, impunidad, inseguridad y la opacidad gubernamental, son males endémicos imposibles de erradicar.
El gobierno de Peña inicia un nuevo año cubierto de un gran desprestigio, éste sera un año electoral que se vislumbra muy difícil para el presidente y el PRI, la posibilidad de repetir como mayoría en la cámara baja del Congreso se antoja difícil de que suceda, lo que pone en riesgo las reformas ante un eventual cambio en las leyes secundarias.
Su política económica sigue sin dar resultados, el fracaso de Luis Videgaray es más que evidente, los empresarios están enojados, la reforma hacendaria y fiscal a representado un desinhibidor del desarrollo, la pérdida de empleos así lo muestra y demuestra, gracias a los cambios impulsados se ha perdido la competitividad de las empresas, el crecimiento en la economía no ha pasado de los dos dígitos.
El presidente debe de dar un golpe de timón a su administración, colaboradores como Luís Videgaray, Miguel Ángel Osorio Chong, Jesús Murillo Karam y Luis Miranda, deben de ser reemplazados, su imagen esta desgastada, el caso Iguala los supero, no pudieron con el paquete, el tema los rebaso y los expuso en su justa dimensión política.
Le es de extremada urgencia frenar la corrupción, combatir la inseguridad, aplicar la ley sin distingos y compadrazgos y transparentar todas las acciones de su gobierno, solo si podrá atemperar el caos que se vive en el país y en especial en zonas como Guerrero, Michoacán, Oaxaca y Chiapas, si es que en verdad quiere en este 2015 pueda llevar a efecto la aplicación de sus tan cacareadas reformas estructurales.
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