Por Alfredo Calva
En el evento que celebro Laura Torres Ramírez, al que pomposamente denomino ¨primer informe de labores¨, la diputada local mostro y demostró porque se encuentra calificada como la peor legisladora en el congreso del estado.
En un acto, en el cual las tareas parlamentarias que está obligada a realizar brillaron por su ausencia, Laura Torres discurso para sus invitados y acarreados -que costaron despensas y pavos- no como una diputada que rinde cuentas a sus representados, sino como una funcionaria que está a cargo de un DIF municipal.
Dio cuentas de los apoyos en especie que ha efectuado, despensas, uniformes escolares, material para construcción, cursos de capacitación y jornadas de salud que ha llevado a cabo en el distrito XVII, demarcación que le permitió arribar al congreso del estado para conformar la XXI legislatura, gracias a nuestra absurda ley electoral estatal, por la vía plurinominal, es decir, bajo los intereses de su partido, el PRI.
La incapacidad y desinterés parlamentario de Laura Torres, que ha calado en el ánimo de los rosaritenses por ser el único tema de relevancia para ellos y que por razones obvias debería de ser su prioridad, la ratificación de los límites territoriales con el municipio de Ensenada, lo ha hecho de lado, ha sido omisa e indolente al interior del congreso con respecto al asunto, ya que ha antepuesto sus intereses personales por el de los ciudadanos del V municipio.
Prueba de ello, su insistencia y afán en la promulgación de la ley inmobiliaria del estado, actividad en la que se encuentra inmersa su familia y ella misma, y que ha publicitado como un gran triunfo personal en todos los foros a los que acude, algunos sin haber sido invitada.
Su trabajo y actividad ha estado encaminada a reactivar ese sector, olvidando que Rosarito, al que en público dice querer y honrar, se encuentra sumido en una crisis económica que requiere del trabajo legislativo para conseguir los recursos públicos para la realización de obras de infraestructura que detonen el desarrollo y que contribuyan a la generación de empleos y con ello a la reactivación económica del municipio.
Trabajo a la que está obligada y que por ello cobra una sustancial dieta y obtiene jugosas subvenciones que le permiten promocionar su imagen entre los marginados, no con la finalidad de ayudar con sensibilidad a paliar sus apremiantes necesidades, sino buscando tener cooptados los votos de esos ciudadanos para su futura ambición política, la alcaldía de Rosarito, oligofrénico sueño que está muy distante de que se le haga realidad a ella, y se convierta en una pesadilla para los rosaritenses.
Falta un poco más de un año para que se definan las candidaturas para el proceso electoral del 2016, la política es de circunstancias, y en ese tenor, no podemos asegurar que Laura Torres no logre su cometido, hecho que de darse, será un desacierto de los priistas, lo lacerante será que llegue a ganar la alcaldía.
En política todo puede pasar…….
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