Por Gerardo Díaz Valles
En la víspera por la sucesión rectoral (que feo se oye esto) en la Universidad Autónoma de Baja California, prevalecen mas sombras que luces en una polémica reciclada como estéril y seguimos con un mar de dudas en torno a lo que realmente sucede en la llamada “Máxima Casa de Estudios”. Aun con el sobado argumento, mediocre, timorato y simplón de: “mejor así, que politizar el tema hasta tener una universidad contaminada y fuera de control como ocurre en muchas partes del país”.
La UABC sigue atrincherada y solo nos enteramos de que se perdieron algunos milloncitos desde que amparados en su “autonomía”. La Nomenclatura de su Gobierno, enclaustrada en su “castillo de pureza”, justifica y trivializa el asunto, que se vale apostar en la Bolsa de Valores, para salir al paso con los enormes gastos que implica “masificar” la universidad. Que estupidez es esta?. Hasta aquí respaldamos el intento, de algunos legisladores quienes insisten en abordar el tema y llegar a algún lado. Más cuando el rector saliente Felipe Cuamea Velázquez reciba el respaldo de su junta de gobierno y se jacta de que su bandera ha sido “la transparencia”, lo que se debe demostrar andando, en los hechos, con las cartas en la mesa y no quedarse en meras declaraciones de pasillo. En nuestra calidad de egresado de la Escuela de Humanidades Campus Mexicali, vimos como desde el arribo del panismo a la gubernatura, como la dirección de la Casa de los Cimarrones dio un giro de media vuelta, solo para constatar el fuerte interés de los grupos de poder por tomar control de la (nuestra?) Universidad. Y de paso consolidar el acendrado conservadurismo que ha marcado al estudiantado y a nuestra “Alma Mater” desde su surgimiento en que mediante porros a sueldo fueron sofocados los brotes de insurgencia que solo exigían esto, transparentar, ventilar y democratizar sus procedimientos por una excelencia académica. Seguimos viendo una universidad socialmente desvinculada, incluso cómplice de los pésimos gobiernos. Una derechización infundida con un “renovado” discurso disfrazado de democracia y una muy discutida transparencia. Acaso las cosas cambiaron para seguir igual en la UABC, lamentablemente. Por la realización plena del Hombre, bueno sería que empecemos a poner las cartas sobre la mesa, dejar de hablar con medias verdades y hacer a un lado las manipulaciones y apasionamientos. Bueno hasta el hombrecillo de su escudo sigue sin definir su sexo, y de allí tal vez bueno sería seguirnos hasta la conveniencia de arriesgar capitales en la Bolsa de Valores o viceversa. De lo contrario el tufo de la desconfianza, seguirá aflorando peligrosamente. La duda sigue señores, “mucho ruido y pocas nueces”, hasta donde queremos llegar?.
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