Lo negaran y dirán que fue espontaneo, pero dieron la impresión de que fue planeado el encuentro ¨casual¨ que el sábado alrededor de las 13:30 hrs, se llevo a efecto entre el Secretario de Gobierno, los regidores, Zuldma Beltrán y Jorge Arévalo, con quince elementos de la policía municipal de Playas de Rosarito, a la entrada de palacio municipal.
Lo cierto es, que quien lo ideo e impulso soterradamente deja en claro que va en contra de la política pública que en materia de seguridad el alcalde Silvano Abarca quiere llevar a efecto en busca de dar solución al serio problema de inseguridad que ya registra la comunidad, con la propuesta a la dirección de la policía municipal de su aun jefe de escoltas, Joaquín Olea, quien de acuerdo al edil, se encuentra preparado, certificado y cuenta con su plena confianza.
Y no es de tenerse en duda, de que éste tipo de maniobra proceda de alguien cercano a él, de alguien que quiere sacar tajada del deseo genuino de los policías por tener oportunidad de servir a sus conciudadanos en uno de los cargos a cubrir, que guarda un interés muy particular por tener el control de la policía municipal y con ello, obtener jugosos dividendos económicos sin importar arrastrar a la corporación a los niveles de corrupción y ligas con el crimen organizado como antaño.
El primer edil debe de hacer una investigación a fondo para conocer quién es el personaje que soterradamente va en contra de sus acciones y decisiones, los enemigos de Silvano se encuentran al interior de su gobierno, no en el exterior, o al menos aun no han dado señales de su presencia.
Y es que los preventivos se apersonaron ante los funcionarios para pedir, en un lenguaje de queja y exigencia, que las designaciones de director y comandante de la policía municipal, salieran de entre las filas de la corporación, es decir, de entre ellos, aquí también el escribidor ignora si los genízaros arribaron al sitio del dialogo con la representación del resto de la tropa, o fue por muto proprio.
Expusieron eso sí, que los motivos y las razones que los orillaron a tal pedimento y actitud, son las malas experiencias que han vivido con los últimos tres directores de la corporación (militares), desde la administración de Hugo Torres, que fue la primera ocasión en que llego Montero para asumir el mando, hoy por ello, quieren que los nuevos responsables emerjan de entre las filas de la corporación.
Todo parecía estar dentro de la normalidad hasta que algunos de los ahí congregados abrieron la boca y externaron sus pasiones a través de propuestas para ser consideradas por el gobierno de Silvano Abarca, como titulares de la dirección y comandancia operativa de la policía municipal rosaritense, sin dar sus nombres de pila nombraron sus apellidos, sin dejar en claro, si los propuestos conocían de sus intenciones y estaban de acuerdo, ellos son, los licenciados Bernal, Adolfo Santiago y Raúl Paredes.
Lo que resulta extraño y que fue observado por el Secretario de Gobierno, ya que la gran exigencia de los quejosos es la falta de oportunidades para demostrar su capacidad, efectividad y compromiso, ya que ninguna de las proposiciones se encuentra dentro de las filas de la policía, ni en la operatividad o las áreas jurídica y administrativa, lo que sin remedio hace pensar que los planteamientos fueron inducidos a los agentes para su presentación por intereses ajenos a la corporación preventiva.
Ante tal situación, le surgen a este escribidor las inocentes preguntas:
¿Qué tienen la dirección y comandancia operativa de la policía municipal rosaritense, que es tan ambicionada y peleada?.
¿Por qué los policías exigen que se les dé oportunidad de demostrar su capacidad, confiabilidad y compromiso con la ciudadanía y ofrecen nombres de quienes no se encuentran en sus filas, para asumir los mandos?.
¿Quién o quiénes son los que ambiciona el control de la corporación, yendo en contra de las acciones y propuesta de Silvano Abarca?.
Pronto debemos tener las respuestas.
El colorido de ésta reunión ¨casual¨ entre policías y funcionarios, fue la intervención de la regidora Zuldma Beltrán, quien no desaprovecho la ocasión para ir con todo en contra de Montero, de su trabajo en la corporación, se cobro la cuenta pendiente que tenia con el militar en situación de retiro, no le perdona que no le haya aceptado a su hermano como jefe del área jurídica de la policía al inicio de la administración y que la haya evidenciado como ignorante parlamentaria y laxa en sus responsabilidades como presidente de la Comisión de Seguridad Publica.
Solo resta, que los regidores cumplan por primera ocasión con su obligación, y si sufragan a favor de Joaquín Olea, sea porque reúne y cumple con los protocolos que exigen las leyes y ordenamientos de la materia, y no porque comercializaron como es su costumbre y practica parlamentaria, su voto al alcalde.
Ya lo veremos..
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