Por Gerardo Díaz
Luego de platicarme sobre aquel episodio, mi amiga Romina me cuestiona a “quemarropa”, bueno si es todo un personaje de Rosarito, entonces porque nadie escribe de ella?, sobre ese exótico y raro espécimen que desde hace algunos años se enquistó en el pueblo, asentimos. Me quedé pensando y le dije que tenía razón. Y es que…La Abuela Canela falsaria y perversa, sigue destilando su veneno sin ton ni son por donde pasa. Muchas veces se le oye proferir una sarta de maldiciones y amenazas a sus no pocos adversarios gratuitos, pero la que más le recuerdan algunos es aquella que dice “con lo que se te y con mi veneno, te voy a hundir”.
La también conocida en algunos círculos como “La Lady de Rosarito”, usa un método simple y añejo, explota su condición de género y literalmente se tira al piso con aquello de ser una mujer indefensa que lucha y se esfuerza por abrirse paso en la vida. Otra de sus estratagemas es que seguido da la mala nota para sacar provecho de ello, pues al parecer ese es su fuerte y lo ha sabido explotar con creces. Se disfraza, según sus propias palabras, como “una mujer ejecutiva de éxito”. “Toda una dama de sociedad”. Pero quienes la conocen un poco más, están convencidos de que sigue siendo la misma analfabeta funcional, rancia y hueca de toda su inmunda vida, me comentaba muy contrariada mi amiga Patricia. “nunca conocí a una persona que infundiera, proyectara y transpirara tanto odio, mucho odio”. Aunque ya arrastra sus patitas por el peso del tiempo, nada merma su monumental desprecio a la vida que le impulsa a salir a las calles en busca de reconocimiento público. Se le puede ver tomándose fotos un tanto forzadas en reuniones, conferencias, cocteles y demás eventos. Pero al abrir sus pequeñas fauces demuestra su verdadero rostro, como le sucedió aquella noche de Septiembre, cuando la Lady se le ocurrió acudir a presenciar en un conocido bar la publicitada pelea del Canelo vs Mayweather, que resulto ser una pelea infame, cuando ya envalentonada por el licor, nuestra “villana” empieza a increpar a algunas personas presentes y peor aún, se pone a darles de flashazos con cámara fotográfica, desatando la ira del señalado quien le advertía de que se dejara de cosas. Al no obtener respuesta y ya sin paciencia, el sujeto de marras se levanta y le sorraja tremenda izquierda con efecto retardado, hasta obligar a la dama a acostarse en el suelo. “volaron lentes, gafas, plumas y pelos”, comento uno de los presentes. Desde entonces le apodaron la “Abuela Canela” y varios proponen que el lugar donde la anciana quedo postrada viendo estrellitas, sea marcada una silueta, donde diga: “Aquí cayó la abuela del Canelo”. Hoy el lugar luce más tranquilo y solo algunos sonríen al recordar aquel episodio que amenizo al pueblo.
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