Por Gerardo Díaz Valles
El próximo Gobernador Constitucional Electo de Baja California, Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid, dejo ver su lado sentimental el otro día que se reunió con los Diputados de la XXI Legislatura, al sollozar de emoción y prometer de nueva cuenta que gobernara con mucho cariño, gran entrega y responsabilidad. Sobre todo se le quebró la voz cuando en tono vehemente conminaba a los presentes a “hacer de Baja California el hogar que queremos, para crecer como seres humanos y como personas, como lo creí desde aquel 1989 cuando un amigo me invito a colaborar dentro de Acción Nacional”.
Y así, entre elogios mutuos y rostros amables (algunos no tanto), transcurrió el singular evento, en donde de frente y muy frescos, los representantes de los diferentes medios informativos pudimos ubicar a cada uno de los nueve representantes de los nueve Partidos Políticos que integraran la nueva legislatura local. Lo que nos hizo recordar a los Diputados que se van y en qué forma sumidos en el peor desprestigio y el dispendio. Pronto nos acordamos de ese mexicanísimo refrán: “zapatito nuevo donde los pongo; chancla vieja en donde te aviento”. Pero hoy me concentro en el Gobernador Vega, pues en verdad creo que el “Kiko”, trae muy buenas intenciones de consagrarse como el mejor gobernador que hayamos tenido los bajacalifornianos. Pues llegar a ese lugar le costó mucho: desvelos, sufrimientos, años de lucha, amarguras, corajes, sinsabores, frustraciones; pero también, y quiero creer que es así, las lecciones suficientes que da la mansedumbre y la madurez necesaria para darse cuenta de que el gobernar desgasta y que los gobiernos panistas deben aplicar cambios urgentes y de fondo para retomar los principios de doctrina y los ideales del Humanismo Político de su partido. Rodearse de los mejores. Escuchar y atender a la gente sin poses y sin decir nombres, alejarse de las posturas anodinas, de los mismos pedantes y sangrones que llegaron al poder y pronto se olvidaron de sus orígenes y hasta el modo de andar les cambio y hoy se sienten soñados, como tocados por Dios y luego miran al pueblo, por el rabillo del ojo. El pueblo ya está harto de esta casta de bribones integrantes de grupos de privilegiados, camarillas especie de mafias que operan con toda impunidad desde el gobierno para servir únicamente a sus intereses. En Rosarito también ansiamos ver un cambio y tener a un gobernador de tiempo completo, que ya no nos hagan el “fuchi”, que recorra la comarca y que cuando llegue a las conferencias de prensa no pongan a un patán que nos limite a tres preguntas y nos coarte nuestra labor informativa en forma por demás insultante y denigrante. Y ya entrados en gastos, Mr. Kiko, pedirle una sala de prensa digna y funcional para facilitar la labor informativa de comunicadores serios y de probada trayectoria profesional. Digo se vale soñar en aquello que tanto pregonaba en su chispeante campaña…
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