Por Gerardo Díaz Valles
La estrepitosa derrota del PRI en el caso de la alcaldía que buscaba don Enrique Esquivel Haros, solo vino a confirmar que todo era parte de un bien armado “teatro” con el que se maquillo la entrega de la plaza de vuelta a los azules. No había para más. Incluidas las recientes rasgaduras de vestimenta, los airados reclamos y gritos de traidores, pasadas las elecciones. Lo anterior si se considera que lo que mal inicia, mal acaba y fue esta una de las campañas más desastrosas de que se tenga memoria a nivel local. Una derrota digna de ser analizada a la luz de los acontecimientos previos a dicho proceso o al menos tratar de asimilar los porqués y quienes contribuyeron a dicha derrota anunciada.
Pues solo unos cuantos y quizás el propio Enrique o su círculo familiar, sus colaboradores, creyeron que tenían al menos un mínima posibilidad de alcanzar el triunfo. Y es que Rosarito da y quita, como en su momento fueron también penosas las derrotas del priista, Javier Cital Camacho a quien los negociadores de las candidaturas, pretendieron imponerlo a los rosaritenses a como diera lugar. Cartabón que casi al pie de la letra imitaron los de enfrente, con un candidato tan brillante como infumable por pedante, Raúl Leggs Vázquez. Y es que en el caso de Esquivel Haros, fue un candidato que nunca camino en todos los sentidos, ni en su persona, ni en su equipo, ni en su maquinaria de campaña, con todo y que gracias a nuestro colega y amigo periodista, Santiago Flores, fue el único que le puso candela, chispa, ingenio y un poco de creatividad a su alicaída campaña, al quedar en claro que una contienda no se gana con desplantes o frases armadas al vapor, a vote pronto, cual meras ocurrencias para salir al paso a la presión de una campaña de este vuelo. Se necesita capacidad y talento para ello y a nuestro parecer no lo hubo en torno al candidato tricolor, lo que contribuyó a que a la postre, fuese un producto muy difícil de vender. Toda proporción guardada con el candidato a la gubernatura, Fernando Castro Trenti a quien le paso algo similar y como dijera el Ingeniero Jorge Hank Rohn, de que fueron candidatos que no “prendieron” en el ánimo de los de por si escasos electores. El divisionismo entre las filas y la supuesta alianza “Compromiso por BC” fueron más evidentes de este lado, aunado de que no se reflejó la inversión de recursos necesarios, al menos en quienes pudieron fungir como operadores y multiplicadores del voto en las colonias. Peso más la voracidad de los “coordinadores” y aferrados a los cargos directivos, que la calidad del equipo y suma de talentos para la campaña. Pesaron más los desplantes de soberbia, vanidad y petulancia de algunos candidatos, como Laura Torres Ramírez con toda su campaña alterna, desaires y marcada distancia con su compañero candidato. Pesaron más las trastadas de quienes orquestaron una tardía campaña sucia de desprestigio y lodo contra el candidato de enfrente. Con un contundente efecto “bumerang” y con lo que solo evidenciaron su temor, fobias personales y falta de propuesta para el electorado…. Finalmente, por este medio expresamos nuestra consternación por el homicidio del Padre Ignacio Cortez Álvarez, conocido con cariño como el “Padre Nachito”, y exigimos a las autoridades investigadoras resultados contundentes en torno a este y otros crímenes que han estremecido a los ensenadenses.
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