Por Gilberto Lavenant
A sólo unos días de los comicios del 1 de julio, el Presidente Felipe Calderón se reunió en Los Pinos con varios de los panistas de sus confianzas. La idea fue, básicamente, responsabilizar a Gustavo Madero por la derrota de la candidata panista y “vender la idea” de la necesidad de refundar el partido, a partir de la renovación de su dirigencia.
Esto cimbró las estructuras del partido blanquizul, formándose dos bloques. El de los afines a Calderón y el de los seguidores de Madero. Por primera vez Calderón sintió, “en carne propia”, lo que implica la pérdida del poder presidencial, aún ostentando el cargo. Calderón pretendía que se apresuraran las cosas, para que las bases y acuerdos al respecto, se tomaran antes de que concluya su mandato. Sin embargo, podría decirse que los radicales no estuvieron de acuerdo en que se alterara el calendario nacional del partido. Además, la óptica presidencial describió a un partido blanquiazul hecho añicos, al que sería necesario reconstruir, piedra sobre piedra. La dirigencia partidista, encabezada por Madero, tratando de minimizar culpas, señaló que no era para tanto, que más que pensar en una refundación, lo prioritario era reflexionar sobre las cusas o motivos de la derrota. Hay una conseja popular que advierte : “…si no puedes con el enemigo, únetele”. Entonces, Calderón cambió de estrategia. En lugar de llamarles fracasados o responsabilizar a las dirigencias por la derrota, les dijo que todos son responsables, el gobierno panista, las dirigencias panistas y todos y cada uno de los panistas. Para acabar pronto. Además, les explicó qué implica hablar de la refundación del partido blanquiazul. Para empezar, les dijo que la refundación del PAN será un esfuerzo "colosal" y que no es una cuestión del término, sino de fondo. Les dijo que Acción Nacional requiere de un proceso profundo de reconstrucción, con una vuelta a los valores del partido. "Pienso –expresó- que podemos volver los ojos para tener no ahora la militancia que tenemos, sino a las mejores y a los mejores ciudadanos que podamos tener. Una militancia que crea en lo que nosotros creemos, en términos de principios y valores, una militancia que sea capaz de luchar con el mismo ideal con que el PAN fue fundado. Por eso, hay que refundarnos, nuevamente". La disertación o reflexión al respecto, fue en un encuentro privado, la noche de lunes con legisladores panistas, allá en Querétaro. “El PAN –insistió- requiere de una militancia capaz de defender una casilla, sin necesidad de pagarle a los representantes de casilla, como ahora se hizo. Y es preferible tener una militancia reducida a tener una militancia masiva, que nunca sabremos para qué intereses trabaja. Es muy posible que esa propia militancia haya trabajado para otros intereses". Los panistas hablan sin rubor de pagos a sus militantes, para participar en los comicios. Y nadie los acusa de corruptos o perversos. Para evitar controversias por el término a utilizar, Calderón les dijo que le pueden llamar como quieran. “Llámenle refundación, reconstrucción, manita de gato. Llámenlo como quieran, pero lo importante es lograr del PAN un instrumento de transformación cívica ciudadana". Obviamente no es lo mismo una cosa que otra, como no es lo mismo dar “gato por liebre” o “revolcar la misma gata”. Sin embargo, “aplanó” el terreno, para que nadie se sintiera aludido. Les dijo que la derrota del PAN, en las elecciones presidenciales, es responsabilidad de todos, del gobierno federal, del partido y del equipo de campaña. “¿Es responsable el gobierno? Sí señores, sí es responsable el gobierno. Cualquier partido político que gobierna, si no es capaz de refrendar su responsabilidad sobre los ciudadanos, tiene una carga de responsabilidad que no puede eludir”. “¿Es responsable el partido? Sí, sí es responsable el partido, en la medida en que no es capaz de suscitar la mínima aquiescencia y aprobación de los ciudadanos para poder refrendar, precisamente, su mandato”. “¿Es responsabilidad de la campaña? También puede ser. Creo que hubo muchos factores que nos afectaron y valdría la pena revisarlos, por el necesarísimo deber de no cometer los errores que sí existieron”. Seguramente muchos panistas pensaron que posiblemente las cosas hubiesen sido diferentes, si quien les hablaba en esa forma, cuando está por concluir su mandato, les hubiera hablado en términos similares al inicio y a la mitad del camino. Muchos saben que Josefina Vázquez Mota, como candidata panista presidencial, tuvo como rivales no solamente a los candidatos de otros tres partidos políticos, sino a la gente del Presidente. Esto fue obvio. Pero nadie se atrevió a decírselo en su cara. Débil, pero aún es Presidente de la República. Calderón dijo a sus correligionarios, que uno de los riesgos a enfrentar, es la división, y otro, lo es el suponer que no pasa nada, que todo obedece a la perversidad de los adversarios y que los panistas están bien. "No, amigos y amigas, no estamos bien. No es así y nuestro problema, viéndolo bien a fondo, tampoco deriva de la última campaña, exclusivamente. En ese sentido, está bien dicho, lo he dicho, lo sostengo y lo sostenemos varios: lo que nos ocurrió obedeció a una multiplicidad de factores, donde todos somos responsables y donde por lo mismo todos somos responsables de resolver”. Dicen que reconocer males propios, es un buen principio. Pero lo más importante es no volver a cometerlos, una vez que el triunfo o la suerte parezca favorecerles. gil_lavenants@hotmail.com
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