Por Gilberto Lavenant
La última, o al menos la más reciente de Andrés Manuel López Obrador. No se trata de ninguna broma, aunque a nadie se le prohíbe que suelte la carcajada cuando se entere que el “peje” presentó innumerables pruebas del presunto fraude electoral.
A partir del mismo día de los comicios, cuando se anunció que las tendencias favorecían al candidato priísta Enrique Peña Nieto, el tabasqueño echó a andar su “Plan B”, previamente concebido, para tratar de lograr la anulación de las elecciones presidenciales. Desde entonces, Andrés Manuel ha dicho que las elecciones presidenciales fueron un desastre, que representan una vergüenza nacional. Que tiene miles de pruebas para acreditarlo. Para que no pongan en tela de duda sus aseveraciones, y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, determine la anulación de los comicios, el martes de esta semana presentó muchas de las que considera son pruebas para acreditar las irregularidades denunciadas. Un Notario Público hizo constar la enorme lista de constancias o elementos probatorios del fraude electoral. Para que luego no digan que no hubo tales. Las pruebas consisten en 3 mil 623 utensilios, como vasos, ropa de mujer, comales, sombreros, maquillaje femenino, cafeteras, gorras, agendas, así como animales de corral, tales como patos, gallinas, dos guajolotes, un borrego y un cerdito. Con esas “pruebas”, ya nadie podrá dudar de que efectivamente hubo compra de votos a favor de Peña Nieto. En la oficialía de partes del Trife, López Obrador y sus seguidores presentaron 55 cajas, conteniendo muchas de esas pruebas. Bueno, también jaulas y pequeños corrales con los animales. Estos, se los enviaron de Guerrero, Campeche, Zacatecas y Veracruz. Previo a la presentación de dichas “pruebas”, López Obrador ofreció una conferencia de prensa, para mostrar las “evidencias del fraude electoral”. Lo acompañaron el Notario público 128 del Distrito Federal, Sergio Navarrete Mardueño, así como el representante del PRD ante el IFE, Camerino Eleazar Márquez, y el abogado Jaime Cárdenas Gracia. En la conferencia de prensa, el notario refirió con detalle las pruebas de la presunta compra de votos: Destapadores, 153 vasos, un transportador –geométrico- , un traje de dama, 96 tortilleros, cinco tupperware, 12 termos, 10 tazas, 12 tarjetas postales, 25 calendarios, cuatro pegamentos de los llamados stickers, cuatro sombreros y artículos de maquillaje para dama. Así mismo, 115 portalápices, 225 plumas, una plancha, 6 perfumes, 27 pelotas con logotipo del PRI, 9 teléfonos celulares, 80 paraguas, 5 tortilleros, 3 paños de limpieza, 5 marcos para fotografía, seis manteles, 103 mandiles, una maceta, 77 lupas, 12 llaveros, tres lámparas, seis lápices labiales, 66 jarras para agua, una computadora, 11 hieleras, 241 gorras, un frasco, seis folders, 14 estuches de sombras para ojos de mujer, un envase de refresco, 110 encendedores, 18 cubetas, 7 costureros, comales troquelados con el nombre del candidato del PRI, dos carritos para mandado, 92 calendarios, dos cafeteras, 29 botiquines, 214 bolsas, dos agendas y 150 abanicos. A esas “pruebas”, agregaron tarjetas de Buen Vecino, Bancomer Prepagada Internacional, de Banamex Perfiles, Monex Lealtad Master Card, tarjeta Soriana “a precio por ti”, tarjeta Bancomer de pagos, tarjeta “Tamaulipas siempre gana”, tarjeta “apoyo a la mujer” Bancomer y tarjeta de Regalo Wal-Mart, así como 3 mil 979 tarjetas conocidas como monedero electrónico. Para López Obrador, esas constancias son más que suficientes para acreditar las irregularidades denunciadas. “Estamos hablando –dijo Andrés Manuel- de violaciones graves a la Constitución, al artículo 41, que establece que las elecciones deben ser libres y auténticas”. Incluyen también 221 testimonios de ciudadanos que afirman ser testigos de la comrpa de votos a favor de Peña Nieto. Todo ello fue referido en un escrito de 44 fojas. Los magistrados del Trife, deberán revisar todas las “pruebas” presentadas por Andrés Manuel, a fin de emitir la resolución correspondiente durante la primer semana de septiembre. Expertos en derecho procesal electoral, están sorprendidos por la cantidad y calidad de las “pruebas”, pero lo que más les ha intrigado, es conocer la forma en que habrán de desahogar las “pruebas animales”. Si será un interrogatorio directo, si podrán conseguir traductores o si podría darse el caso de que los animalitos se negaran a declarar. Ya pueden soltar la carcajada, si esto pudiese parecerles gracioso, pero lo cierto es que más que algo chusco, es totalmente grotesco. Es una verdadera burla hacia los mexicanos, pretender acreditar con tales “pruebas” el supuesto fraude electoral. El 6 de junio del 2012, apuntaba aquí en Palco de Prensa, que auque –más que todo como una forma de descalificarlo- diversos actores políticos refieren a Andrés Manuel como mesiánico, alucinado, desquiciado, es un enfermo mental, según diagnóstico psiquiátrico, cuya autoría se adjudicaba, presuntamente, al prestigiado médico de Tijuana, Hermilo Fernández. Observaba que el tabasqueño tiene un trastorno de la personalidad, que quizás no fuera tan grave si se tratara de un ciudadano común y corriente, pero que en su caso era sumamente grave, pues aspiraba a ser Presidente de México. Tal referencia provocó el malestar o enojo de muchos de los seguidores de Andrés Manuel. Hoy, por cuanto hace a las “pruebas” señaladas, tendrían que reconocer que López Obrador no está loco, sino “chiflado de remate”. Pretender que se anulen elecciones presidenciales, presentando como “pruebas” de supuestas irregularidades, borregos, patos y gallinas, es algo más que una locura. Lástima de aquellos –incluyendo distinguidos intelectuales- que le siguen y le ubican como líder social. Dime con quien andas, y te diré quien eres. gil_lavenants@hotmail.com
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