Por Gilberto Lavenant
Pocos saben, que para identificar a un culpable respecto a hechos concretos, basta enfrentarle y esperar a ver cómo reacciona.
Los diputados priístas no batallaron mucho para identificar a quienes los espían. Bastó una zarandeada al “alámbre” y cayeron los “pajarracos”.
En principio, cuando se anunció que citarían a los principales colaboradores del Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, para que informaran sobre las labores de espionaje, los nombres o identidad de los empresarios, políticos y periodistas, objeto de las mismas, muchos rieron, suponiendo ingenuas las pretensiones de los legisladores.
Igualito que los policías suponen de ingenuos a los ciudadanos en general, cuando presentan a un detenido “confeso” de una serie de delitos, con evidentes huellas de tortura, y la versión oficial indica que por mera casualidad lo encontraron por ahí y cuando lo cuestionaron, solito “cantó”, o sea confesó todas sus andadas. Y hubiera contado muchas más, si no lo frenan.
En este caso, los funcionarios estatales, Cuauhtémoc Cardona Benavides, Secretario General de Gobierno, Rommel Moreno Manjarrez, Procurador de Justicia, y Daniel de la Rosa, Secretario de Seguridad Pública Estatal, no acudieron a la Legislatura Estatal en calidad de detenidos, ni de presentados. Simplemente atendieron un llamado formal. Y aduciendo que quien nada tiene, nada teme, pues acudieron.
Además, iban preparados para responder los cuestionamientos, por severos y directos que pudiesen ser. Suponían que con negar cualesquier acusación, bastaría. De paso llevaban bien aprendido el “rollo oficial” sobre la coordinación y el combate al crímen organizado.
Lo que no se esperaban es que los diputados tuviesen en sus manos “los pelos de la burra” y que efectivamente estos eran de color café. Les mostraron las facturas de las compras del equipo espía, nada barato, por supuesto, y empezaron a sudar frío. De pronto reaccionaron como los malandros cuando los sorprenden “infragantis”. Entonces, la reacción los delató. Perdieron la serenidad aparente. A eso es a lo que se le puede referir como la zarandeada del “alámbre” que ocasionó la caída de los “pajarracos”.
Los funcionarios estatales salieron del edificio legislativo, como se dice vulgarmente, “con la cola entre las patas”. Habían fallado en su misión de desvanecer las sospechas de espionaje y ahora tendrían que enfrentar las reacciones violentas de su jefe, el Gobernador Osuna Millán, que cuando se enoja, se enoja. Lo ha dicho en otras ocasiones, que cuando lo buscan, lo encuentran.
La regañada que les ha de haber puesto al trío de “pajarracos”, seguramente fue severa. Pero no los botó de la chamba, por los tiempos electorales. Simplemente se las sentenció. Que se atengan a las consecuencias.
Dos días después, en los medios impresos, dirigido a la opinión pública, el Gobierno del Estado publica un desplegado, tratando de diluir un poco la gravedad del asunto, pretendiendo hacer aparecer las acusaciones de espionaje, casi como algo personal del diputado Julio Felipe García, coordinador de la fracción priísta en la Legislatura Estatal.
Para nada se niega la revelación que Cardona Hizo a Julio Felipe, en charla informal antes de dicho encuentro, en el sentido de que el único que podía realizar labores de espionaje, era Daniel de la Rosa, Secretario de Seguridad Pública, si así se lo ordenaba el Gobernador Osuna Millán.
Fue un desplegado lleno de lamentos y pretendidas justificaciones. De negativas genéricas en cuanto a la posibilidad de que funcionarios estatales estuviesen realizando labores de espionaje. Que el equipo tecnológico, descubierto, fue adquirido con la anuencia de la Legislatura Estatal y el Sistema Nacioal de Seguridad.
La verdad es que la versión oficial, aunque fue a sólo 48 horas de la zarandeada que tumbó a los “pajarracos”, fue una reacción tardía e inverosímil. Hay quienes dicen que no se sorprendieron por tal descubrimiento, que ya es algo común, pero la verdad es que empresarios, políticos y periodistas, entre otros muchos, quedaron plenamente convencidos de que, contra su voluntad, son espiados. Que cuando alguien advierte que “hay pájaros en el alámbre”, efectivamente los hay.
Eso de que “…El Gobierno del Estado manifiesta su respeto a la vida privada de los ciudadanos y pone todos los instrumentos legales a su alcance para procurarles el pleno respeto a sus libertades y derechos individuales”, la verdad, ni ellos mismos se la creyeron.
Por cierto, el Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Oscar Vega Marín, al ser cuestionado sobre las acusaciones de espionaje en contra del ejecutivo del Estado, aparentó desconocer el tema y sobre todo la existencia del equipo espía, y aseveró que interferir llamadas, es legal, pero bajo las condiciones previstas en la ley, o sea mediante orden de juez competente. El Gobernador Osuna Millán, no tiene facultades para ordenar labores de espionaje, ni aunque sea el jefe del Secretario de Seguridad Pública Estatal.
El asunto es más grave de lo que parece. Ya hay dos denuncias penales ante la PGR, sobre esto. Como la justicia se maneja con tintes políticos, seguramente no se concluirá esta investigación durante la administración de Felipe Calderón. Pero luego de esto, si el PAN es desalojado de la Presidencia de la República, es casi seguro que se seguirá hasta las últimas consecuencias. Varios “pajarracos” podrían ser encerrados en la “jaula”.
Hay varios empresarios, políticos y periodistas, interesados en que se les invite a realizar un “tour” a fin de conocer el equipo espía. A la mejor encuentran sus nombres, entre los espiados. Esto complica las cosas para la sucesión de la gubernatura estatal en el 2013.
gil_lavenants@hotmail.com
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