Por Teresa Gurza
Extraña es la vida.
Hace doce años Vicente Fox ofreció a los mexicanos sacar a las tepocatas a patadas de Los Pinos; ahora pide dárselas a Josefina, para que puedan regresar.
Cuando habla Fox de sus razones para apoyar la candidatura de Enrique Peña Nieto a la presidencia, no puedo sino lamentar una vez más que la desesperación, hartazgo y odio que había contra el PRI en el 2000, hayan llevado a tantos millones de compatriotas a optar por este tipo para presidente.
Sintomático de cómo estamos que ese hombre que atrajo a multitudes casi únicamente por sus insultos contra los priístas rateros; y sus promesas de que una vez en el poder, aplastaría con sus botas y sometería a juicio legal, a las alimañas, víboras prietas y tepocatas que infestaban el gobierno, promueva ahora el voto a favor del PRI.
Hoy todos sabemos que no cumplió su compromiso; y que por creer en él, sus votantes desperdiciaron el año 2000 la oportunidad de darle a México otro rumbo, con Cuauhtémoc Cárdenas como presidente.
Por eso es increíble que como si nadie tuviera memoria, exprese actualmente su “rechazo absoluto y total al populismo, a la demagogia, al engaño” como si él hubiera destacado por cumplidor.
Ya presidente, olvidó todo y se hizo amigo de muchos de los que criticaba y amenazaba con cárcel; como Elba Esther Gordillo, a la que besaba y abrazaba seguramente por consejo de su esposa Martha Sahagún; que es con quien Fox dice consultar lo que debe y no debe hacer.
Y a la que pone al nivel de una almohada, al asegurar que todo lo que hace o piensa “se consulta en la almohada o con Marta”; así tal cual, la almohada y la “señora Martha” la misma cosa.
Sus últimas declaraciones indican que el fondo y la ética del expresidente, no se modificaron en nada.
Que los 12 años transcurridos desde que fue electo, se le fueron sin dejar huella; que su paso por la presidencia, lo dejó intelectual y moralmente igual; y que sigue siendo “el alto vacío” como lo calificó uno de sus correligionarios; sólo que más viejo y mucho, mucho más rico.
Nos queda claro que en sus seis años como gobernante no aprendió una jota; y que su contacto con estadistas mundiales, líderes de opinión y personajes de la cultura fue en vano; porque ni aire le dieron, no le dejaron enseñanza alguna.
La única diferencia podría ser que el candidato inculto, disfrazado de campesino con botas, desconocedor de la historia, campechano y sencillo, pudo engañar a millones; que no lo siguen ahora que se las da de intelectual con su Centro Fox.
Y como es obseso tiene la misma cantinela y para ganar el favor del puntero, sigue repitiendo como perico que si Andrés Manuel López Obrador gana la presidencia “será el caos, el desorden, y la pérdida del futuro para los jóvenes”.
Como si en los sexenios panistas, los jóvenes no hubieran perdido futuro, educación y trabajo; y decenas de miles de ellos, incluso la vida; porque según los datos más de la mitad de los 70 mil asesinados durante el gobierno de Calderón, eran menores de 35 años.
Que ridículo que el hombre que hace pocos años se les daba de duro con el PRI, se haya convertido en propagandista al servicio de uno de sus más emblemáticos representantes: Enrique Peña Nieto, en detrimento de su correligionaria Josefina Vázquez Mota.
Y por cierto, que la que se precia de ser gallina con huevos ha mostrado que no los tiene; y mostrado a estas alturas de la campaña su talante reprimido y represor al llamar cuchi cuchi a las relaciones sexuales; y al pretender meterse en las recámaras de sus partidarias.
Con eso, Josefina ha dejado claro que de respetuosa de las familias y de libertaria no tiene nada.
Y al pedir castigo sexual para los hombres que no voten, se coloca por encima de la ley; porque en México no se ejerce ninguna violencia y menos familiar, a quienes incumplen el deber cívico.
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