Por Alfredo Calva
Si en el diccionario del alcalde Carlos Bustamante Anchondo, existiera la palabra ¨Vergüenza¨ y su vanidad y egocentrismo le permitieran razonar, hubiese impedido que la inútil e incapaz de su Directora de Comunicación Social, Martha Zaldívar, diera a conocer el ¨premio¨, que sus ¨compas¨, los alcaldes que se encuentran inscritos en la Federación de Municipios de México, le entregaron bajo la ridícula y estólida divisa de ¨Premio Nacional al buen Gobierno Municipal¨.
A los integrantes de La Federación de Municipios de México, organismo que se constituyo para que los ediles de las diferentes demarcaciones de este país, los que así lo han querido, porque hay que señalar que existen alcaldes que ven esto como un simple y burdo pretexto de los funcionarios municipales para reunirse y disfrutar de los placeres de la vida con cargo a sus respectivos erarios, les ha dado por entregarse premios y reconocimientos a sus estulticias, haciendo gala de sus taras.
En esta ocasión, los concurrentes al evento tuvieron la jocosa y peregrina idea de hacer un reconocimiento con bombo y platillo, uno que le permitiese lucirse ante sus conciudadanos a Carlos Bustamante, y nada mejor para ello que otorgarle un premio bajo la premisa de una gestión caracterizada por la cohesión y reconstrucción del tejido social, y el impulso de su gobierno para lograr la recuperación de la tranquilidad ciudadana, a partir de los avances en materia de seguridad pública y la creciente reactivación económica del municipio que gobierna.
Obviamente que esta decisión no fue consultada con los tijuanenses, esta salió solo de la ocurrencia que genera la fiesta y el desvelo, las ganas de diversión y sobre todo, el ayudar a los ¨compas¨ cuyas administraciones se encuentran al borde del resquebrajamiento ante sus conciudadanos.
Se vieron en la necesidad de recurrir por segunda ocasión a este truco, ya que la primera ocasión, a finales del 2011, nadie les creyó, al igual que en esta, cuando en el clímax del festejo, a alguien se le engendro la idea de nombrar al edil tijuanense, como un baluarte de la administración por la reestructuración de la deuda pública y el reordenamiento de las finanzas lo que permitió una correcta aplicación de los recursos públicos, respondiendo así a una política social responsable de su administración.
Obviamente para los tijuanenses estas nominaciones hollywoodenses, son una afrenta, una ofensa a la capacidad intelectual de quienes radicamos en esta ciudad fronteriza y sufrimos desde el primero de diciembre del 2010, de una administración gubernamental corrupta e involutiva.
Y si no lo creen, que vengan a radicar a Tijuana, Salvador Manzur Díaz y Omar Fayad Meneses, sus recientes aduladores.
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