Por Álvaro Cueva (Milenio)
El PAN, según los mensajes de sus precandidatos, ya no es un partido, es un racimo de partidos. ¡Cuidado! ¿A usted le interesaría votar por una institución tan débil?
Ilustración: Mario Fuantos
De veras que es bastante penosa la situación de los precandidatos del PAN y no lo digo nada más por el triste caso de su consulta indicativa, ¿qué me dice de sus spots?
Si así pretenden competir por la Presidencia de la República, pues ya perdieron, se hundieron, desaparecieron. ¡Adiós!
No me cabe en la cabeza que alguien que quiere llegar a Los Pinos no pueda, ni siquiera, entender las barbaridades que dice cuando aparece en televisión.
Y aquí no nada más hablamos de Ernesto Cordero o de Santiago Creel, que acaban de estrenar anuncios. Hablamos de todos. ¡Ni a cual irle!
¡Pobre PAN! Después de haber sido el partido que cambió la historia de México, va que vuela para ser el que la termine reforzando. Es terrible.
¿Qué podemos decir a nivel macro de los spots de Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero y Santiago Creel?
Que son unos anuncios como de 1989 que carecen de lo más importante: de una esencia panista.
Uno los ve y si cambiara el sonido podrían servir para anunciar desde “Pare de sufrir” hasta condones Sico. Así de grave es la situación de estos precandidatos.
¿Cómo pueden entender los panistas que se trata de una publicidad dirigida a ellos? ¿Qué elementos hay en esos spots que le digan a la audiencia: esto es el PAN, sólo el PAN y nada más el PAN?
No y si nos vamos a la parte de los discursos, nos deprimimos de aquí al verano. No hay una unidad entre lo que dice un precandidato y lo que dicen los otros dos.
Es como si trabajaran para instancias diferentes, como si no hubiera una propuesta de partido, algo parecido a un acuerdo, a una lógica, una filosofía, a una mística.
El PAN, según los mensajes de sus precandidatos, ya no es un partido, es un racimo de partidos. ¡Cuidado! ¿A usted le interesaría votar por una institución tan débil?
No y si nos vamos a la parte de la producción, lloramos. Son spots marca patito, con la gente mal grabada. Desesperan.
Josefina Vázquez Mota o está bizca, o no le enseñaron a leer el prompter o es pésima leyendo, pero se nota a leguas que lo que dice ni nos lo dice de frente ni lo dice porque le esté naciendo.
Luego, es su discurso comienza diciendo que está orgullosa de su partido y acaba pidiendo paz. O sea, ¡cómo! ¿O está orgullosa, o está pidiendo paz o está orgullosa de que no haya paz?
No y ni hablemos de esa parte donde ella misma se pierde afirmando que su partido está hecho de mujeres, hombres y jóvenes libres, pero señalando, inmediatamente, que en México falta libertad porque hay pobreza.
¿Qué significa eso? ¿Que en el PAN sólo hay gente rica? ¿Que la gente pobre, por no ser del PAN, no es libre? Eso es un insulto, una posición clasista. ¿Quién le escribió ese anuncio?
Ahora, Ernesto Cordero no canta mal las rancheras. ¿Ya vio su nuevo spot? Es como para reprobar a sus autores.
El señor parece vendedor de cosméticos atendiendo a un grupo de amas de casa a mitad de una despedida de soltera, e igual en ningún momento nos mira a los ojos.
Siempre está observando hacia otra parte, como si le diera miedo, como si nos estuviera ocultando algo, ¡ah, pero eso sí!, tiene a su enjambre de hembras revoloteándole alrededor y chuleándolo como si en cualquier momento se fuera a quitar la ropa.
Gabriela Cuevas, para hablar de él, habla de Felipe Calderón. Mariana Gómez del Campo nos remite al tema de la generación de empleos. Y Eufrosina Cruz, de plano, lo define como la única garantía de continuidad.
En resumen, Ernesto Cordero no es Ernesto Cordero, no tiene personalidad propia, no existe. Es Felipe Calderón, Felipe Calderón dos, el precandidato “del empleo” sólo que en versión “pero a las mujeres de les encanta”.
¿Y qué me dice de la nueva publicidad de Santiago Creel? El señor, de plano, solito se mete el pie.
Comienza dando razones para la precandidatura de Josefina Vázquez Mota, continúa dando más razones para la precandidatura de Ernesto Cordero, pero a la hora de llegar a él mismo, ¿qué dice?
Que hace seis años perdió frente a Felipe Calderón. Dicho en otras palabras, que él es peor que Felipe Calderón.
¡No! ¡No! ¡Así no se puede creer en nadie! Y qué lástima porque de los tres precandidatos panistas el único que siempre nos ha mirado a los ojos ha sido Santiago Creel.
¿Cómo la ve? Están “buenas” las precampañas del PAN, ¿verdad?
¡Atrévase a opinar!
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