Por Gilberto Lavenant
La charrería, es considerada como el deporte nacional por excelencia en México. Son extraordinarias las suertes que los charros realizan a pie o a caballo y en especial con la soga, para atrapar o frenar a caballos y toros.
Las suertes son variadas y requieren de enorme habilidad y destreza. Entre las principales suertes, se mencionan la cala, los piales, las colas, el jineteo de toro, la terna en el ruedo, el jineteo de yegua, las manganas a pie o a caballo y el peligroso paso de la muerte.
Hay una suerte charra en especial, que vale la pena comentar. Se trata de la faena de los píales en el lienzo. No cualquiera la realiza. Charro, soga y bestia, hacen una magnífica combinación, un cuadro típico mexicano, que exalta el sentímiento de mexicanidad.
El pial consiste en detener a una yegua que, saliendo por la puerta del partidero y desplegando su carrera por el lienzo, es lazada exclusivamente de sus cuartos traseros por un charro que, montando en su cabalgadura, amarra su reata en la cabeza de la montura para chorrearla según sea necesario, restándole paulatinamente la velocidad a la yegua bruta hasta remachar su reata, deteniendo así totalmente la carrera del animal.
Se advierte que el charro debe de tener cuidado de que la reata no traiga vueltas atoradas por que le puede volar los dedos. Se dice que el exgobernador Roberto de la Madrid, aficionado a la charrería, practicando una de estas suertes, casi se vuela un dedo. Al final el índice le quedó lesionado, al parecer el tendón quedó roto, y llamaba la atención verle la diestra con el dedo siempre erguido.
Los conocedores indican que hay diferentes tipos de piales, tales como el pial de piquete, el pial floreado, y el pial de chaqueta. Todos por igual son espectaculares y dignos de ser admirados.
Curiosamente, a propósito de las suertes charras, cuando se habla de política, y en especial cuando se trata de calificar la calidad de los contendientes, comúnmente se les refiere o equipara con los caballos. De ahí se dice si es que son buenos o malos. La expresión más común, es cuando los pretensos no son muy buenos y se les refiere como caballada flaca.
Lo que pasa es que para que las suertes charras realmente luzcan, además de un charro hábil, se requiere un buen animal. En especial cuando se trata de recorrer distancias, que también es parte de las modalidades de la charrería. Hay yeguas que se comportan como mulas y nada más no responden, o caballos que nada más tienen la pinta, pero que a la hora de la hora, son pesados y lentos. Esto también se equipara o aplica en la política.
Pero insistiendo con lo de las suertes charras, en especial con los piales, referidas a la política local, es más o menos lo que se pretende hacer “en la cuadra priísta”. Soltaron en el lienzo a 16 aspirantes a ser postulados como candidatos al Senado, no todos tienen la estampa de ganadores, algunos, se nota a leguas, fueron agregados simplemente para “inflar la nómina”.
A todos se les advirtió que al recorrer el lienzo, algunos podrán ser frenados bruscamente, como ocurre con los piales. Libres quedarán solamente los que debido a su calidad, sean garantía de éxito al enfrentar a los “cuacos” de las cuadras rivales.
La estrategia fue planteada, pues los enviados del CEN del PRI encontraron un panorama difícil. Los aspirantes ya estaban apalabrados, incluso hasta presumían o hacían alarde de ello. Muchos priístas, que no estaban en la “lista selecta”, reclamaron juego limpio y equidad. Para evitar la desbandada y por ende los reclamos, los “metieron al redil” y les marcaron las reglas de participación.
Todos, supuestamente, tendrán las mismas oportunidades, pero al final quedarán solamente los “palomeados” por el mismísimo precandidato presidencial priísta, Enrique Peña Nieto. Cualquier parecido con el clásico método del “dedazo” es simplemente mera coincidencia.
Y aquí es cuando entra la suerte charra de los piales. Aunque los pretensos no lo saben, imaginariamente ya están corriendo en el lienzo, y ya les están aplicando los piales para frenar a los que no serán, a fin de dejar el camino libre a los que garanticen triunfos al candidato principal en los comicios de julio próximo.
Lo justo, y más honesto, sería que los “cuachalotes”, así le llaman a los caballos que de antemano se sabe no van a rendir, se retiraran de la contienda interna. Sin embargo, se supone que recibieron instrucciones de sumarse, solo para “hacer bulto”, para dar una apariencia democrática a la selección.
En la lista de los pretensos aparecen María Elvia Amaya de Hank, Nancy Guadalupe Sánchez Arredondo, Eligio Valencia Roque, Samuel Enrique Ramos Flores, Rommel Arvizu, Daniel Quintero Peña, David Saúl Guakil, Guillermo Aldrete Hass, Víctor M. A. Galicia Ávila, Humberto López Barraza, Enrique Acosta Fregoso, Antonio Estrada Meza, Eduardo Martínez Palomera, René Treviño Arredondo. René Mendívil Acosta y Humberto Lepe Lepe. A algunos, solo se les ve en períodos electorales.
A todos ellos los inscribieron, con la condición de que no se rebelarán cuando el precandidato presidencial de el visto bueno a quienes serán postulados. Los que no sean, no podrán llamarse engañados. No se ha revelado la treta que se utilizó para “amarrarlos”. Hay quienes dicen que se les prometió alguna delegación del gobierno federal en la entidad, si son disciplinados, o se les advirtió que estarían condenados a vivir en el destierro político durante los próximos seis años, aquellos que reclamaran justicia democrática.
Se trata de escoger dos fórmulas, que sean capaces de enfrentar con éxito a las fórmulas panistas encabezadas por Ernesto Ruffo Apel y Victor Hermosillo Celada. A propósito de la participación de doña María Elvia Amaya de Hank, ya muchos se han dado a la tarea de armar sus “quinielas”. Una fórmula para la costa y la otra para Mexicali.
La de la costa, con Maria Elvia como titular y llevando como suplente a Guillermo Aldrete Hass. La del valle, con Eduardo Martínez Palomera, a la cabeza, respaldado por René Treviño Arredondo. Lo interesante será ver si los rivales podrán compartir espacios, sin agredirse. ¿Castrotrentistas, jugando en el terreno de los hankistas? Ver para creer.
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