sábado, 3 de diciembre de 2011

Palco de Prensa: Las “bajas” priístas

Por Gilberto Lavenant
Sin tratar de decir que el columnista es pitoniso, adivino o brujo, ocurrió lo que se advertía, en el caso de la salida del exgobernador de Coahuila, Humberto Moreira, de la dirigencia nacional del PRI. Se resistía a dejar el cargo, incluso declaró temerariamente que en su agenda no estaba el retiro y que sería dirigente hasta el fin de su gestión. Pero cayó. Bien dicen que cae más pronto un hablador, que un cojo.




El jueves, al asistir a la toma de protesta de Rubén Moreira, como Gobernador de Coahuila, hermano y sucesor de Humberto, el cuasicandidato priísta a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, después de tanto negarse a abordar el tema, tuvo que hablar sobre la inminente caída de Moreira. Dijo que como dirigente priísta había rendido buenas cuentas, pero que el asunto de las finanzas del gobierno de Coahuila, le habían desgastado y que era el momento de ponderar su retiro.



En base a esto, el columnista, la tarde del jueves, advirtió que “…La suerte del dirigente nacional del PRI, Humberto Moreira, ya está decidida. Es cuestión de días, o quizás de horas, para que se retire de la Presidencia del CEN del PRI, pues muchos opinan que en las condiciones que enfrenta, a raíz del escándalo financiero del gobierno de Coahuila, le hace más daño que bien, no solo al partido tricolor, sino también al precandidato presidencial, Enrique Peña Nieto”.



Lo que es inminente, es inminente. Una palabra, asociada a hechos o circunstancias, permiten determinar que algo habrá de ocurrir, aún cuando no se anuncie con toda precisión. En este caso ocurrió. ¡Cayó Moreira!, fue la noticia que corrió como reguero de pólvora, la mañana de ayer viernes.



Decía ayer que no era para menos, lo de la posible salida de Moreira, pues advertía que se había convertido en un dirigente incómodo, “…sumamente desgastado, pues no puede predicar con el ejemplo, en tanto que la forma tan sucia en que se obtuvieron créditos millonarios en su administración, le ha restado calidad moral para hacer señalamientos en contra de los rivales políticos”.



“Eso de elevar –agregaba- los adeudos del gobierno de Coahuila de 184 millones de pesos, a 35 mil 457 millones, es una exageración. Pero además de eso, el utilizar documentos falsos, para obtener los créditos, son palabras mayores. Huele a corrupción, de la grande”.



El columnista hacia hincapié en que “…A donde quiera que se pare Moreira, los periodistas no le preguntan sobre las perspectivas del priísmo, sino sobre las cochinadas financieras de su administración” y observaba que para colmo de los colmos, la Auditoria Superior del gobierno del Estado de Coahuila, declaró mantener bajo reserva, hasta el 2019, toda la información relacionada con el llamado moreirazo. Como si quisieran tapar el sol con un dedo.



Cualquiera pudiese advertir que lo de Moreira, es mala suerte. Malísima. Tenía en sus manos la oportunidad, el privilegio, de dirigir, por parte de los priístas, la contienda electoral hacia la Presidencia de la República. De lograrse el triunfo en los comicios de julio del 2012, tenia la posibilidad de integrarse al gabinete presidencial, como Secretario de Educación Pública, o alguna de las demás posiciones. Moreira, como decía Cornelio Reyna en su canción : se cayó de la nube en que andaba.



Fue el colmo de los colmos. Tener en sus manos un partido ganador, con un precandidato con enorme ventaja en las preferencias electorales, y renunciar a esa posibilidad. Ni loco, perdería esa oportunidad. Pero se convirtió en dirigente incómodo y sería un pesado lastre en la campaña del mexiquense. Así es que su caída, no fue cuestión de mala suerte.



¿Cuál es el destino de Moreira, después de verse obligado a abandonar la dirigencia del PRI? La verdad, no muy halagador. Porque su salida salva al PRI y al presunto candidato presidencial, pero no lo salva a él.



Ya se le había advertido, que después de las elecciones por la gubernatura de Michoacán, que por cierto ganó el PRI, tenía que encarar su problema. Tenía que dar la cara para aclarar, lo que fuese posible aclarar. Lo había dicho el propio Manlio Fabio Beltrones. Cuentan que los señalamientos en tal sentido, por los propios priístas, habían causado malestar en el dirigente y distanciamiento con los priístas más destacados. Los miraba como a sus enemigos políticos. Consideraba que pretendían desplazarlo, para ocupar su cargo. Para estar cerca del candidato presidencial.



Moreira se negaba a reconocer que él fue autor de su propio destino. Elevar los adeudos del gobierno de Coahuila, de 184 millones de pesos a 35 mil 457 millones, ya de por sí merecía ser criticado severamente. Lo peor vino cuando se puso al descubierto que en la gestión de dichos créditos, se utilizaron documentos falsos. Por más que adoptó la postura de víctima, de inocente, nadie le creyó.



Lo peor de lo peor, vendrá cuando la Procuraduría General de la República termine de integrar las indagatorias, respecto a las denuncias presentadas por la Secretaria de Hacienda. El gobierno calderonista no perderá la oportunidad de meter a la cárcel a un pésimo político priísta, para poner el ejemplo, para insistir en que los priístas son los malos del sistema político mexicano.



Para desgracia de los priístas, de procederse penalmente contra Moreira, que es inminente, como inminente era su salida, el PRI y su candidato presidencial saldrán seriamente raspados. Los panistas y demás istas, se encargarán de sembrar dudas y sospechas de que otros priístas podrían hacer lo mismo que Moreira.



Qué ironía, una contienda que parecía sencillita para los priístas, como arrebatar un dulce a un niño, está dejando tirados, a la vera del camino, a prominentes políticos. Y todavía no empieza la batalla presidencial.



gil_lavenants@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario