* Mario tiene casi 40 años y lleva más de dos encerrado en Madrid. Es mexicano y narcotraficante. Fue capturado en el aeropuerto cuando intentaba pasar varios kilos de cocaína.
MADRID.— Mario tiene casi 40 años y lleva más de dos encerrado en la madrileña cárcel de Soto del Real. Es mexicano y narcotraficante. Fue capturado en el aeropuerto de Madrid-Barajas cuando intentaba pasar varios kilos de cocaína escondidos en una maleta y está condenado a cinco años de cárcel.
Pero por buen comportamiento (trabaja y estudia en la prisión y no tiene antecedentes penales) ha logrado rebajar la pena y está a punto de salir. Mario acepta hablar con EL UNIVERSAL, aunque pide que no se publiquen sus apellidos ni fotos suyas. Dice que su padre es un “recto” empresario mexicano, “que si se entera de que estoy en la cárcel por droga es capaz de venir aquí a que me condenen a 20 años”.
Mario es uno de los 302 presos mexicanos que hay en la actualidad en cárceles españolas. Una cifra que se ha duplicado en los últimos años, lo que se debe, según el Informe Anual sobre Crimen Organizado de la Unión Europea elaborado por Europol (la policía de la UE), a que los cárteles mexicanos han incrementado su presencia en Europa. Aunque los colombianos siguen dominando el mercado, los mexicanos ya están establecidos en la península ibérica (España y Portugal) y en las Islas Canarias.
Theodore Leggett, de la Oficina contra la Drogas y el Crimen Organizado de la ONU, dice desde Viena, en entrevista telefónica con EL UNIVERSAL, que este aumento se explica porque “el mercado de la cocaína en EU está en declive, especialmente desde 2006, mientras que en Europa se ha duplicado en la última década”. Añade que dado que el mercado europeo mueve casi tanta droga como el de EU “los cárteles mexicanos buscan en el viejo continente nuevas oportunidades”.
Mario cuenta que se hizo narcotraficante para ganar dinero. Que empezó “trabajando” en México, pero que pronto se dio cuenta de que trayendo la droga a España ganaría más “porque aquí un gramo de cocaína se vende a 100 dólares y en Estados Unidos a 50”, relata. Y aunque no lo puede disfrutar, reconoce que ganó “mucha lana” antes de que lo atraparan y que tiene mucha más “escondida en México”.
Como Mario, han sido muchos los narcotraficantes de nuestro país que han optado por buscar nuevas vías y nuevos países en donde vender la droga. Sin embargo, Leggett cree que el porcentaje de droga que mueven los cárteles mexicanos en Europa “todavía es pequeño”. El vocero de la ONU destaca que en Estados Unidos tienen dos ventajas con las que en Europa no cuentan: “los cárteles mexicanos controlan una frontera de 3 mil kilómetros, y en Estados Unidos tienen una numerosa población mexicana”. Eso explicaría, según Leggett, que los cárteles mexicanos sean los más violentos de todos, como asegura el informe de Europol.
“Al no tener esas ventajas con las que cuentan en EU, en Europa actúan usando la fuerza, pero cometen un error. Los mejores son los traficantes de África occidental, que no utilizan la violencia”, apunta.
Leggett explica que los cárteles mexicanos sólo introducen cocaína en Europa. “Aquí ya hay heroína, mariguana y anfetaminas”; sólo se encargan del transporte y, una vez aquí, los europeos y los africanos son los que la adulteran, la venden y blanquean el dinero que obtienen. Las vías de entrada serían aéreas, en vuelos directos desde México, Perú y República Dominicana. En este sentido explica que la droga llega en cargamentos, a través de “mulas, muchas de ellas reclutadas en República Dominicana”. Entre ellas cada vez hay más mujeres.
“Los cárteles mexicanos no son conocidos por su experiencia marítima”, reconoce Leggett.
Otro fenómeno que se ha dado en estos últimos años es que con la puesta en marcha del Plan Colombia, que ha reducido las áreas de cultivo en dicho país, la producción de cocaína se ha incrementado en Perú y en Bolivia. Aaunque Colombia sigue siendo el principal productor del mundo (la mayoría de la cocaína que se consume en Estados Unidos procede de Colombia), en Europa cada vez se consume más droga peruana “porque los cárteles mexicanos se han puesto en contacto con los peruanos para traerla aquí”, de acuerdo con Leggett.
El informe de Europol refleja que aunque la delincuencia organizada cambia continuamente, utiliza nuevas vías de entrada, métodos cada vez más diversos y tecnologías más sofisticadas, España y Portugal siguen siendo países de entrada, almacenamiento y distribución de cocaína en Europa. Los cárteles colombianos dominan el mercado europeo y la ruta Colombia-Galicia (norte de España) es la principal. Aunque las incautaciones en dichos puntos han disminuido, lo que demuestra que las rutas han cambiado.
Mario dice que trabaja solo y que no tiene miedo de salir de prisión “porque no le debo nada a nadie ni le he hecho daño a nadie”. La Europol afirma que las bandas criminales operan en otros países, con grupos de otras naciones y en todo tipo de actividades delictivas. Señala que, por ejemplo, a las bandas de trata de personas se les paga con cocaína, la droga se cambia por armas o por otras drogas y en el norte de África existe una conexión directa entre bandas de narcotraficantes y organizaciones terroristas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la organización mafiosa Ndrangheta en Italia o con células de Al-Qaeda o Hezbolá.
En el caso de la droga procedente de México, el informe de la Europol apunta que no entra directamente a España, sino que lo hace a través de los Balcanes occidentales y del sudeste de Europa. “Grandes cargamentos llegan a puertos en el Mar Adriático y en el Mar Negro. Moldavia es un importante país de almacenamiento y posterior tratamiento”, asegura. Por eso, los cárteles mexicanos no actúan solos, sino con bandas criminales de los Balcanes que tienen bases operativas en varios países de América Latina como México.
Un factor que tiene mucho que ver con todo esto es el proceso de ampliación que sufrió la Unión Europea, que entre 2004 y 2007 pasó de 15 miembros a los 27 actuales, lo que supuso una oportunidad para los grupos de la delincuencia organizada, y por supuesto para los narcotraficantes mexicanos, de buscar nuevos mercados criminales y disponer de nuevos territorios donde puedan organizar sus actividades delictivas.
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