domingo, 21 de noviembre de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* La ingobernabilidad
Por Gilberto Lavenánt

El tema de la ingobernabilidad, se maneja con cierta frecuencia, cuando el crimen organizado provoca tal grado de inseguridad, que ni ciudadanos, ni gobernantes, pueden cumplir y desarrollar sus funciones y tareas cotidianas. Cuando los criminales gobiernan, por encima de quienes ostentan y representan los poderes constitucionales.
En tiempos de elecciones, en algunas partes del país, los candidatos o simples aspirantes a puestos de elección popular, huyen despavoridos, ante amenazas de los cárteles, o ante el artero asesinato de quienes han sido postulados.

Entonces, por medios violentos, se cierran los caminos democráticos para llegar al poder, o para renovar a quienes ocupan cargos públicos, y donde quienes los ostentan, cuentan los días, las horas y los minutos para ¨tirar la toalla¨, antes de formar parte de las estadísticas mortales.

Se entienden claramente ese tipo de condiciones de ingobernabilidad.

También podría hablarse de tales condiciones, cuando quienes fueron electos para gobernar, no lo hacen, por posturas irracionales, absurdas o simples necedades. Esto que podría ser considerado como un caso extremo, pero que es lo que al final de cuentas está pasando en estos momentos en Baja California.

Este tipo de condiciones de ingobernabilidad, surgen o se derivan, de actitudes necias, prepotentes, intransigentes, de gobernantes que actúan como caciques, que todo quieren controlar, a base de gritos y sombrerazos, acostumbrados a dominar o simplemente a apantallar, con bravuconadas y miradas asesinas.

Ese tipo de individuos, no entienden que los poderes públicos, emanan de leyes, son temporales y limitados. No son propiedad privada de nadie.

Han transcurrido solamente unos días del inicio de la segunda mitad de la gestión administrativa del Gobernador José Guadalupe Osuna Millán y del inicio de gestiones de la XX Legislatura Estatal, y un día si, y otro también, se han comportado, dicho con todo respeto, como perros y gatos.

Aún no se advierten condiciones tales de ingobernabilidad, pero pronto se notarán, de una manera abierta y nociva para la vida de Baja California. Legisladores que aprueban leyes, que luego el Gobernador las veta.

Y no se percibe esto, del todo, porque al final de cuentas en muchos casos muchas personas ni siquiera respetan las leyes, o simplemente no las leen, no saben que existen o la autoridad no exige su cumplimiento, ni sanciona la violación de las mismas.

Tampoco se observa como ingobernabilidad, porque el Gobernador y sus colaboradores, están en sus oficinas, hacen como que cumplen con sus funciones, y cobran jugosos sueldos. Hasta ahí, todo parece normal.

La ingobernabilidad será más que evidente, cuando en los próximos días, los legisladores, quizás con principios justicieros, o actitudes necias, según el punto de vista de cada quien, se den a la tarea de revisar los proyectos de leyes de ingresos y egresos para el 2011 y los trasquilen de tal manera, que, por lógica, el Gobernador no las habrá de promulgar.

Se notará, cuando todas las iniciativas aprobadas por los legisladores, no se conviertan en leyes, al chocar contra el veto del Gobernador y entonces quedarán sin efecto, las funciones legislativas.

Cuando los poderes públicos de la entidad, no puedan cumplir con sus respectivas funciones, por falta de recursos, al no tener la ley que les faculta para cobrar impuestos y derechos, ni la ley que les autoriza a gastar los ya recaudados, entonces se estará ante condiciones reales de ingobernabilidad.

¿Y saben a quien le corresponde intervenir, en un caso de ingobernabilidad? Pues simple y sencillamente al Senado de la República, cuya mesa directiva preside el priísta Manlio Fabio Beltrones, cuyo brazo derecho se llama Fernando Castro Trenti. Entonces, se les aparecerá ¨El diablo¨. Ya verán.

Para entonces, vendrá la declaratoria de desaparición de poderes, que implica poner de patitas en la calle a quienes representan a los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, por negarse a mantener una relación cordial, respetuosa, que permita que cumplan con sus respectivas funciones.

Parece descabellada o exagerada la idea, pero para allá van, si siguen con dimes y diretes. Se les recomienda que lean la Ley Reglamentaria de la Fracción V del Artículo 76 de la Constitución General de la República. Léanla, antes de que sea demasiado tarde.

No les extrañe si los legisladores denuncian tales hechos al Senado de la República y venga una comisión de Senadores a exhortar a las partes en pugna, a que concilien, antes de que tomen acciones drásticas. Esto podría ocurrir en cualquier momento. Que conste.

gil_lavenant@hotmail.com
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