sábado, 21 de agosto de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* La insensibilidad
Por Gilberto Lavenánt

Es algo común en los políticos, pensar y decir que si algo no les afecta a ellos, tampoco afecta a la comunidad que dicen representar o gobernar. Olvidan que cuando inician su gestión, protestan hacer valer la Constitución y las leyes que de ella emanan y velar por el bienestar de los ciudadanos que les brindaron su confianza y que les permitieron llegar al poder.

Pero del dicho al hecho, hay mucho trecho. Ya montados en el poder, se sienten reyes, monarcas. El pueblo ya no cuenta. Su voto les dió el poder, pero ya no se los puede quitar. Los subió al caballo, pero ya nada los tumba.

Eso es más o menos lo que ocurre en Playas de Rosarito, el más jóven municipio de Baja California, que, en base a triquiñuelas, “técnicamente” es “propiedad privada”. “Propiedad” de unos cuantos vivales que han aprovechado la confusión, y la ignorancia, para lucrar y obtener dinero a manos llenas, de manera indebida, ilícita.

El caso es más o menos sencillo, y no es cuento. El municipio de Playas de Rosarito, está asentado en lo que antiguamente se le conoció como Rancho El Rosario. El único propietario lo fue Joaquín Machado, quien falleció el 17 de Noviembre de 1910.

Y aunque quizás de Joaquin ya no queden ni cenizas, unos vivales, además de “asustar con el petate del muerto”, se ostentan como propietarios de El Rosario, o mejor dicho, del municipio de Playas de Rosarito, sin que nadie los frene, los ataje y lo evite. El Alcalde Hugo Torres, es uno de los primeros que deberían de salir en defensa del municipio que supuestamente gobierna, pero de manera absurda se “lava las manos” y deja que todo siga igual.

Los pillos de este asunto, a fin de apropiarse de El Rosario, o sea de Playas de Rosarito, apenas en el año 2000, iniciaron un juicio sucesorio en Tijuana, bajo el Expediente 1692/2000 del índice del Juzgado Séptimo de lo Civil, en el que refieren a El Rosario, o sea a Playas de Rosarito, como un predio baldío de 19,700 hectáreas, o sea un “pequeño ranchito”. Como el titular del juzgado en mención, seguramente reprobó la materia de matemáticas, incluso la de geometría, ni siquiera tuvo la mínima idea de lo que representa una superficie de tales dimensiones y por lo tanto, se mostró ampliamente “generoso” con los promoventes y les dejó que se sirvieran con la cuchara grande.

Pero no solo de palabra refieren a El Rosario, o sea el municipio de Playas de Rosarito, como un predio baldío, sino también con documentales públicas, apenas en el año 2000. Como en la partida registral, relativa al título de propiedad correspondiente al citado bien inmueble, expedido por el Presidente Porfirio Díaz, el 30 de Julio de 1879, se le refiere como predio baldío, porque efectivamente entonces lo era, los pillos hicieron un plano en el que lo pintan como baldío y un funcionario del Catastro Municipal de Playas de Rosarito, lo certificó y además hizo las gestiones correspondientes para que fuese inscrito registralmente y se diera la apariencia de que tenía validez legal.

Al Alcalde Hugo Torres, se le solicitó que dejara sin efecto dicho plano, o que hiciera constar las irregularidades en que se incurrió al elaborarlo y que por lo tanto carecía de validez. Se le presentaron razonamientos y pruebas de ellos, no obstante lo cual, extrañamente, se negó a mover un solo dedo para ello, aduciendo que no podía revocar actos de funcionarios municipales. Aunque los mismos fuesen ilegales y se tratara de supuestos derechos de propiedad de casi todo el municipio.

Esto lo refirió el autor de Palco de Prensa el lunes pasado, al acudir como invitado especial a reunión del Club de Prensa “Pedro Arias Guzmán”, que encabeza Luis Fernando Pereyra. Les pareció increíble que Torres Chaubert haya reaccionado de tal manera. Gerardo Díaz Valle, reportero de El Sol, en Playas de Rosarito, lo cuestionó al respecto, y comprobó que era cierto. Lo confesó el Alcalde. No hizo nada para hacer constar que era absurdo, aberrante e ilegal, que en el plano de El Rosario, o sea de Playas de Rosarito, apenas en el año 2000, se presente a este municipio como un predio baldío, y que los pillos siguen utilizando para cometer sus atracos.

Cabe observar que en la solicitud presentada para ello, también se hizo referencia al avaluo que, también de apenas el año 2000, fue elaborado y presentado por los pillos en el citado juicio sucesorio, y en el que falsamente se dice que Playas de Rosarito es un predio baldío, que carece de construcciones. Pero el Alcalde Hugo Torres, no hizo nada para hacer constar dicha aberración.

A esto se llama insensibilidad. Quien protestó velar por los intereses y el bienestar de los ciudadanos de dicho municipio, ya se olvidó de ellos y hoy, muy respetuoso del derecho, simplemente dice que no puede revocar actos del gobierno municipal, aunque estos sean ilegales y atenten contra el patrimonio de los rosaritenses.

Con dicho Alcalde, dicho con todo respeto, para qué quieren enemigos.


gil_lavenant@hotmail.com

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