martes, 13 de julio de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* Si Carlitos, hubiese sido…
Por Gilberto Lavenánt

Ante la apabullante derrota electoral, seguramente nadie hubiera hecho lo que Carlitos Torres Torres, el excandidato a Alcalde de Tijuana, por la alianza integrada por el PAN-PES y Panal, el de proceder a retirar su propaganda y repintar bardas. Esto habla bastante bien de él. No ha de ser nada sencillo, enfrentar a una derrota de tal magnitud. Como diría Cornelio Reyna : “Me caí de la nube en que andaba, como a 5 mil metros de altura…”.

Pero, si Carlitos no hubiese padecido sordera crónica, seguramente hubiera escuchado todas las críticas que se hacían en torno a su persona, y sobre todo respecto a su candidatura. Seguramente. Y al escucharlas, hubiera rectificado o corregido errores, o exigido que no se hiciera nada que implicara pisotear los derechos de los demás. Ni nada que implicara corrupción, abuso de autoridad, uso de recursos públicos y falsedades.

De él se decía, por ejemplo, que fue impuesto por su padrino de bodas, el Presidente Calderón. Lo dijeron los propios panistas y sobre todo aquellos que consideraban a Alejandro Monraz Sustaita como el candidato panista natural a Alcalde de Tijuana. Obtuvo la candidatura, si es cierto, pero a base de triquiñuelas, presiones, ofrecimientos de chambas. Todo esto le hizo un daño enorme. Se le dijo de mil formas, pero Carlitos, debido a su sordera crónica, no escuchó. Y si lo escuchó, pues se hizo el sordo.

Si Carlitos hubiese sido honesto, no hubiera aceptado ser impuesto por su padrino Calderón. Si consideraba que estaba preparado para competir por la Alcaldía, lo debió haber hecho, pero sin trampas. Algo así como “pelear a mano limpia”. Sin trampas y sin arreglos previos.

Si Carlitos hubiese tenido la experiencia política, que dice tener, hubiera entendido que la política está llena de falsedades y que muchas de las veces los políticos no engañan a nadie, sino a ellos mismos. Supuestamente en todos los debates ganaba. Supuestamente en todas las encuestas llevaba la delantera. Seguramente en todo momento sus incondicionales no se cansaban de repetirle que él era el bueno, que nadie como él. Que el triunfo ya lo traía en la bolsa. Por ello la leyenda esa en la que presumía ser “El Nuevo Presidente Municipal de Tijuana”. De haber sido cierto esto, olvidó la advertencia de que “del plato a la boca, se cae la sopa”.

Si Carlitos hubiese sido un poco sensato, hubiera tenido que reconocer que, como se dice en el box, “libra por libra”, entre él y Bustamante no había comparación, ni posibilidades de triunfo. Sin que esto signifique que el priísta sea lo máximo. Al final de cuentas los electores deciden, como lo hicieron. De haberlo reconocido, no hubiera participado en esta contienda. Tal vez dentro de algunos años, pero no ahora.

Considerándolo como un producto a vender, Carlitos carece de la calidad, capacidad y experiencia que reclaman los electores tijuanenses, de quien aspire a gobernar esta ciudad. Carlitos aún está muy lejos de eso. Su curriculum es aún muy modesto.

Si Carlitos hubiese sido un individuo maduro, hubiera reconocido y aceptado las críticas que se hicieron respecto a su presentación personal. Un tanto informal en el vestir, pero lo peor era su apariencia desaliñada, con la barba a medio crecer, que reflejaba descuido y flojera en el cuidado personal. Si así va a gobernar, pues qué se puede esperar, seguramente muchos dijeron.

Mención especial, es la relativa a su voz. Parece algo sencillo, pero cuando se trata de proyectar positivamente la imágen de un individuo, la voz es un elemento esencial. Dicen sus críticos que la voz de Carlitos, se parece al sonido de un pito. No es para tanto, pues lo que se requiere de un gobernante es seriedad, honestidad y eficiencia, pero no lo hubiera caído nada mal, el haber consultado a un experto en imágen. Algunas clases de dicción, por ejemplo, le hubieran ayudado bastante.

Si Carlitos hubiese escuchado las voces de los viejos panistas, y no la de los neopanistas, oportunistas, falsos, voraces, corruptos y ventajosos, se hubiera comportado con humildad, con sencillez, y se hubiera deslindado de la actual administración municipal y del Alcalde Jorge Ramos Hernández, con todo el equipo de éste. Pero no lo hizo, sino por el contrario, pregonaba que lo suyo sería el continuismo de la actual administración municipal. Tres años de más de lo mismo. Dijo que quien votara por él, estaría votando por Ramos, y que quien votara por Bustamante, estaría votando por Hank Rhon. Parece ser que los electores, al elegir entre ambas opciones, eligieron la menos peor, la de Hank Rhon.

Ahí están los resultados electorales. En las elecciones del 2007, para Alcalde de Tijuana, el panista Jorge Ramos obtuvo 206,367 votos y su más cercano rival, el entonces priísta Fernando del Monte, 200,944. En los comicios del pasado 4 de julio, Carlitos obtuvo solamente 150,082 votos, y el priísta Carlos Bustamante 165,914 votos. Pocos, pero suficientes para ser declarado triunfador y ser –él si- “El Nuevo Presidente Municipal de Tijuana”.

Por cierto, cabe observar que Carlitos ya no es tan joven. Tiene 35 años de edad.Ya está grandecito para andar en política, pero es evidente que aún le faltan muchos años y experiencia, que aún requiere madurar, para andar en esos trotes. Que aún se comporta como todo un jovenzuelo, novato, inexperto, errático, soñador. Por eso lo de Carlitos, además de diferenciarlo de su rival, que lleva el mismo nombre, pero que es de mayor edad.

Si Carlitos hubiese sido, pero ya es tarde para rectificar y la verdad hay quienes no cambian nunca. Como dicen por ahí : “…ya ni llorar es bueno”. Ya los “hubiesen”, no cuentan.

gil_lavenant@hotmail.com

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