* La “gobernabilidad”
Por Gilberto Lavenánt
Gobernabilidad, es una palabra elegante para presumir que se tiene capacidad de ejercer autoridad, de mantener el orden y el control social. Sin embargo, también se invoca cuando se pretende frenar a los opositores políticos, cuando se está en desventaja, mediante llamados a la civilidad, a establecer consensos, a establecer puntos de equilibrio. A aparentar que se caen bien. Aunque solo sea en apariencia.
Esta palabrita ya la sacó a relucir el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, luego de la estrepitosa derrota que sufrieron los panistas ante los priístas, por obra y gracia de los electores y de nadie más. Que nadie mienta, los electores fueron los “héroes” de estos comicios, porque “tumbaron del caballo” a los panistas.
Pero volviendo con esa elegante palabra, gobernabilidad, la invocó Osuna Millán, haciendo un llamado para que los gobiernos priístas gobiernen para todos. Y es que no le queda otra, más que recurrir a la caballerosidad y a los buenos modales, porque se quedó solo en medio de los priístas. Si sale con bravuconadas, pues lo pueden agarrar en montón.
Definitivamente, a Osuna Millán, el cielo azul se le tornó rojo. Ni siquiera se lo imaginaba, y aunque trata de sonreir, como si no hubiese pasado nada, o poca cosa, dentro de sí mismo ha de pensar que está viviendo una pesadilla, despierto.
Le pasó más o menos lo que al Presidente Calderón cuando en el 2009 los panistas dejaron de ser mayoría en el Congreso de la Unión y a partir de ese momento dejó de tener capacidad de maniobra y la facultad para ejercer la gobernabilidad en el país. Antes de eso, Calderón era algo así como un emperador, casi un dictador, no obstante que México tiene un sistema federal, democrático y republicano. Lo que Calderón proponía, el legisativo se lo aprobaba de inmediato y sin objeción alguna, y en caso de que surgiera algún conflicto, el poder judicial validaba sus decisiones.
Como ocurrío con el caso de la empresa eléctrica, que desapareció de un “plumazo”, que los legisladores aplaudieron y que en días pasados la Suprema Corte de Justicia de la Nación, validó la injusticia decretando que esa acción era totalmente constitucional. Y no es que se trate de defender a los pillos sindicalistas que vivían a costillas de esa empresa, sino a los miles de trabajadores que se quedaron sin empleo y que aunque la mayoría no quedó precisamente en la calle, pues hubo pago de indemnizaciones, muchos de ellos, debido principalmente a la edad, difícilmente podrán volver a ser contratados. El llamado Presidente del empleo, mostrando al mundo como dejar sin empleos a miles, en un abrir y cerrar de ojos.
Pero volviendo con el gobernador bajacaliforniano, Osuna Millán, sí que quedó amolado. Amolado y solo, como en medio del desierto. A donde quiera que vaya, dentro del territorio que presuntamente gobierna, tendrá que convivir con gobernantes priístas, a los que, le guste o no le guste, tendrá que apoyar. Ni modo que suspenda en forma tajante, toda obra de gobierno.
Lo que si suspenderá, sin duda alguna, son los “generosos” programas sociales, porque en cualesquier evento que organice para tales efectos, tendrá que ser acompañado por legisladores locales y alcalde priístas. Además, ya tuvo que entender, que la aparente generosidad, no le redituó votos, que los supuestos beneficiados simplemente recibieron los regalos o dádivas, porque “a nadie le dan pan que llore”, y en ningún momento comprometieron su voto.
Precisando. Baja California cuenta con 5 municipios. Los 5, serán gobernados por priístas. Seguramente la relación entre el Gobernador Osuna Millán y los Alcaldes, emanados del Partido evolucionario Institucional, será meramente protocolaria y diplomática. “Corta el listón inaugural” y se va. Eso será todo.
Puden apostar, doble contra sencillo, que muchos, obviamente priístas o allegados a los priístas, le empezarán a hacer desaires al Gobernador. Ya no será el invitado de honor en muchos eventos. Pretextos no van a faltar para no invitarlo. Le harán el fuchi. Ya verán.
Pero los disgustos y roces más serios los tendrá Osuna Millán con los diputados locales. Sus deseos dejarán de ser ordenes para la Legislatura Estatal. Más aún, cuando los diputados priístas saquen de la “congeladora” iniciativas que fueron “enfriadas” por ordenes del Gobernador y en especial, cuando “revivan” las solicitudes de juicios políticos contra funcionarios panistas, como las generadas por el caso del “Diputadogate” y en el que resultaron involucrados no solamente quien presidía el Congreso del Estado, al ser sorprendido en estado de ebriedad y al parecer en posesión de droga, sino incluso el Alcalde de Mexicali Rodolfo Valdez y otros funcionarios estatales y municipales, que encubrieron al flamante “legislador”.
Dice Osuna Millán, con risa forzada, que aún teniendo gobiernos de oposición, habrá gobernabilidad en el Estado, porque hay un esquema de peso y contrapesos por la división de poderes. Efectivamente los hay, pero cuando el gobernador es de un partido, y los legisladores del mismo, esta regla no funciona. El Gobernador es el Rey y gobierna a su gusto y antojo. Los legisladores nada más levantan el dedo.
Ahora, serán las iniciativas del Gobernador las que vayan a la “congeladora”, lo mismo que las de los diputados panistas. La Legislatura estará integrada por 14 diputados priístas, 8 panistas, y 3 de los partidos chiquitos, PRD, PT y PEBC, por lo que 14 es más que 13, y la mayoría es la que decide. Le llaman mayoriteo y es sumamente criticado, pero los panistas no se cansaron de recurrir a se método para solapar o encubrir las cochinadas de los funcionarios panistas. Como ocurrió con el caso del “Diputadogate”.
Durante los próximos 3 años, el Gobernador de Baja California, verá disminuida su facultad de gobernar. La llamada gobernabilidad, será mera teoría. Ya veremos.
gil_Lavenant@hotmail.com
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