El polémico tema de las células madre que será aprobado inmediatamente por el gobierno del nuevo presidente de EU, ha generado la rápida reacción de la Santa Sede en contra del proyecto.
A unos días del triunfo de Barack Obama como virtual presidente de Estados Unidos apareció hoy el primer punto de contraste entre El Vaticano y el mandatario afroamericano: la investigación con las llamadas "células madre".
El presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, Javier Lozano Barragán, ratificó la posición de la Sede Apostólica contraria al uso de células estaminales embrionarias en experimentos científicos con fines terapéuticos.
El lunes los asesores de Obama anunciaron que una de las primeras decisiones de su gobierno será dar "luz verde" a las investigaciones con material genético de seres humanos, hasta ahora bloqueada por orden del presidente George W. Bush.
Durante una conferencia de prensa este martes y ante una pregunta sobre el tema, Lozano Barragán aseguró que la ciencia ha demostrado la ineficacia de las pruebas de laboratorio con embriones humanos, "este tipo de estudios no sirven para nada", dijo.
Los especialistas, agregó, han demostrado que "no se trata de la panacea" mientras los estudios con células extraídas del cordón umbilical o de órganos adultos (como el hígado, los riñones o el páncreas) ya han ofrecido resultados positivos.
"No está todo escrito en este asunto, se trata de una promesa muy grande (las células adultas) siempre que respeten al donante y a quien recibe. En ese caso todo es bienvenido", apuntó.
En el encuentro con los periodistas el funcionario del Estado Pontificio calificó como una "monstruosidad" y "nueva esclavitud" a los llamados "bebés medicamento", niños concebidos especialmente para donar un órgano compatible a hermanos enfermos.
Señaló que cada ser es un fín en sí mismo y la dignidad humana es algo "tan grande" por lo cual es inaceptable usar a una persona para curar a otra.
En España en los últimos meses se ha desatado una fuerte polémica por el nacimiento de infantes con el objetivo de aportar parte de sí mismos a la terapia del mal en alguno de sus hermanos. "Ninguno puede ser usado para hacer vivir a otro, no se puede destruir a un niño para utilizar sus partes para otro. Eliminar a una persona por otra no es aceptable", insistió.
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