lunes, 24 de noviembre de 2008

EL CAPITAN MONTERO ALVAREZ DESAIRA AL EJÉRCITO

En una junta de coordinación que se llevo a cabo en presidencia de Rosarito con las diferentes autoridades Municipales, Estatales y Federales encabezados por el Capitán Jorge Eduardo Montero Álvarez, no se digno convocar al ejército mexicano. Los mismos militares afirmaron que no fueron invitados a la reunión de coordinación. .


¿Seria un olvido? o simplemente no existe respeto, sin darle importancia alguna a sabiendas que. Sigue perteneciendo a las fuerzas castrenses, el rutilante Secretario de Seguridad Pública. Por segunda ocasión sostuvo una reunión con el jefe de la Policía federal en su oficina y a otras corporaciones al último recibió a los militares, es un tanto preocupante el actuar de Montero Álvarez. Quien se ha enfrascado con un grupo de unos cuantos políticos, sin tomar en cuenta el papel que le concierne, qué es a servir y resguardar el bienestar de la ciudadanía. No ha proteger a unos cuantos.
Desconfianza
Tomado del Z
Cuando iniciaron los asesinatos de agentes municipales en Rosarito, el Ejército Mexicano envió algunas patrullas militares a aquel territorio, mientras la Procuraduría del Estado despachó hacia el quinto municipio a un grupo de 50 ministeriales comisionados a la instalación de retenes en distintos puntos de la ciudad.
A pesar de la ayuda recibida, el Capitán Eduardo Montero ni habló, ni respondió los telefonemas de los jefes de estos equipos tácticos para coordinarse, para repartir el trabajo, para ofrecer apoyo logístico o dirección a estos agentes que no conocían el territorio.
Eso sí, sus patrullas empezaron a desaparecer de las calles internas y parecieron concentrarse en el bulevar Benito Juárez en esas dos semanas de vigilancia preventiva que la Procuraduría del Estado realizó y concluyó el viernes 7 de noviembre.
La razón oficial fue que los agentes serían comisionados a investigación; el motivo extraoficial: El riesgo que significaba la falta de coordinación con la municipal, cuando los Policías Ministeriales se dieron cuenta de que los estaban alejando de los puntos de conflicto.
Si traían un operativo fuerte en la delegación Primo Tapia, donde la droga entra por mar, les hablaban para que atendieran una denuncia o un supuesto hecho de alto impacto en las colonias Lucio Blanco o Constitución, al otro extremo de la ciudad o viceversa.
Lo mismo estuvo sucediendo los 15 días con las llamadas al Centro de Mando, el 99 por ciento eran reportes falsos.
Al final los ministeriales ya no sabían si los policías y su secretario los querían poner donde los delincuentes los pudieran ubicar, o simplemente sacarlos del camino. Por si las dudas, se retiraron los retenes. Y los militares le dijeron al Secretario de Seguridad que no se encontraban a disposición para responder a todas las denuncias y hacerle su trabajo; le recordaron que eran su apoyo, no su tropa.
Ahora en el Grupo Coordinación están extrañados por la descoordinación del Capitán Montero, quien durante un año se la ha pasado quejándose y justificando su falta resultados en la ausencia de apoyo.
De diciembre de 2007 a la fecha, la única actividad de combate criminal del capitán Eduardo Montero, había sido la que tuvo en el atentado del que afortunadamente salió ileso. Debieron pasar 11 meses antes de que el militar volviera a dar muestras de temple, apoyando la investigación ministerial de los agentes municipales que ayudaron a escapar al sicario Ángel Jácome del lugar donde fue asesinado el ex policía municipal César Beltrán Saldívar a principios de octubre.
Después de haber colaborado en la integración de esa orden de aprehensión contra Jácome, hecho que se hizo público, lo único que saben hacia fuera es que inexplicablemente el Capitán dejó de coordinarse. Incomunicación que está generando desconfianzas.

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