viernes, 24 de enero de 2020

Ajedrez Político: "El Chacal" de la "Casa del mal" de la Obrera

* EXPERTOS AFIRMAN: “NO ES ASESINO SERIAL”; CINCO CUERPOS ENTERRADOS Y SIGUEN BUSCANDO.
Por Sergio Anzures.
Conocido como “El Chacal” de la Obrera, Santiago N, vinculado a proceso por desaparición de personas en el caso de una pareja de la tercera edad que fue encontrada sin vida en una vivienda de la colonia Obrera de la ciudad de Tijuana y que posteriormente, en dicho sitio fueron localizados tres cadáveres en avanzado estado de putrefacción, es sin duda un caso que impacta a los tijuanenses y vecinos de Estados Unidos porque de acuerdo a las investigaciones, la pareja de ancianos victimados eran residentes de California.


En la “Casa del Mal”, como la "bautizó" el Fiscal General de Baja California Guillermo Ruiz Hernández, hasta este momento se han encontradocinco cadáveres inhumados clandestinamente, se analizan cada uno de los indicios encontrados por el personal forense a cargo de la investigación y los elementos pertenecientes a la Agencia Estatal de Investigaciones.

El reto más significativo es que la autoridad pueda acreditar que “El Chacal” de la Obrera haya sido el asesino material.
Santiago N, un sujeto que al parecer tenía una relación de parentesco con los primeros dos occisos encontrados, ha sido etiquetado por algunos como “asesino serial”, pero no puede considerarse así.

Expertos afirman que un perfil psicológico de un asesino típico o atípico tiene rasgos específicos. Ya sean asesinos, homicidas, sicarios o como quieran llamarlos, todos cumplen con rasgos psicológicos muy particulares y diferentes entre sí.

Especialistas forenses dijeron a AJEDREZ POLITICO que se requiere de evaluaciones psicológicas, estudios de peligrosidad, crimino diagnósticos y otros elementos técnicos para poder clasificar e identificar al sujeto que le quita la vida a otra persona de manera intencional, premeditada o con alguna motivación para provocar la muerte.

Un perfil psicológico resulta complicado, laborioso y tardado por las complejidades que representa la mente humana. Por ello resulta irrisorio que cualquier charlatán que ve series televisivas de asesinos o tomó un curso exprés, pueda emitir una opinión con un protagonismo notorio.

El caso del “chacal" de la Obrera, tenía un tipo de relación previa con las víctimas por lo que en primera instancia su clasificación como asesino serial queda descartada casi de inmediato.

Los dos primeros cuerpos inhumados clandestinamente formaban parte del entorno del homicida a pesar de su acercamiento circunstancial debido a que no los frecuentaba constantemente.

Esto significa que el asesino tiene la capacidad de distanciarse emocionalmente de la víctima, lo que le da un sentido alto de psicopatía pero no su modus operandi porque no corresponde al serial.

Es evidente que el homicidio se origina de una conducta agresiva hacia las víctimas por circunstancias variables más no se trata de crímenes de odio o por razón de género. Las víctimas no guardan relación entre sí de acuerdo a los primeros datos aportados a AJEDREZ POLITICO.

Pero los indicios que se analizan en el caso del “Chacal” de la Obrera están más encaminados a los aspectos económicos o de otros recursos, contrario a lo que un asesino en serie tiende a padecer.

El asesino en serie puede tener una psicopatía alta o extrema, ser sociópata y tener trastornos que lo alejan de su realidad.

Un asesino en serie les quita la vida al menos a tres personas de manera intencional y generalmente con premeditación en un periodo de tiempo concreto. Los crímenes del asesino en serie están separados entre sí y comparten elementos comunes.

Descargar una frustración o fantasía concreta pueden ser motivos que influyen en las conductas. Selecciona a sus víctimas que pueden ser más débiles o manipulables para dejarlas en una situación de sumisión.

Por ello, “El Chacal” de la Obrera no es un asesino serial, científicamente no ha sido dictaminado aún, ni siquiera se le ha acreditado ser el asesino material de la muerte de las cinco víctimas.

𝗔𝗦𝗘𝗦𝗜𝗡𝗢 𝗦𝗘𝗥𝗜𝗔𝗟

Nada que ver con el asesino serial: “el monstruo” de Ecatepec, Estado de México, Juan Carlos Hernández, quien sufre un trastorno de la personalidad y un trastorno psicótico, y sentía la necesidad de beber sangre humana cada tres meses.

Junto con su pareja mató a más de 20 mujeres y en sus interrogatorios dijo que una parte de él, es un demonio.
Y tenía una necesidad incontrolable de matar a mujeres que su esposa Patricia Martínez le ponía.

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