Por Sergio Anzures.
Jaime Bonilla Valdez se ha convertido desde antes que rindiera protesta el primero de noviembre como gobernador de Baja California, un referente nacional por varias circunstancias.
Para empezar en estos momentos es uno de los empresarios-políticos más conocidos del país sea para bien o para mal. Su nombre es escrito y mencionado constantemente en medios nacionales a diario, incluyendo las redes sociales.
La llamada “Ley Bonilla”, lo catapultó al plano político nacional, una fama al principio duramente criticada por la opinión pública del centro del país, por la ampliación de dos a cinco años su gubernatura por el anterior Congreso Local, pero que en las últimas semanas ha disminuido.
Jaime Bonilla Valdez ha retado a la clase política nacional acostumbrada a dictar desde el centro del país las directrices a los Estados de la República Mexicana, sin la oposición de los gobernadores.
Al aprobarse el 8 de julio del presente año, la ampliación de gubernatura de dos a cinco años se rompieron en el país paradigmas políticos, porque Jaime Bonilla y su equipo de trabajo — Amador Rodríguez Lozano y Guillermo Ruiz Hernández— no pidieron permiso a la clase política nacional para hacerlo.
Al contrario inmediatamente fueron acusados de todo, se enfrentaron a la clase política del centro del país, incluso dentro de MORENA, con sus argumentos jurídicos.
Nunca cedieron en sus pretensiones de los cinco años de gubernatura. Fueron acusados por diputados federales y senadores, y siguieron adelante.
En dos o tres ocasiones la postura —puede ser concertada— del presidente Andrés Manuel López Obrador no fue de total respaldo a la “Ley Bonilla”, pero Jaime Bonilla, Amador Rodríguez Lozano y Guillermo Ruiz Hernández siguieron adelante y ya no desde Baja California, allá en casa de la política nacional, en la Ciudad de México.
Un total seguimiento de los medios nacionales a cada paso de Jaime Bonilla y su llamada “Ley”, desde que se aprobó en el Congreso Local, la aplicación de la consulta pública ciudadana, su publicación en el Periódico Oficial del Estado por el ex gobernador Francisco Vega de Lamadrid, la presentación de las acciones de inconstitucionalidad en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en estos momentos pendientes de lo que se vaya a resolver.
Mientras tanto a través de sus corresponsales y enviados especiales los medios del centro del país estuvieron siguiendo paso a paso de la toma de protesta de Jaime Bonilla como gobernador de Baja California.
Las publicaciones y los primeros mensajes de Bonilla como gobernador, han recibido buen trato en esos medios.
Hoy en su tan leída columna Serpientes y Escaleras, Salvador García Soto, ubica a Jaime Bonilla Valdez como el nuevo “outsider” de la política nacional, es decir el nuevo forastero, alguien que no pertenecía a la clase política nacional.
El columnista, uno de los más influyentes del país y que fue duro crítico de la “Ley Bonilla”, asegura que además de ser una figura polémica, Jaime Bonilla Valdez se convertirá en el gobernador más fuerte y visible de MORENA y de la Cuarta Transformación, donde el resto de los mandatarios brilla por su mediana e inexperiencia política.
Bonilla —agrega García Soto— no solo tiene cercanía y confianza con el presidente López Obrador, sino que su origen y personalidad más de empresario que de político, le dará un margen que hoy pocos gobernadores tienen en una República en la que los poderes estatales se han eclipsado por el férreo control presupuestal de la Federación y una fuerza creciente del poder presidencial.
AJEDREZ POLÍTICO insiste que a pesar de lo que diga la Suprema Corte de Justicia de la Nación decida si tenemos un gobernador de dos o cinco años, Jaime Bonilla ya ganó políticamente a nivel nacional.
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