miércoles, 8 de marzo de 2017

Día Internacional de la Mujer

Por Teresa Gurza
Somos más, pero nos relegan, pagan menos, discriminan, maltratan y asesinan.
Llegamos las mujeres a este 8 de marzo, con dos importantísimos logros; pero muchos retrocesos.

Aunque del dicho al hecho haya mucho trecho, constituye gran avance que el pasado agosto el Parlamento de la Unión Africana, que reúne a 53 países, haya prohibido la ablación; criminal práctica, que según la Organización Mundial de la Salud ha mutilado sexualmente a 134 millones de niñas no solo africanas, también de Indonesia, India y comunidades inmigrantes de Europa y Estados Unidos.
Otro logro, ha sido la aprobación en China de la ley que pena la violencia doméstica, como delito grave; dejando de ser, “asunto entre familiares”.
Pero en otros países, hubo retrocesos:
En Estados Unidos la actitud que sobre las mujeres tiene su depredador presidente, ha provocado repudio universal; siendo alentador que mujeres de todo el mundo, nos asumamos ofendidas.
Rusia, merece también reprobación; ahí,  donde anualmente 14 mil jóvenes son  asesinadas por sus parejas y 36 millones golpeadas, se aprobó hace pocos días una ley que advierte que las víctimas de violencia intrafamiliar, “solo podrán acusar a sus agresores cuando las golpizas sean reiteradas y les dejen marcas”.
En México, ocho de cada diez mujeres sufren maltrato; hay discriminación contra pobres e indígenas; la UNAM precisa que tres mexicanas de cada diez, son acosadas en sus centros laborales, siendo viudas y divorciadas, las más afectadas; y en lo que va del año han sido asesinadas 36 muchachas en Michoacán y 55 en Tijuana.
En Argentina, los feminicidios y maltratos se reportan al alza.
En España, los feminicidios constituyen ya la cuarta parte de los crímenes y dejan alrededor de 40 niños huérfanos al año.
En Nicaragua, -cuya revolución sandinista se transformó en la dictadura de un violador denunciado por su propia hija- fue quemada viva por fanáticos religiosos Vilma Trujillo de 25 años, “para sacarle un demonio”
En Perú, grupos conservadores presionan contra la igualdad de género, acusando al Ministerio de Educación de pervertir a las niñas.
En Polonia, el diputado al Parlamento europeo Janos Korwin, dijo que las mujeres deben ganar menos, porque son menos inteligentes que los hombres.
Y para quienes como él las prefieren calladitas y manuables, fue instalado en Barcelona el primer sexy-doll europeo; donde por 120 euros la hora, los clientes podrán acostarse con muñecas inflables “de diferentes nacionalidades”.
En Nepal, Roshani Tiruwa de 15 años, murió sola y asfixiada en una choza de barro por el chaupadi, que obliga a las mujeres que están reglando, a dormir fuera de sus casas “para no enojar a los dioses”.
Al leer esto, decidí incluir entre los avances del año, que se haya empezado a hablar abiertamente en medios y actos masivos como las Olimpiadas, de la menstruación; que era ocultada como algo antinatural y vergonzoso.
En mi juventud por ejemplo, tampons y toallitas se pedían sigilosamente en las farmacias y las cajas eran forradas con papel para ocultar su contenido; y en mi colegio, de puras mujeres, debíamos solicitarlas expresamente; en lugar de que estuvieran, como el papel de baño, al alcance de todas.
En fin, llevamos muchos años bregando por mejorar nuestras vidas; y debemos lo logrado, a muchas generaciones de valientes mujeres.
Y aunque la lucha de género no empezó en la Revolución Francesa sino mucho después, fue ahí cuando primero se oyó gritar por la igualdad.
A mediados del siglo XIX, se empezó a hablar de sufragio femenino, separación entre sexualidad y reproducción, maternidad libre, libertad sexual y uso y difusión de métodos anticonceptivos; y a oponerse a la opresión social, familiar y laboral.
En 1908, socialistas europeas dedicaron un día a festejar a las trabajadoras; y un año después, impulsado por el Partido Socialista de Estados Unidos, se celebró ahí por primera vez el Día Nacional de la Mujer.
Dos años después, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunida en Copenhague en 1910, mujeres de 17 países aceptaron la propuesta de Clara Zetkin y proclamaron el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Un año más tarde, el 25 de marzo de 1911, fueron quemadas 146 obreras textiles que pedían mejores condiciones de trabajo en la puerta de la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York; lo que tuvo efectos inmediatos, para modificar la legislación laboral de EU.
Pero fue hasta 1975, en su reunión sobre la mujer celebrada en México, cuando la ONU estableció el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer; y en 1977, esta fecha fue proclamada oficialmente.

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