Es una expresión muy popular. Aquella de advertir que a alguien “se le prendió el foco”.
No cabe duda que la política hace milagros. Uno de los temas tabúes de la política, en Tijuana, es el de las luminarias, luego del fracasado y desaseado proyecto de modernización, emprendido por la administración priísta de Carlos Bustamante Anchondo.
De cualquier cosa podían preguntarle a los políticos. Menos del tema de las luminarias. Con todo y que el asunto ha sido en exceso comentado, prácticamente nadie conoce a fondo este tema, que fue el “coco” de Bustamante.
Nadie sabe. Y nadie puede explicar, el por qué el priísta Carlos Bustamante, pretendió resolver el problema de la falta de iluminación en la ciudad, mediante un contrato de arrendamiento. Ni mucho menos se explican, el por qué del fracaso.
Consta en el acta de la sesión de Cabildo, allá por junio de 2011, cuando para convencer a los regidores que le aprobaron su propuesta, que Bustamante les dijo : “ustedes saben que yo si se de negocios”.
Tal parece que tal argumento fue bastante, pues todos por unanimidad, aprobaron la propuesta.
El arrendamiento se dió, pese a lo absurdo, para eludir el tener que solicitar la aprobación de la legislatura estatal, si se tratase de una compra y por lo tanto, debido a la falta de recursos, implicaría generar una deuda.
Esto trató de corregirse, haciéndole dos ajustes al contrato inicial, estableciendo que en caso de cumplimiento, el Ayuntamiento podría adquirir en propiedad las luminarias. Aunque también tales modificaciones resultaban absurdas, pues dicha posibilidad no se consideraron en la licitación nacional correspondiente.
Tampoco nadie sabe, ni puede explicar -aunque lo sospechan y lo comentan en voz baja- por qué un mes después de haber celebrado el contrato de arrendamiento, a 26 meses, se pagaron anticipadamente los primeros 25 meses, restando de pagar solamente un mes. Absurdo, pagar rentas no generadas y por lo tanto no adeudadas.
El monto del contrato de arrendamiento, puro y llano, fue por un monto de 144 millones 430 mil 517 pesos, relativo a 64 mil luminarias, tipo LED.
Nadie sabe, o al menos no se atreven a afirmar, que el programa fracasó, primero, por la codicia de los protagonistas, que trataron de recibir los beneficios de la negociación en forma anticipada, pero que debido a las prisas no hicieron un estudio previo, que les permitiera conocer las deficiencias del sistema de alumbrado público. Suponían que todo sería simplemente sustituir las lámparas viejas por las nuevas.
Pero les falló, pues el sistema, estaba armado a base de puros parches, con diversos niveles de corriente, que ocasionó que la mayoría de las lámparas se apagaran, casi inmediatamente después de instaladas.
Por eso se les hizo “bolas el engrudo” y la empresa no logró terminar la reposición de las nuevas luminarias, pese a que le fueron pagadas por anticipado.
El asunto hizo crisis en la administración del Dr. Jorge Astiazarán, pues surgieron las denuncias y crecieron las sospechas de que hubo “mano negra”. Además, las luminarias continuaron apagándose.
Mientras la Sindicatura Procuradora, a cargo de Arturo Ledesma Romo, le hacía al “ensarapado”, simulando que estaba investigando. Tres años después, no ha concluido. Ni se ha castigado a nadie.
El tema ha servido solamente para despertar incendios políticos. Aunque todos metían la mano, para “llevar agua a su molino”, nadie aportó ideas para tratar de solucionar la falta de iluminación de la ciudad.
El Alcalde Astiazarán intentó establecer un nuevo programa emergente, para renovar las luminarias, que implicaba aumentar de 16 a 32 pesos bimestrales el impuesto al alumbrado público, cuyos recursos serían manejados por un fideicomiso.
Total, el intento fracasó, pues la legislatura estatal rechazó el incremento y el Alcalde tuvo que recurrir a un “Plan B”, ajustando programas, y con los ahorros empezó a renovar luminarias.
Pero la mayoría de los políticos, se olvidaron de las luminarias. Sobre todo para quienes participan en esta contienda electoral. Era un tema tabú. Prácticamente fuego, y temían quemarse.
Sin embargo, el pasado fin de semana, ocurrió un “milagro”. Cual si se hubiesen puesto de acuerdo, tanto el candidato del PAN a la alcaldía de Tijuana, Juan Manuel Gastélum Buenrostro, como el del PRI, René Adrián Mendívil, incluyeron en sus temas de campaña, el de las luminarias.
Curiosamente, a ambos “se les prendió el foco”, al mismo tiempo. En términos generales, plantean lo mismo que hizo Bustamante Anchondo, en su momento. Solo les falta citar lo del contrato de arrendamiento y lo de que “saben hacer negocios”.
Tres años guardaron silencio. Tijuana se mantiene a oscuras en muchas partes de la ciudad. Y ellos guardaron silencio. El que juega con fuego, corre el riesgo de quemarse.
La “prendida de foco”, cuando el motivo es la codicia, resulta contraproducente. Tijuana, ya no quiere que haga negocios con sus problemas.
gil_lavenants@hotmail.com
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