La geometría política -que hace tiempo ya se desdibujó- indica que a la izquierda están las organizaciones de la clase trabajadora, campesina, jóvenes, y a la derecha las patronales y religiosas.
Ideológicamente, a la izquierda : el socialismo, y al extremo el comunismo, en el que no existe la propiedad privada y se le identifica como la dictadura del proletariado.
A la derecha : prevalece el capitalismo, basado en la libre empresa y el derecho de propiedad.
Curiosa e irónicamente, siendo México un país de pobres –lo comentaba en días pasados- los partidos políticos más pequeños, con más pobre representación, lo son las organizaciones de izquierda.
Decía esta semana, que uno de los grandes problemas de los mexicanos, es la partidocracia. Más de 100 millones de personas, un cincuenta por ciento en condiciones de pobreza, para quienes los políticos son unos zánganos.
El 23 de julio del 2015. Apareció una nota en El Economista, en la que se indicaba que “La caída de los ingresos en los hogares, provocó que el número de personas en situación de pobreza, aumentara en 2 millones durante los primeros años de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto, al pasar de 53.3 millones en el 2012 a 55.3 millones en el 2014, estableciéndose que el 46.2% de los mexicanos, son pobres.
En la misma nota se indica que 868.2 pesos, son los ingresos mensuales que perciben las personas consideradas en pobreza extrema, en las zonas rurales de México.
Por lo tanto, si la mayoría de los mexicanos son pobres, debería decirse que los partidos políticos más poderosos, y más grandes, son los de la izquierda, los de los trabajadores, los campesinos, los jóvenes. Pero eso no es cierto. Sino todo lo contrario.
Irónicamente, se puede decir que en México, la izquierda es pequeña.
La integran o representan, los llamados partidos pequeños o emergentes.
¿A qué se debe esto?
Básicamente, porque los individuos de izquierda, son más activistas o inquietos que los de la derecha.
Son un tanto incontrolables. Es común que rompan formas y reglas.
Son muy dados a las luchas intestinas. No son las ideologías, lo que les mueve, sino el alcanzar el control, de la organización a la que se integran. Si no lo logran, inician la creación de una nueva.
En cierta forma, por eso los partidos de izquierda no crecen. Se han convertido en meras franquicias, que han permitido, a quienes las manejan, acceder al poder público y lucrar con la política.
Los dirigentes partidistas, no tienen, como prioridad, el buscar el bienestar de los mexicanos, sino el de ellos.
En cada contienda electoral, los dirigentes partidistas reservan para ellos las posiciones de lista o representación proporcional. De esas que no requieren de realizar campaña.
En las legislaturas, tanto la federal, como estatales, hay posiciones, que se logran, aunque se pierdan los comicios.
Cada partido, además de los candidatos que registran y postulan, para cada posición o distrito electoral, inscriben una lista, con los nombres de quienes les asignarán curules de representación proporcional.
En la integración de las planillas municipales, aunque no ganen, el apuntado como número uno, en las posiciones de regidor, tiene chamba segura. Es la que pelea todo mundo.
Lo mismo pasa en los apuntados en la lista de diputados. Las más peleadas son las primeras de cada lista.
A los partidos pequeños, aunque no ganen ni un solo distrito electoral, les toca una posición de regidor en los ayuntamientos y una diputación en la legislatura.
Hasta los partidos grandotes, tienen posiciones de representación proporcional.
En el Senado, el PRI tiene 11 senadores de representación proporcional, PAN 9, PRD 6, PT 2, PVEM 2, Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza, 1 cada uno.
En la Cámara de Diputados, el PRI tiene 47 diputaciones de representación proporcional, PAN 53, PRD 27, Morena 21, PVEM 18, MC 15, Nueva Alianza 10 y PES 8.
En la legislatura de Baja California, las 8 diputaciones de representación proporcional, están repartidas en la siguiente forma : PAN 2, PRI 3, PT 1, MC 2.
Definitivamente, los partidos pequeños, apenas logran la representación que les permite la legislación electoral.
El abstencionismo es enorme, empero los electores continúan prefiriendo a los grandes. Tal vez por aquello de que : “más vale malo por conocido, que bueno por conocer”.
gil_lavenants@hotmail.com
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