Por Gerardo Díaz Valles
Aún cuando ya se fue el Capitán Eduardo Montero, un militar habilitado supuestamente como policía, pero cuadrado y recalcitrante “hasta las cachas”, enemigo de La Prensa como pocos, la expectación del arribo de Joaquín Antonio Olea López, Policía Estatal habilitado, fue de más a menos. Se esperaba un poco más de apertura, mejor trato, que no fuera tan cuadrado, testarudo y obcecado como su antecesor.
Por desgracia esto no ha variado mucho en la estrategia de comunicación del VI Ayuntamiento de Playas de Rosarito con todo y sus “sesudos” asesores. Si es que alguna vez hubo una estrategia no sabemos. Ya no digamos una política de información, lo real es que el trato a los reporteros que cubrimos la fuente policiaca en este municipio ha sido displicente, fría y mas que distante al agravarse en las últimas fechas al ser constante el bloqueo de la información a los informadores. Esto complica y pone en serios aprietos a quienes tratamos de realizar nuestro trabajo con el mayor profesionalismo y seriedad posible, a quienes llevamos años en esta noble, y no pocas veces complicado oficio. Pese a las varias reuniones y encuentros con reporteros con Olea López, no se diga con el alcalde Silvano Abarca, los desencuentros con los reporteros han sido la constantes. No hemos podido llegar a un entendimiento para trabajar en un solo sentido. Es desesperante para quienes nos dedicamos a esto el toparnos a diario con este desprecio, constatar sobre la marcha este bloqueo sistemático, el trato displicente y que se llegue al colmo de tomarlo a una gracejada, el repetir a cada rato que “es que me caen gordos los periodistas”, esta “puntada” ese “chistorete” para algunos reporteros locales ya les suena a “mentada”. El mal ejemplo cunde cuando directivos de área, jefes, intermediarios o comandantes en turno, se toman atribuciones extras o bien que se giran instrucciones de no informar lo que sucede en materia de seguridad pública a los mismos Reporteros. No pretendo aludir a un tratado de comunicación, de teorías del rumor o de políticas informativas de una dirección de policía. Ese no es el propósito de esta simple petición de apertura y facilidades mínimas para realizar nuestra labor informativa para nuestros medios informativos (en papel, radiodifusoras o por internet) y por el respeto que nos merecen nuestros respectivos auditorios, oyentes y lectores. Muchos de nosotros “no somos nuevos” en esto ni ajenos a las implicaciones legales o jurídicas en que podemos enredarnos al publicar información delicada, los tiempos, el dato preciso, el detalle, el documento y los hechos confirmados por una fuente son vitales. De lo contrario se abona a una mala calidad en la información, a rebajar el nivel de la misma hasta reducirla a mero chisme, nota volada sin sustento, para alimentar historias o mitos urbanos, a abonarle a la ignorancia y a la especulación de temas específicos. Después de todo lo sufrido por los rosaritenses desde los años violentos, las restricciones y las alertas a los turistas de abstenerse a cruzar la frontera, el desplome de la economía, el quebranto del turismo en nuestro municipio, es increíble que no se haya entendido la lección de definir una línea de trabajo con los medios informativos y darle el lugar a los reporteros, sobre todo a los de casa. Sabemos también que en todo esto subyace una autocrítica de cada reportero, medio y grupo periodístico. Ya en otra ocasión nos referiremos a los sedicentes periodistas, coyotes o traficantes de la noticia como en toda profesión. Hoy nos centramos al bloqueo de la información, a la gravedad de ocultar, de obstaculizar los hechos a reporteros, desde un atraco común, una amenaza telefónica, un levantón, una riña, una muerte, cada detalle es importante. Insistimos señores: Problema que se soslaya estalla. Peor cuando desde las mismas oficinas se instruye en bloquear el flujo informativo y obstaculizar la labor de los comunicadores. Pero más grave cuando desde el mismo gobierno se dirige al personal y el aparato institucional para ocultar datos, matizar los hechos, maquillar o rasurar cifras o simplemente tratar de ocultar los hechos. Pierde el gobierno, pierde la sociedad y perdemos los reporteros, cuando es claro que “no se puede tapar el sol con un dedo” y más temprano que tarde, la verdad sale a flote cual tubería averiada. El Síndico, los Regidores, los Comisarios y Lideres Sociales, deben de actuar en este tema con mayor seriedad y energía, por el bien de todos. Luego nos quejamos de que “Los Medios todo lo retuercen o distorsionan”. Que la percepción negativa solo la ven los medios informativos “los pinches reporteros”. Poco avanzaremos en materia de seguridad después de todo lo invertido. No se vale señores, llorar después como Magdalenas… Por cierto cuál es el eslogan de este gobierno?, ya se olvidó?.
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