Por Daniel Salinas Basave (sandiegored.com)
Para aspirar a ser un buen boxeador o para aspirar a ser un buen diputado se requiere entregarse a la labor de tiempo completo, en cuerpo y alma, sin distractores de ninguna especie.
El boxeo no admite tibiezas ni medias tintas. El triunfo exige entrega, sacrificio y concentración total. Un boxeador de medio tiempo está condenado a ser un boxeador mediocre. Si entrena y boxea solo en los tiempos libres que le deja otra profesión, entonces no estamos hablando de un profesional sino de un simple amateur.
Si se ejerce en serio, la labor legislativa también puede llegar a ser desgastante, aunque en ese terreno es mucho más fácil nadar de muertito. Un legislador debería trabajar, en teoría, de tiempo completo. Vaya, cuando se recibe una grosera remuneración anual neta de un millón 495 mil 881 pesos (que fue la ganancia neta de cada diputado federal en 2014, sin contar su aguinaldo privilegiado y sus diversos bonos) lo menos que podemos exigir quienes les pagamos el sueldo es que se dediquen en serio a su labor, al menos ocho diarias. Vaya, ese sueldo es un insulto a los más de 50 millones de mexicanos que viven en la pobreza y el colmo sería que se le pagara a alguien que solo va a ser diputado para salir en la foto y va a delegar todo el trabajo a sus asesores.
De diputados zánganos desgraciadamente estamos llenos. En México hablar de un diputado mediocre es casi caer en un pleonasmo y la verdad es que no necesitamos seguir manteniendo vividores con nuestro dinero. No se puede ser boxeador y diputado al mismo tiempo. En algún lugar –sea en San Lázaro o en el ring- se va a escribir la historia de un fracaso, aunque lo más probable es que se fracase en los dos frentes. Jacqueline Nava Mouett, La Princesa Azteca, está a punto de cometer la pifia de convertirse en diputada sin dejar de ser boxeadora, lo que significa que está a punto de cometer uno de los errores más costosos de su vida.
Ignoro quién asesoró a Nava diciéndole que sería muy provechoso para su carrera postularse como candidata a diputada federal por el distrito 8. Hasta donde tengo entendido Jackie no se ha retirado ni se piensa retirar próximamente del boxeo. ¿Se va a bajar del cuadrilátero por más de tres años? Vaya forma de desperdiciar el poco tiempo que le queda a una exitosa carrera. Jackie Nava cumplirá 35 años de edad el próximo 11 de abril. Tiene edad para seguir peleando, pero tampoco le sobra tiempo.
Si deja de pelear para dedicarse a ser diputada y decide volver al ring hasta los 38 años, que es cuando terminaría su periodo, estaría echando a la basura lo que queda de su carrera. Si decide alternar su vocación de boxeadora con su labor legislativa entonces estará estafando a los mexicanos y estafándose a sí misma. Ignoro quién le haya recomendado dar este paso. Pudo haber sido su promotor,
Fernando Beltrán, quien aprovechando su “luna de miel” con el gobernador Francisco de Lamadrid, decidió apuntalar la carrera política de su protegida. En cualquier caso, Beltrán le está haciendo un daño a Nava. Nada bueno va a ganar Jackie con este movimiento.
Una profesión devaluada
Pocas labores están tan devaluadas en México como la de un diputado. La figura del legislador no inspira respeto. Las encuestas de percepción ciudadana así lo revelan. En este país un diputado es percibido como un vividor profesional, un corrupto o un trepador. Muy pocos demuestran ser lo contrario. El problema es que siendo una labor tan prostituida, casi cualquiera puede ejercerla si tiene los contactos, el dinero o los padrinos necesarios. La preparación y la capacidad en este caso suelen ser lo menos importante.
Jackie Nava es un caso atípico en el deporte profesional, pues estudió una carrera universitaria (Arquitectura en el Tecnológico de Tijuana) y además fue una buena estudiante.
No dudo que Jackie sea una mujer inteligente con capacidad para destacar fuera del cuadrilátero, pero este no es el momento adecuado de su vida para dar ese paso. Tal vez cuando se retirara del boxeo y su pequeña hija tenga más edad podría Jackie aspirar a ser una buena legisladora, pero no en este momento. Sería loable y entendible que se retirara para dedicarse a cuidar a su hijita de siete meses de edad, pues ser mamá sí es una labor de tiempo completo, pero es cuestionable que ponga en juego su carrera y sacrifique su tiempo como madre dejando a su pequeña al cuidado de una nana solo para poner su rostro en un cartel de campaña del PAN y atraerle votos a este partido.
El espejo de Pacquiao
Jackie debería verse en el espejo de su colega de profesión, Manny Pacquiao, a quien el hecho de ser el filipino más famoso del mundo no le ayudó en su fracasada carrera política. Cuando Pacquiao quiso ser diputado por el distrito de Cotabato del Sur, en Filipinas,
obtuvo 75 mil 908 votos contra 139 mil 061 de su rival, Darlene Antonino Custodio, es decir, una aplastante derrota que arriba del ring hubiera sido un KO absoluto. Nadie duda de la popularidad de Pacquiao, posiblemente el boxeador más exitoso de la última década, pero el cuadrilátero es una cosa y la política otra.
De entrada Jackie Nava deberá enfrentarse a nivel interno con Alma Rosa Sanz Hernández. Si obtiene la candidatura, como todo hace indicar, es muy posible que deba enfrentarse a la lideresa priista Roxana Soto, gente de la guardia vieja y la línea ruda del partido tricolor. Soto se formó como invasora y posesionaria en la colonia Camino Verde. Proveniente de una escuela de política bravucona, Soto sabe de plantones y toma de inmuebles. Hace un par de años intentó apropiarse por la fuerza de la Biblioteca Digital de Camino Verde, la “Casa de las Ideas” administrada por Tijuana Innovadora. Soto tiene seguidores en el distrito y son de armas tomar, pero aun así creo que Jackie puede ganarle. Acaso su popularidad como boxeadora y su imagen fresca sirvan para atraer a los miles de potenciales abstencionistas, que es finalmente para lo que la quiere el PAN. La cuestión es si será una buena diputada. Yo no lo creo.
¿Jackie contra el Terrible?
Una posibilidad latente, aunque a estas alturas ya es improbable, es que la disputa por el distrito 8 enfrentara a los dos boxeadores tijuanenses más exitosos de los últimos 15 años: Jackie Nava por el PAN y Erick “El Terrible” Morales por el PRI. En una contienda política tan desangelada y poco atractiva como suelen ser siempre en Baja California las elecciones federales intermedias, el choque de Jackie contra El Terrible atraería los reflectores y el morbo, aunque sin duda los grandes perdedores serían los habitantes del distrito.
Erick Morales tiene a su favor el hecho de ser ya un boxeador retirado, lo que en teoría le permitiría dedicarse de tiempo completo a su carrera política. La mala noticia es que Erick ha demostrado ser un terrible fracaso en todos los proyectos que ha emprendido abajo del ring. Morales ha sido exitoso como boxeador y nada más. Como hombre de negocios ha sido inconstante y sus proyectos han naufragado. Como funcionario público fue menos que un desastre. Erick Morales ya fue titular del Instituto Municipal del Deporte durante el XIX Ayuntamiento de Tijuana, encabezado por Jorge Ramos, pero pronto dejó claro que la función pública no es lo suyo.
Erick apenas si se paraba a trabajar en el Imdet y cuando era entrevistado o cuestionado sobre temas relativos a su trabajo ponía en evidencia que no tenía idea alguna de lo que estaba haciendo en semejante puesto. Si con Jackie Nava queda el beneficio de la duda sobre lo que podría hacer como diputada, con Erick Morales no hay para dónde hacerse: sería un fracaso absoluto en San Lázaro y sin duda otras personas se encargarían de hacer su trabajo. Por fortuna todo indica que no se postulara.
Lo peor de todo, es que pase lo que pase, todo indica que los habitantes del distrito 8 serán los grandes perdedores. Rosarito ha tenido históricamente los peores diputados y los peores alcaldes. Cuestión nada más de evaluar a la diputada que ocupa actualmente el curul, Mayra Robles Aguirre, una mujer de escasa, por no decir nula, preparación, cuyo único mérito era ser hermana del presidente municipal en turno, Javier Robles Aguirre, y estar en el momento adecuado para cubrir la cuota de género. Con una formación académica miserable (apenas tiene la preparatoria trunca) y con nula carrera en la función pública o en liderazgos comunitarios, Mayra llegó a la máxima tribuna del país teniendo como única experiencia un empleo producto del nepotismo, encabezando la oficialía mayor en el ayuntamiento que presidía su hermano.
Con semejante antecedente, queda claro que no se requiere una capacidad probada o una trayectoria respetable para ser diputado por el distrito 8. Cualquier mediocre con el padrino adecuado puede obtener una beca de un trienio y ganar un millón y medio de pesos al año con cargo a nuestro bolsillo. Puede ser Jackie Nava, puede ser Roxana Soto, puede ser el Terrible Morales. Da exactamente lo mismo. Los habitantes del distrito ya perdieron por nocaut.
FUENTE: http://www.sandiegored.com/editorial/60222/El-Fracaso-Anunciado-de-Jackie-Nava/
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