El balance que cada uno hace al terminar el año sobre errores cometidos y aciertos logrados durante los 12 meses transcurridos, lleva también a plantearse preguntas sobre cuestiones prioritarias que no supimos o quisimos resolver como país.
Por ejemplo:
¿Es siquiera lógico y decente pensar formar con gobernadores y funcionarios una comisión anticorrupción, como pretende Peña Nieto?
¿Por qué será que cada que Hacienda dice que el peso está fuerte, cae nuestra moneda frente al dólar?
¿Además de Angélica Rivera y Luis Videgaray, a cuantos “clientes” con cargos públicos ha construido casas y “prestado” dinero Higa, empresa que no es banco hipotecario pero sí la favorita del gobierno peñista?
¿Es Videgaray a más de millonario adivino para adelantarse a pagar su crédito en dólares, meses antes de esta devaluación constante?
¿La irritación popular al conocerse que Angélica Rivera tenía una casa-blanca fue por los sueldos que dijo paga Televisa y lo rica que es ella, o por la procedencia dudosa y tal vez ilegal de un inmueble cuya adquisición no ha sido investigada?
¿Anda Graco Ramírez buscando reflectores o más bien se cura en salud, al decir que encontró en Morelos un narco-estado? ¿Cómo senador y diputado que fue de esta entidad, no se dio color de lo que pasaba y tampoco lo denunció penalmente? ¿Si asegura que su gobierno acabó ya con esa situación; por qué no le cuenta al Presidente cómo le hizo, para ver si se anima a copiarle?
¿Cómo puede ser que en una nación como la nuestra, existan simultáneamente una Cruzada contra el Hambre y fotografías donde senadores, diputados y funcionarios aparecen comiendo y bebiendo en restaurantes carísimos a costa de los hambrientos, con el pretexto de reuniones para llegar a acuerdos en bien del país?
¿Puede presumirse que el gobierno está “moviendo” a México, sin haber garantizado el acceso a la salud de millones de compatriotas como Ángel Valencia, humilde barredor de calles en la Ciudad de México y a quien pese a padecer intensos dolores y no poder orinar, el ISSTE le dio cita hasta el 15 de julio del 2015?
¿Por qué en “su” decálogo para capear la crisis, el senador Alejandro Encinas, -que acaba de recibir 159 mil pesos de aguinaldo más su dieta mensual de cuando menos otros 171 mil-, no menciona ni de pasadita, la conveniencia de reducir prebendas y salarios a legisladores, magistrados, consejeros y funcionarios?
¿Será que ya no dicen las leyes que somos un país laico y que entre tanta reforma y habladera, me perdí la información de que dejábamos de serlo? ¿O es solo porque los decálogos están de moda, que los obispos aprovecharon la oportunidad de presentar dos documentos?
El primero tiene un título larguísimo: Directrices para la dimensión de justicia, paz y reconciliación, fe y política en México y Acompañamiento integral a víctimas de la violencia en la arquidiócesis de Acapulco, pero solo se reduce a obviedades relativas a cómo atender a las víctimas de la violencia; algo en lo que pueden ser duchos, con tantos niños victimados física y moralmente por curas peredastas.
El segundo se llama Fundamentos muy sólidos para la construcción de la paz y se afirma que es para “pacificar México”; pero está muy lejos de contener propuestas sorprendentes, porque se limita a pontificar sobre situaciones que tal vez los obispos piensan únicamente ellos han advertido, como que “hay una verdadera crisis humanitaria que ha derivado en crisis social y política, no sólo en Guerrero, sino en el país…”
¿Cómo puede ocurrir que las abuelas argentinas hayan encontrado ya a 116 de sus nietos robados por la dictadura, y la PGR mexicana siga sin dar con 42, de los 43 normalistas desaparecidos?
Cierto que las abuelas de la Plaza Mayo los han buscado por décadas, mientras que la PGR lleva “nada más” dos meses y medio.
Pero cuando ellas comenzaron sus pesquisas, carecían de pistas y recursos y tuvieron que indagar en varios países el paradero de cientos de bebés de los que no conocían el sexo ni tenían fotografías; en tanto que acá, al menos eso se dice, la PGR cuenta con todos los recursos del Estado.
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