Hay un dicho por ahí, que claramente advierte : “en arca abierta, hasta el más santo peca”.
Lamentablemente, los políticos, no son ningunos santos.
Por ello, es preocupante, que no obstante las desagradables experiencias de las pasadas administraciones municipales e incluso la estatal, nada se haya hecho para poner “candados” a las arcas públicas.
Veamos de qué se trata esto.
En el 2015, que por cierto es año político, las administraciones estatal y municipales de Baja California, manejarán casi 44 mil millones de pesos. Eso es un dineral.
Aunque no tanto, para los apetitos insaciables de los políticos,
Sobre todo, a sabiendas de que podrán meter mano y no les pasará nada.
El gobierno estatal, estima que en el 2015, recaudará, por impuestos, derechos, sanciones y participaciones federales, más de 33 mil millones de pesos.
Al menos lo suficiente para el Plan Estatal de Desarrollo 2015, que implicará erogaciones por 33 mil 54 millones 156 mil 520 pesos.
Por su parte, los cinco gobiernos municipales de la entidad, estiman que su recaudación total ascenderá a 10 mil 730 millones 654 mil 316 pesos, o sea una tercera parte de lo que recaudará el gobierno estatal.
El Ayuntamiento de Tijuana, recaudará 5 mil 207 millones 964 mil pesos.
El de Mexicali, recaudará 3 mil 200 millones de pesos.
El de Ensenada, 1 mil 341 millones 600 mil pesos.
El de Tecate, 564 millones 852 mil pesos.
El de Playas de Rosarito, 416 millones.
Para los políticos corruptos –porque de que los hay, los hay- es como si fuesen niños hambrientos, parados frente al aparador de una juguetería, en esta temporada decembrina.
Ya en administraciones pasadas, los políticos han manejado los recursos públicos, con una enorme frivolidad.
Pero ninguno de ellos ha sido sancionado.
Los procedimientos de fiscalización, además de lentos, resultan ineficientes.
Pero no hacen nada para agilizarlos. Resulta evidente que la morosidad y la ineficiencia, son benéficas para todos ellos. Menos para los contribuyentes, que al final de cuentas, son quienes pagan “los platos rotos”.
Lo mejor que se les ha ocurrido, para tratar de cambiar un poco las cosas, es incrementar de 1 a 2 años, el plazo para la fiscalización de las cuentas públicas.
De poco sirve, si aunque los casos sean graves, son materia de negociación entre las fuerzas políticas. Vergüenza debiera darles.
Para los políticos, la impunidad, es una de las instituciones más nobles. Les permite hacer todo tipo de triquiñuelas, sin ser sancionados.
En otros países, mínimo les cortan las manos. Si aquí hicieran eso, habría muchos mancos.
Por el contrario, muchos, han transformado sus vidas, gracias a la política.
De ser unos pobres muertos de hambre, luego de incursionar un breve tiempo en la política, acumulan riquezas mal habidas, que les hacen parecer prósperos empresarios. Empresarios de la corrupción, de las mochadas, de las tranzas.
Y ni siquiera se ruborizan. Son cínicos.
Algunos de ellos, pese a sus negros antecedentes, ya se preparan, para ser postulados nuevamente para otros cargos públicos. En el último que ostentaron, hasta “ahorraron” para costear sus futuras campañas políticas.
El sistema político, les permite eso y más.
Dicen, que nadie se atreve a fabricar trampas para este tipo de “ratotas”, para no verse atrapados en una de ellas.
Todos prefieren seguir conjugando el verbo “tapar”. Yo te tapo, tú me tapas, él nos tapa, nosotros nos tapamos, ellos nos tapan, todos nos tapamos. ¿Así cómo?
Los políticos, son un verdadero peligro social.
Lamentablemente, todos andan sueltos. Y las arcas públicas, siguen abiertas.
gil_lavenants@hotmail.com
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