No existe hasta hoy la verdad completa del magnicidio de Luis Donaldo Colosio, ocurrido en Lomas Taurinas de Tijuana el 23 de marzo de 1994, hoy como hace 20 años, el próximo año como hace 21 años y un lustro, una década o una “era” después, las versiones solo formaran un rompecabezas próximas a armar hasta la última pieza, otras crearan mito y unas más escepticismo sobre historiadores, escritores y bibliógrafos.
Empero, dentro de todos los contextos analíticos el complot creencia “populli” bajo juzgamiento “al estado” mantendrá perpetuidad simultánea sobre el asesino solitario, el “montaje “perfecto a una obra perversa que diluyó investigaciones, desvió “pruebas” y sembró expedientes, contrato exprofeso para lo que sirvieron las Fiscalías especiales sin excepción, una extensión seriada para “sepultar” evidencias.
Confieso que he hablado y creí no hacerlo desde que frustraron la publicación de un libro inédito de hechos sobre el suceso, igual que fui “invitado “a callar y que la “prueba” para que no publicara un ano después de los sucesos en Lomas taurinas entrevistas, datos, e investigaciones.
Eran “pistas” que aún no empolvaba el tiempo, que las hemerotecas no se atrevían a guardar que la crestomatía menos y que la continuidad del sexenio y la transpolítica Priista amenazaba a quien osara extralimitar esa “línea” intocable…
Derrumbes de la prehistoria hacia el año 200 con el “triunfo” de Vicente Fox, hicieron posible tratar de exhibir invaluables piezas de coleccionistas de datos, ir mas allá de lo común permisible y sumarse a un “cambio” que liberaba la maldición de “Colosio: la efemérides prohibida”.
El cambio con el PAN en “ Los Pinos” fue en reversa, pero si tradujo claves extras del episodio efemerídico.
Dos décadas después del Crimen de estado, hay líneas nuevas solo en los medios de comunicación, hablan los mudos, los tartamudos corrigieron su estado, los magnates de los periódicos ya no están, el “pie” de los siniestros complotistas desapareció, la pestilente “cloaca” fue erosionada, el tiempo igual que inexorable convierte en inexorable el pasado en su memoria, aunque se condene al olvido.
La conspiración es un tabú o mito según la tinta, el medio, el escritor y la editorial con que se lea.
Pasa por mi mente igual que la de otros periodistas Bajacalifornianos una serie remota retrospectiva y seriada de detalles que son incapaces de ser pruebas aunque lo demuestren sus partes de manera inquebrantable.
Cuando los “enviados especiales” y las corresponsalías de los Defeños Diarios, “desaparecen” del escenario a donde fueron enviados, estaban unánimemente en san Diego de “compras” testigos como Ferrer, desde Mexicali otros medios, “vacíos” preguntándose mil veces sin contestarse una sola, igual en la propia Tijuana, Jaime Miranda, como sucedió, quien o quienes fueron, los autores intelectuales y bajo incredulidad el autor material, nosotros coincidíamos en el silencio.
Aun mi espíritu escepticista no concibe que los corresponsales y enviados especiales a Tijuana, fueron “ingenuamente” atraídos por la fiesta de “shopping “en San Diego.
Detrás escapa un hilo de duda creciente más allá de la propia sombra en que se convierte el tiempo.
Creo que recibieron exageradas “regalías” de la coordinación de medios de la Presidencia para “usarlos” sabiendo o desconociendo como válvulas de escape, conociendo que son los periodistas Capitalinos los más profundos y convincentes cuando no son “apalabrados” síntoma contrario a la prensa “provinciana”.
De este dato emergen las plumas de los Tijuanenses Dora Elena Cortez y Manuel Cordero para alcanzar el premio Nacional desde su contrastante nota “Dos Aburtos” en Lomas Taurinas, de ahí se desprendió la Teoría de la conspiración a la que el Estado arrebato técnica y elementalmente actuando como “juez y parte”.
Un ano después el “tutor “de esta columna escribe un Libro , la presentación previamente autorizada en el Centro Cultural Tijuana CECUT, el día de la cita intempestivamente es cancelada por “órdenes superiores”.
Ya con invitados y como presentadores de mi inédita edición decidí ir a “La fogata “restaurante vecino del CECUT, ahí estaban Víctor Clarck Alfaro, Director del centro Binacional de Derechos Humanos, el Profesor e historiador, Mario Ortiz Villacorta y el no menos distinguido maestro Oscar Genel .
A la misma hora, en Rosarito se creó un hecho significativo: Una matanza y un incendio, suficientemente “a trayente “para que la prensa “justificara” su presencia ahí y la ausencia en la presentación del Libro…
A más preguntas menos respuestas a mayor lejanía de los hechos menos huellas y más escatopedia…
AL SILENCIO… Los políticos inexistentes en ese episodio hoy cuelgan sus imágenes para el escaparate periodístico, antes que convocar su justicia…
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