Por Hilda Pérez (El Sol de Tijuana)
TIJUANA.- Pasan de las 9:00 de la mañana, y en lugar de que Abigaíl esté sentada frente a un escritorio dentro de una oficina, ella se está "ganando" la vida apostando en una máquina tragamonedas.
Le inserta dos pesos y echa andar la suerte. Dice que cuando le va bien gana de un solo juego hasta 600 pesos. Pero mientras contaba de su buena fortuna, la suerte no le sonreía.
Mientras explicaba en qué consistía el juego de la máquina de apuestas, veía la pantalla para no perder detalle de las figuras que la podrían hacer ganar.
Comenta que todos los días apuesta. En esta ocasión, acudió a un café internet de la calle Coahuila en la Zona Norte de Tijuana.
Vestida con un pantalón de mezclilla y una blusa de botones que tiene rasgada parte de la espalda, con la cara lavada y el cabello teñido de rubio y sin peinar, Abigaíl comienza a molestarse porque esa mañana no estaba ganando.
Al preguntarle cuánto había apostado, dijo que 60 pesos. "Ya me gasté lo de la renta, y no recuperé nada", expresó un poco frustrada. Sin embargo, seguía sacando de uno de los bolsillos de su pantalón monedas de dos pesos para ver si ahora sí recuperaba parte de lo perdido.
"Todos los días vengo", afirma, al tiempo que menciona que ella no trabajaba, sino que solventa sus gastos como la renta, ropa y alimento, de lo que gana en las maquinitas tragamonedas.
Menciona que desde hace dos años es así como saca dinero para subsistir. Dice que la clave para "hacer rendir el dinero, es dándole vueltas hasta que ganas". Pero en esta ocasión, Abigaíl no tuvo suerte con el azar y perdió el dinero de la renta. Sale del café internet y se acerca a un hombre que desde hace dos horas la esperaba recargado en la pared del establecimiento, y solo exclama "yo creo que voy a tener que buscar trabajo, porque no gané".
Abigaíl no es la única que confía en la suerte que le puede dar una máquina con intensas luces y una serie de botones que los novatos no entienden para qué sirven. "Gonzalo" es otro ludópata que invierte gran cantidad de tiempo y dinero en apostar.
Él prefiere acudir a una tienda de abarrotes, donde el centro fue adaptado para colocar unas cinco maquinitas. Su tope, dice, es apostar 200 pesos, eso es lo que gasta todos los días, según refiere.
La suerte tampoco está de su lado, ya ha alcanzado el tope a gastar y no se recupera.
Sin dar detalles, asegura que trabaja para el gobierno y que de ahí saca el dinero que en minutos pierde o hasta duplica. Él, según dice, ha ganado hasta 400 pesos con solo meter en la maquinita una moneda de dos pesos.
Máquinas tragamonedas continúan operando en tiendas de abarrotes y cafés internet de Tijuana, pese a que el pasado 24 de octubre entró en vigor la prohibición de este tipo de dispositivos de apuesta, al reformarse el Reglamento de la Ley Federal de Juegos y Sorteos.
En la Zona Norte se ubican varios establecimientos que invitan a los jugadores a derrochar el dinero, incluso, sin importar que sean menores de edad.
La ludopatía es una adicción patológica a los juegos electrónicos o de azar, de acuerdo a la Real Academia Española.
Las personas como Abigaíl o "Gonzalo", son conocidos como ludópatas.
El psicólogo Rafael Eduardo Alcaraz dijo cuáles son las señales que encienden el foco rojo de esta adicción.
"El control de impulso se está viendo mermado como competitividad excesiva, esa es una señal; que una persona sea muy vengativa, que tenga poca tolerancia a la frustración", puntualiza.
Aunque asegura que en esta ciudad fronteriza hay un gran número de aficionados a las apuestas y los juegos de azar, no es posible tener una cifra exacta de quienes padecen ludopatía, porque son pocos los que se acercan a especialistas a atenderse.
"El problema con este tipo de censos es que la gente no lo reporta. En Tijuana hay un alto índice de adicciones y muchas de ellas están mezcladas con otras", indica Alcaraz.
El especialista también refiere que como cualquier tipo de adicción, la ludopatía implica el tocar fondo, que puede ser la muerte, hospitalizaciones, robos o hasta caer en la cárcel.
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