Por Gerardo Díaz Valles
Fue hace ya algunos años que nos iniciamos en estas lides y alguien nos compartía una reflexión sobre la credibilidad en la labor periodística, y versaba en el sentido de que si la perdemos (ese atributo-condimento-sin-equa-non), si no lo perdemos todo, si perdemos bastante. Asunto al parecer nada fácil entender o asimilar por muchos que se dicen ejercer esta tarea y a quienes jamás podre llamar compañeros. “Porque hasta en los perros hay razas”, diría otro ese si colega con cierta chispa. Lo anterior viene a cuento en estas fechas convulsas cuando alguien se nos acerca y a bocaejarro nos advierte que “ya nos hace falta que alguien nos propine una madrina”, es en cierto punto, creo, un cumplido a nuestra labor.
Lo que nos dice que no pasamos desapercibidos, que hemos pisado algunos callos, que incomodamos y quiero pensar que hasta somos el acicate de algunas conciencias cuando ventilamos ciertos temas específicos ceñidos a la bandera de la legalidad, del Estado de Derecho, (se vale soñar que vivimos en un país de leyes) y en el mejor de los casos empujar el cambio. He allí la paradoja de nuestra delicada labor por quienes por convicción y formación, decidimos abrazar esta noble misión de informar así tal cual, por dar nuestro mejor esfuerzo diario por comunicar, apegados al respeto a nuestros medios informativos, a nosotros mismos y sobre todo un gran respeto a nuestros auditorios, lectores, escuchas o quienes nos ven a cierta distancia en nuestros respectivos medios impresos, electrónicos o digitales. Glamures aparte, sobra decir que esta labor no es nada fácil y en ciertos momentos llega uno a meterse en situaciones complejas, riesgosas e incomodas, por lo que uno deberá estar preparado para tratar de salir lo más airosamente posible en los terrenos fangosos y vaivenes de la política aldeana, callejonera y ratonil que es el pan de cada día. Es lo que hay y por ello es parte de nuestra obligación intrínseca el buscar elevar el nivel de debate, la libre discusión de las ideas, el contraste de las propuestas, la siempre sana práctica de la competencia en todos los niveles. Digo, de algún lado deberemos empezar, cuanto antes mejor y por eso me caen al pelo, propuestas de periodismo independiente como opciones de información alternas a los grandes medios, como igual de grandes son sus compromisos y, si me lo permiten el tamaño de la manipulación informativa con todo y sus vicios propios de un sistema anquilosado, amañado y desgastado. Bien venidos quienes compartamos esta línea de trabajo, esta cruzada permanente contra la patraña y la diatriba estéril. Maestros, Diseñadores, librepensadores con una postura, ciudadanos conscientes, críticos y pensantes. Ya lo dijo el trovador: “Caminante no hay camino…”
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