Por Gerardo Díaz
Asesores aparte, lo insípido de las campañas no es casual, cuando los candidatos salieron pésimos actores de hueco y sobado discurso. Aún las llamadas "campañas negras", apenas unos tibios escarceos, no entusiasman. Fernando Castro, como Francisco Vega; nada tontos, están parados sobre una maraña de intereses harto conocidos por ambos y que les impiden "abrir metralla", darse con todo, incluso a sus operadores políticos.
Es decir, que se conocen bien las mañas y no quieren arriesgar o dañar su imagen. Cometer algún desfiguro. Mientras los potenciales votantes, el pueblo de "tripa lavada", el de a pié, siga esperando ese ingrediente extra. Peor aún este escenario, sólo abona a un mayor desencanto ciudadano y que "Juan Pueblo", no logre diferenciar a los candidatos si ambos traen larga cola que les pisen, están sucios y que en suma, nada le abonen a cambiar su triste realidad. Lo que nos recuerda algunas expresiones plasmadas en pasados comicios sobre las papeletas y que, obviamente, se anularon: "bola de puercos", "hijos de su tiznada..", etc., etc., y otras tremendas injurias inenarrables. Y mientras la flojera impregna las campañas, ciudadanos pensantes, críticos y conscientes seguimos a la espera de que los políticos en turno, de esos que tanto hablan "huello u", hagan efectivas las figuras de la consulta pública, el plebiscito, el referéndum, la revocación de mandato. Sólo entonces estaremos hablando en plata. Lo demás son puras faramallas. Así de sencillo.
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