Por Joaquín López-Dóriga (Milenio)
La reversa es la vencida. Florestán
El domingo 7 de julio hay elecciones en 14 estados de la República en los que estarán en juego mil 372 cargos de elección popular, entre los que destaca la única gubernatura: Baja California.
De la mano con ese gobierno, en el estado 29 se elegirá Congreso local y presidentes municipales, como en Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas. En Coahuila las elecciones serán solo para alcaldes y en Hidalgo para diputados.
Pero la atención está puesta en el gobierno de Baja California, el primero conquistado por el PAN en el lejano 1989 y que desde entonces no ha dejado.
En ese lapso transcurrieron las presidencias priistas de Carlos Salinas y de Ernesto Zedillo, y panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón. Ahora, casi un cuarto de siglo después, con el PRI de regreso en Palacio Nacional, esta elección toma una dimensión diferente.
En primer lugar, porque Enrique Peña Nieto es un priista-priista de los que quieren ganar todas las elecciones, y ésta es su primera como Presidente de la República y, segundo, porque el PAN no está dispuesto a soltar ese bastión, pues ya tuvo bastante con las pérdidas del año pasado e irá con todo, sabedor del desgaste que tiene como partido tras cuatro gobiernos seguidos en los que el PRI, si bien ha recuperado algunas posiciones locales, no ha sabido construir ningún liderazgo fuerte y solo cuenta con la presencia de Jorge Hank Rohn.
La decisión es de Peña Nieto, que es el PRI, de quién va a ser su candidato al gobierno de Baja California, ¿Hank Rhon? ¿Ese va a ser su sello?
Tendrá que sopesar si vale la pena ganar, y eso a ver, Baja California, con un candidato de ese perfil o jugársela, incluso perder, con otro priista.
Porque me pregunto, un triunfo de Hank Rhon en Baja California, ¿sería de verdad una victoria para Peña Nieto?
Eso es algo que él tendrá que calibrar y decidir.
En lo personal, no lo veo candidato.
Pero yo ahí no juego.
RETALES
1. PARACAÍDAS. Los consejeros salientes del Instituto Electoral del Distrito Federal se retrataron como lo que son y fueron, al repartirse, con toda impunidad, 14 millones de pesos como pago de salida. Y ni quién les reclame;
2. CHOQUE. Las sesiones del IFAI van a dar un vuelco tras las acusaciones que el consejero Ángel Trinidad hizo a su par, Gerardo Laveaga, en su toma de posesión como presidente de ese instituto; y
3. VANIDAD. El presidente de la Concanaco, Jorge Dávila Flores, se despachó, pagada, una plana entera con 14 fotos de la comida del 95 aniversario con el presidente Peña Nieto. De las 14, Dávila Flores aparece en 13 fotos, 9 con Peña Nieto. ¿Para qué?
Nos vemos mañana, pero en privado.
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