Por Gilberto Lavenant
El llamado Movimiento #YoSoy132, surgido a mediados de mayo de 2012, a raíz de una aireada protesta en contra del entonces candidato priísta a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, en visita a la Universidad Iberoamericana, se está convirtiendo en algo más que “una piedra en el zapato”.
Aunque se ostentan como antipartidistas, es más que evidente su pronunciamiento exclusivo en contra del mexiquense y su repudio a todo lo que huela a priísmo. Se convirtieron en aliados, o creación, del candidato del Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador, pero extrañamente para nada tocaron al panismo y sus gobiernos foxistas y calderonista.
En sus inicios, echaron por tierra la tésis de que los jóvenes eran apáticos ante todo tipo de cuestiones políticas. De pronto salieron a las calles, armados con pancartas y consignas antipriístas, en especial antipeñistas, a tal grado que hicieron dudar a muchos sobre los resultados electorales del 1 de julio.
Sin embargo, la encuesta oficial resultó desaforable para el entonces candidato de las izquierdas. Como ya se esperaba, éste reclamó que hubo fraude electoral e impugnó la validez de las elecciones. Los del #YoSoy132, como era lógico, siguieron el mismo camino que “El peje”. La identidad entre el uno y los otros, era innegable.
Cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, declaró improcedente la impugnación lopezobradorista y validó el triunfo de Peña Nieto, parecía el fin de ambos movimientos. El de López Obrador y el del #YoSoy132.
En el caso del excandidato de las izquierdas, sus pretensiones triunfalistas se han ido desvaneciendo, luego de que los dirigentes e integrantes de los partidos de izquierda, que le apoyaban, se fueron distanciando. López Obrador ya no pudo seguir fingiendo que tenía el respaldo de todos ellos. Entonces, no tuvo otra más que anunciar su separación para convertir a Morena en partido político, en base al cual, por tercera ocasión buscará la Presidencia de la República en el 2018.
A Andrés Manuel, otros políticos de las izquierdas le cedieron la oportunidad de intentarlo en dos ocasiones. Todo indica que ya no tendrá una tercera. Que otros, como Marcelo Ebrard, consideran que tienen derecho a contender por esa posición, en el 2018.
De una u otra forma, lo cierto es que las izquierdas se observan débiles, y a seis años de los siguientes comicios presidenciales, las posibilidades de triunfo se ven muy lejanas para unos y casi imposibles para el propio López Obrador. No obstante, la “rebelión” de los seguidores de “el peje”, en especial los del llamado Movimiento #YoSoy132, siguen en pie de lucha, con sus reclamos antipeñistas.
Lo serio de esto, es que la estrategia es hacerse notar, aprovechando cualesquier acto o evento público, como ocurrió en Baja California en relación con los eventos del tradicional Grito de Independencia, en Tijuana y Ensenada.
En Tijuana, hubo un enfrentamiento, cuando los del #YoSoy132, se instalaron en la glorieta del monumento a Cuahtémoc, en la zona río y un grupo de presuntos priístas, llegaron a desalojarlos. Las cosas no pasaron a mayores, más que a enfrentamientos verbales, algunos empellones y jaloneos. Elementos de la policía municipal, fungieron como simples testigos.
Los primeros, los del #YoSoy132, se dolieron de que les impidieron ejercer su derecho a manifestarse públicamente. Sin embargo, pareciera que hubieran querido, aunque parezca absurdo, haber sido agredidos físicamente, para exhibir a las autoridades locales como represoras y violadoras de derechos humanos y garantías individuales. Lo dijeron, pero sin la contundencia que hubiesen deseado.
En el puerto de Ensenada, las cosas resultaron mejor para su causa, cuando en plena ceremonia oficial, gritaron “vivas” en contra del priísmo. Policías municipales, de la administración del controvertido y polémico priísta, Enrique Pelayo Torres, óometieron la salvajada de desalojarlos de manera violenta, llevándose “entre las patas” a periodistas que cubrían los hechos.
Sin duda alguna fue reprochable la actuación de los policías, que supuestamente su función es salvaguardar el órden y la seguridad pública. Tales arbitrariedades, ameritan el cese de más de uno de los colaboradores de Pelayo e incluso un serio extrañamiento.
No obstante, bastante culpa tienen los propios agredidos, al hacer acto de presencia en este tipo de eventos, con el ánimo de fastidiar y a la vez con la intención de proyectarse como luchadores sociales, como opositores al priísmo.
También ellos, los agredidos, merecen ser fustigados, porque no pueden escudarse en el supuesto ejercicio de sus libertades de manifestación y expresión, interfiriendo o interrumpiendo actos oficiales. Exponiéndose precisamente a la represión, a la agresión.
Es una lástima, en el caso de los que dicen ser universitarios, que su inteligencia y preparación, la canalicen para desarrollar este tipo de exhibiciones. Si realmente les preocupan las condiciones socioeconómicas y políticas que padecen los mexicanos, entonces deben continuar su preparación, para que luego canalicen sus esfuerzos y conocimientos, para auxiliar a las clases desprotegidas. Serían más útiles que lo que pudiesen ser, lanzando pullas o reclamos airados.
Los integrantes del #YoSoy132, que no todos son jóvenes, ni tampoco universitarios, parecen copia al carbón de Andrés Manuel López Obrador : necios, sobrebios, polémicos, controvertidos. Son la herencia que dejó el creador de Morena a los mexicanos. No es una exageración decir que “los pejitos”, son engendros sociales del lopezobradorismo.
gil_lavenants@hotmail.com
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