Por Gilberto Lavenant
El despertar estudiantil tiene de plácemes a Josefina y Andrés Manuel. En especial, porque en sus inicios, éste se mostró como un movimiento de repudio en contra de Peña Nieto.
Aunque hay quienes afirman que surgió de forma natural, pareciera ser un “libreto anunciado”, en base al cual se está “rodando”, supuestamente, la versión moderna de la caída del PRI, cuando apenas anuncia su retorno.
Dicen, a quienes esto les conviene, que los jóvenes estudiantes están plenamente conscientes de lo que hacen. Que por sí solos se enteraron de las tropelías priístas, registradas cuando los manifestantes apenas empezaban a vivir. Que para eso estudian historia, libros o consultan en internet. Ya hasta se está volviendo un tabú, el plantear la mínima duda ante la supuesta naturalidad de este movimiento, pues quien se atreva a hacerlo, por ese solo hecho es considerado como enemigo de México.
Qué lástima que los jóvenes hayan permanecido adormilados durante tanto tiempo. Pero que pena, que al despertar, lo hayan hecho inquietos sobre cuestiones políticas, en lugar de mostrar interés por la problemática real, que les aqueja en forma directa.
Aunque en principio el movimiento impactó por las muestras de repudio en contra de Peña Nieto, tarde que temprano deberán entender que, gane quien gane, en los comicios del 1 de julio próximo, y concretamente ante el supuesto de que el triunfador llegase a ser Andrés Manuel López Obrador, México no resolverá sus problemas, como por arte de mágia. Ni siquiera durante los próximos seis años. Es más, por el contrario, pudiesen empeorar.
El factor juventud, eso es cierto, será determinante en la solución de los múltiples problemas que aquejan a los mexicanos. Pero no precisamente por salir a las calles a protestar en contra de determinado partido político o candidato presidencial. Lo será, en la medida en que, además de presionar, aporten sus conocimientos y esfuerzos para ello.
El colmo sería que ni siquiera acudan a emitir su voto en los comicios presidenciales. Que luego de la jornada electoral del 1 de juliopróximo, gane, quien gane, pierdan el interés de lanzarse en contra del PRI y de su actual candidato presidencial. Que después de tales eventos, vuelvan a dormitar por tiempo indefinido.
Rectores de 165 universidades, públicas y privadas, que integran la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies), mediante un estudio, denominado “Inclusión con responsabilidad social. Una nueva generación de políticas de educación superior”, entregado a los cuatro aspirantes a la Presidencia de la República, los días 21 y 22 del presente mes de mayo, señalan que al comenzar la segunda década de éste siglo, México se caracteriza por tener precarios equilibrios entre los actores políticos y un predominio de las disputas interpartidistas.
De manera concreta, alertan sobre las condiciones de desempleo, pobreza y falta de oportunidades de inclusión social, entre ellas el rezago educativo en el que se encuentra poco más de 30 por ciento de la población nacional, como factores que afectan el desarrollo de la educación superior en el país.
Los representantes de las instituciones de educación superior, públicas y privadas, hacen una abierta crítica al modelo económico aplicado en las dos administraciones panistas, pues observan que entre 1998 y 2011 la tasa de desempleo se elevó de 1.6 a 5.2 por ciento, lo que significa que durante este periodo el porcentaje de la población económicamente activa, desempleada, creció a una tasa promedio anual de 7.2 por ciento.
Señalan que entre los jóvenes, el problema se agudiza. De 1998 a 2011 la población desempleada en el grupo de 14 a 29 años fue 1.7 veces superior al promedio de la PEA, y de casi tres veces mayor si se compara con los habitantes de 30 años y más.
Según la Anuies, tan sólo en el primer trimestre del año 2011, la falta de una fuente de empleo afectaba a 5.6 por ciento de la población en condiciones de trabajar, mientras que el desempleo era de 9.5 por ciento entre los jóvenes de 14 a 29 años, es decir, casi 10 de cada 100 jóvenes que forman parte de la población económicamente activa de México se encuentra en situación de desempleo.
De manera especial, advierten a los candidatos a la Presidencia de la República, que es necesario cambiar el rumbo del país, pues pese a los deficientes indicadores de crecimiento económico, empleo y reducción de la pobreza, México sigue apostando por un modelo que no genera estímulos para la inversión productiva, condiciones para la inversión en conocimiento e innovación, empleos suficientes y de calidad, ni condiciones para transitar hacia una economía y una sociedad influyentes.
Lamentablemente, los jóvenes manifestantes, no hablan de esto en sus proclamas. Pareciera que no estudian en ninguna de las escuelas de educación superior que forman parte de la Anuies. Ellos, inicialmente, simplemente se pronunciaron en contra de Peña Nieto y luego reclamaron equidad informativa, democratización le llaman, a las dos principales televisoras del país.
Los Rectores, deben reencauzar las inquietudes de los estudiantes de las universidades que dirigen o representan. Deben recomendarles que apliquen su valioso tiempo y conocimientos, en la búsqueda de soluciones a los problemas que les aquejan. Sus preferencias electorales las podrán manifestar el 1 de julio en las urnas.
Seguir en las calles, y pretender presionar aún más, a Peña Nieto, con la pretensión de que claudique o provocar su derrota electoral, podría generar un conflicto de dimensiones mayores, si los seguidores del priísta deciden salir en su defensa. Ayer domingo se dió una seria fricción en Zacateas, cuando jóvenes antipeñistas quisieron abortar un evento del mexiquense. El riesgo de que esto se complique, es latente. Los asuntos electorales o políticos, se resuelven en las urnas, no en las calles. Además, los libretos se escriben sobre hechos pasados, no futuros.
gil_lavenants@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario