Por Gilberto Lavenant
El lunes de esta semana, el mexiquense Enrique Peña Nieto, rindió su protesta como candidato priísta a la Presidencia de la República. Aún hay veda electoral, pero aprovechó el momento para esbozar lo que será su discurso de campaña : todo contra el PAN y Calderón, sin titubeo alguno. Sencilla y lógica la estrategia.
Tratando de emular a Miguel Hidalgo, al llamado Padre de la Patria, en el mismo Dolores Hidalgo, donde 200 años atrás comenzó el movimiento insurgente, da un nuevo grito de rebelión : ¡ ya basta de malos gobiernos! ¡basta ya de carencias! ¡basta ya de violencia e inseguridad!
Peña Nieto lo dijo de otra forma y explicó el motivo de su presencia en la llamada cuna de la independencia : “…No es casual –dijo- que estemos hoy aquí, en la cuna de nuestra Independencia Nacional. Dolores Hidalgo simboliza la valentía, el coraje, el espíritu indomable de los mexicanos frente a la adversidad”.
“Desde aquí, se rebeló un pueblo contra la humillación, el abuso, la desigualdad y la explotación”, dijo con marcado énfasis.
Y luego Agregó : “…Desde aquí, los mexicanos levantaron la voz para decir : “no más de lo mismo. Basta de mal gobierno”.
Luego recordó el acto de Hidalgo : “…Aquí se dió el Grito de Dolores, que despertó a los mexicanos para iniciar la gloriosa lucha por la Independencia. Fue un grito que encendió el ánimo, el entusiasmo y la esperanza de un pueblo, de toda una nación”.
Eso y mucho más, dijo en su discurso político el mexiquense.
200 años atrás Miguel Hidalgo dió el grito de independencia. El de Hidalgo no fue un discurso político, fue un llamado a iniciar una lucha para lograr la independencia del país. Entonces, la pobreza y las desigualdades agobiaban a los mexicanos.
No hay que perder la proporción de las cosas. Hoy, 200 años después de aquella lucha hidalguense, los mexicanos siguen agobiados por la pobreza y las desigualdades. Se dice que hay al menos 53 millones de mexicanos en pobreza extrema.
Ya somos independientes, o sea ya no dependemos de España, ya tenemos gobiernos propios. La lucha ya no es en contra de gobiernos extranjeros. La lucha es contra gobiernos frívolos, derrochadores y corruptos. Los resultados son desastrosos.
Setenta años de priísmo y 12 de panismo. Hubo cosas buenas, seguramente, pero al final, las cosas malas son las que agobian. Los mexicanos, vía el voto, se sacudieron a los priístas en busca de un cambio. Fue algo así como salir de guatemala y entrar en guatepior.
Ahora, ante los próximos comicios presidenciales, surge de nuevo la esperanza de un posible cambio. Un cambio para mejorar, obviamente.
Pero, como dicen vulgarmente, “la burra no era arisca, sino la hicieron”.
No basta emular a Hidalgo, ni pretender repetir la historia dando un nuevo grito, que ahora no sería precisamente de independencia, sino de exigir el reconocimiento al poder ciudadano, de hacer entender a los políticos, que no son concesionarios de la función pública, sino simples mandatarios del pueblo que gobiernan.
Efectivamente, las carencias que agobian a los mexicanos son iguales o peores que hace 200 años. Pero hace 12 años creyeron en un ranchero simplón y hoy gobierna a México el más nefasto individuo y un equipo de individuos de mediana estatura.
Los resultados están a la vista : 50 millones de pobres, 50 mil muertos por la narcoguerra y un titipuchal de ninis.
Como dice Peña Nieto en su discurso, efectivamente los mexicanos no quieren más de lo mismo. Bueno, hasta Vicente Fox lo dice : “no quiero otros 6 años de otros 50 mil muertos”. Así es que resulta fácil el discurso político en estos momentos. No más de lo mismo y listo.
Pero no es así, después del desencanto con el llamado gobierno del cambio, seguido por la administración del llamado Presidente del empleo, no es fácil creer en los políticos.
El mexiquense tiene de su lado, el carisma que le ha mantenido arriba de las preferencias electorales. Las dudas y las desconfianzas, surgen porque en el nuevo PRI, que representa Peña Nieto, se observan muchas caras de personajes del viejo PRI. Y entonces surgen los cuestionamientos : ¿Cómo, los viejos priístas, van a lograr no hacer, lo que tanto hicieron en el pasado? ¿Cómo es que lograron cambiar ?
Ahora bien, México no requiere de caudillos para una nueva lucha armada. Ni un solo hombre basta para lograr el tan anhelado cambio. Ni que fuese un rey todopoderoso. Ni así.
Se requiere acabar con la partidocracia. Empezar por reducir el número de integrantes de la Cámara de Diputados Federales. 500, son excesivos y exageradamente costosos.
Se requiere, ciudadanizar todos los órganos e instituciones de gobierno. Se requiere clarificar o transparentar la función pública en general y sobre todo erradicar la corrupción y la impunidad.
Hasta ahora, los políticos han manifestado que conocen los males que aquejan a los mexicanos y que saben del hastío y desesperanza ante la poca atención o acción de los gobernantes para combatirlos. Sin embargo, nadie, ni Enrique Peña Nieto, han dicho cómo es que piensan resolverlos. Ojalá que dentro de 6 años, no le queden a deber a los mexicanos. Un presunto caudillo, no basta. Se requiere mucho más.
gil_lavenants@hotmail.com
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