miércoles, 14 de marzo de 2012

Los sobrevivientes de la barbachano

Por Yolanda Caballero Jacobo (El Sol de Tijuana)
PLAYAS DE ROSARITO.- Calles vacías, bares en el abandono con triplays en las puertas y ventanas, jaladores en las banquetas en espera de clientes, así luce la zona que alguna vez fue el máximo atractivo turístico, el punto de diversión de miles de jóvenes norteamericanos: la zona barbachano.


Ubicada en el corazón de la ciudad y a casi "un pie de la playa", la barbachano es el punto de encuentro donde se aglutinan los bares de la ciudad, el lugar donde llegan los pocos turistas. Pero sólo se respira tranquilidad, sobre todo si es entre semana. Apenas y se escucha la música de algún bar que esté abierto al público.

La calle Nogal les da la bienvenida a los visitantes que ingresan desde la principal vialidad de la ciudad. Hay dos bares cerrados. A la derecha el antiguo "Señor Frogs" un edificio grande que tiene tapizadas las entradas con maderas, está totalmente abandonado y empolvado y en frente del extinto negocio hay tablas que cubren lo que alguna vez fue el "Iggys corner". Así como estos bares, muchos cerraron. En esta zona hay un total de siete espacios vacíos, algunos hasta sirven de basurero y hacen ver desértico el lugar.

Pero hay cuatro bares, entre ellos clubes de playa que se aferran a continuar en operación y dan "un respiro de vida" pese a la baja afluencia de americanos. Panorama distinto al de años anteriores, como cuando las calles estaban repletas de turistas.

Alain, quien trabajó en el bar Frogs alguna vez, nos platica "me acuerdo hace varios años, eran como las cinco de la mañana y estaba esperando a que repartieran la propina, me salí a un balcón y no me voy a olvidar de lo que vi, era un montón de gente que acababa de salir de los bares".

"Las calles estaban a reventar, los taxistas aprovechaban y hacían su agosto, los taqueros trabajaban hasta altas horas de la madrugada, se veían dos que tres pelas entre americanos". Así se recuerda a la barbachano en sus buenos tiempos. Con un lleno total en los bares.

"Uff, no nos la acabábamos, una ocasión llegamos a tener como 9 mil personas en el bar", menciona Roberto Fiol, trabajador de Papas & Beer, quien acierta que en los buenos tiempos de un fin de semana pudo haber afluencias de hasta 11 mil visitantes. Entrevistado en el bar, recuerda cómo antes tenían contratados 135 empleados, en su mayoría meseros; ahora tienen sólo 30.

"Muchos han cerrado y se fueron, luego llegan otros negocios y abren", dice.

Para el Comité de Turismo y Convenciones (Cotuco) Rosarito esta situación se debe principalmente a las alertas de seguridad que ha emitido el gobierno de Estados Unidos a sus connacionales referentes a sus vistas a México, difusión de notas "alarmistas" en el vecino país sobre hechos violentos registrados en la región, cruces fronterizos, solicitud de pasaportes a los americanos al ingresar a su país, percepción de inseguridad, etcétera.

Pero también hay otros comerciantes que señalan que en ese lugar proliferaba la venta de drogas y no sólo eso sino que había abusos por parte de algunos meseros, "no les daban bien el cambio, les entregaban mal las cuentas, algunos policías también veían como un negocio la venida de los turistas".

Luego, Martha Mendoza, directora del Cotuco Rosarito resalta que "son varios puntos lo que generó que se disminuyeran los clientes tanto en hoteles como la afluencia de turistas", y a la vez menciona que esta situación inició desde 2007 a la fecha.

Incluso, desde ese año la afluencia de visitantes comenzó a bajar desde el 35 y hasta 25 por ciento en ocupación hotelera "y así, hasta abajo en un 17 por ciento en ocupación anual".

El interés de las autoridades municipales ha sido "poco", así lo señalan algunos trabajadores de la zona turística en la Zona Centro. Y para muestra basta un botón, el alcalde del municipio turístico de Rosarito Javier Robles Aguirre, en poco más de un año de gobierno sólo ha realizado una vista de promoción al sur de California.

A las autoridades locales "les hace falta haber sido empresarios para que realmente sepan lo que es el rigor de la situación económica", comenta la expresidenta nacional de Canirac y restaurantera en Rosarito, Norma Gutiérrez.

"Sabemos que están haciendo por ahí un esfuerzo para promocionar y traen un plan en algunos medios, pero deben hacer más, la autoridad local deberá ser la primera en estar implementando con más agresividad el problema, pero sobre todo no ver el puesto de gobierno como "política del todo, aunque no pueden tener otra mentalidad, porque son políticos".

Pero el ánimo no decae, el empleado de Papas & Beer, Roberto Fiol, al igual que otros trabajadores de la zona, espera que este verano sea mejor que los anteriores y no sólo eso, sino que tienen la esperanza que la barbachano tenga "vida" de nuevo, como hace tiempo sucedió.

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