martes, 21 de febrero de 2012

Palco de Prensa: El agua clara y…

Por Gilberto Lavenant
La Universidad Autónoma de Baja California, no sólo es nuestra Máxima Casa de Estudios en la entidad, sino uno de las instituciones educativas más importantes a nivel nacional. Pero además de su calidad académica, da cabida a aproximádamente 50 mil estudiantes, su personal académico lo integran algo así como 5 mil personas, tiene unos 1,700 empleados administrativos y de servicios, y su presupuesto para este 2012 es de casi 3 mil millones de pesos. Es, definitivamente, una enorme empresa.




Se le observa majestuosa. Sus instalaciones son extraordinarias. Es la esperanza de superación de miles de bajacalifornianos. Sin embargo, tiene una falla : tiene un sistema cerrado, obscuro, restringido, limitado, para la designación de sus autoridades. Prácticamente desde su creación, ha sido controlada por cacicazgos.



Durante el proceso de designación del actual Rector Felipe Cuamea Velázquez, vivió una de sus más serias turbulencias. Apenas en días pasados un Tribunal Colegiado de Circuito dió carpetazo a un juicio de amparo que tenía colgada de un hilo la designación rectoril.



En un último intento por conminar a los juzgadores federales a ajustar sus actos a estricto derecho, integrantes y simpatizantes de la comunidad universitaria, el pasado mes de enero hicieron valer un amicus curiae. Al final, los Magistrados del Tercer Tribunal Colegiado de Circuito, con sede en Mexicali, se fueron por el camino más cómodino y en lugar de ir al fondo del asunto, decidieron sobreseer el juicio de amparo promovido, casi un año atrás, por universitario que fue expulsado de la Junta de Gobierno de la UABC, dentro del proceso de selección del actual Rector.



Se trataba del caso del Dr. Leonel Cota Araiza, quien fue expulsado de la Junta de Gobierno de la UABC, no obstante contar a su favor con una suspensión provisional decretada para impedirlo. Se pasó por encima de la institución del amparo, se relevó al Consejero, el grupo que controla la UABC logró la mayoría calificada requerida y designó al nuevo Rector. Esto allá por fines de enero del 2011.



Casi un año después, la UABC enfrenta un proceso casi similar. Se trata de renovar a dos de los 11 integrantes de la Junta de Gobierno. El actual Rector, Felipe Cuamea, ya convocó a la sesión del Consejo Universitario para tales efectos. Esta se llevará a cabo el próximo viernes 24.



La preocupación e inquietud entre muchos universitarios, es que este nuevo proceso renovador, se hace a la sombra del viejo sistema, cerrado, obscuro, restringido, limitado, utilizado comúnmente para la designación de las autoridades universitarias. Los consejeros fueron convocados, para elegir a los sustitutos, sin previamente anunciarles quienes pudiesen ser los posibles aspirantes. Se presume que los nombres saldrán bajo la manga de alguien y los presentes simplemente levantarán la mano en señal de aprobación.



Del Observatorio Académico Universitario, surgió una atenta solicitud, dirigida al Rector Cuamea, quien a la vez es Presidente del Consejo Universitario, para que se omita elegir a los sustitutos este viernes, sin una convocatoria abierta, que permita a la comunidad universitaria estar enterada del proceso y participar en él de una manera significativa.



En la solicitud se advierte la necesidad de considerar tiempos que permitan a los consejeros universitarios consultar con las comunidades que representan, el sentido de su voto, pues preocupa que en los términos anunciados, en nada contribuyen a hacer de la UABC una institución transparente, participativa y colegiada.



La Junta de Gobierno es prácticamente el máximo órgano de gobierno universitario. Una de sus principales responsabilidades es precisamente designar al Rector cada 4 años. La integran 11 universitarios y se requiere que su designación sea transparente, ajena a intereses oscuros. Poco abona al respecto, cuando se convoca para el relevo de dos de sus integrantes, de una manera apresurada, cual si fuese un acto de mágia.



Hace un año que, aunque de manera cuestionada, Felipe Cuamea Velázquez fue designado Rector de la UABC. Su desempeño como tal nadie lo cuestiona. Su perfil profesional tampoco. Sin embargo, no se sabe que haya dado un sólo paso para clairificar este tipo de procedimientos de designación de autoridades universitarias.



Se decía, y se sigue diciendo, que Alejandro Mungaray, Secretario de Desarrollo Económico del Gobierno del Estado, sigue siendo el cacique de la UABC. Personas cercanas a Cuamea, le han dicho que ya es tiempo de que se lo sacuda, que su cercanía le daña en su imagen y le resta autoridad.



La renovación de los dos miembros de la Junta de Gobierno, programada para este viernes, es una magnífica autoridad para que Cuamea de muestras claras de que es él quien gobierna a la Universidad Autónoma de Baja California.



Llevar este proceso “a lo Mungaray”, no habla nada bien del Rector. Es más, se le está haciendo tarde para convocar a todos los universitarios, preocupados e interesados por la superación de nuestra Máxima Casa de Estudios, a modernizar su estructura jurídica.



No basta que la UABC esté funcionando, para decir que todo está bien. Si al interior de la institución se habla de controles, de recomendados, de cotos de poder, de influyentismos, de nepotismo.



Los números universitarios evidencian que el negocio puede ser fructífero para quien tenga el control. Aproximádamente 50 mil estudiantes, 5 mil docentes, más de 1,700 empleados administrativos y de servicios y un presupuesto de casi 3 mil millones de pesos. Poca cosa.



Felipe, se ve buen hombre, bien intencionado. Lo malo son las compañías como la de Mungaray. En instituciones como la UABC no se pueden tolerar dudas o cuestionamientos. En todos los aspectos universitarios debe manejarse “el agua clara y el chocolate espeso”.



gil_lavenants@hotmail.com

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