domingo, 22 de enero de 2012

Palco de Prensa: Qué fea jugarreta

Por Gilberto Lavenant
Muchos priístas de Baja California están de duelo. Y no es para menos. Teniendo a la cabeza al mexiquense Enrique Peña Nieto, como candidato presidencial, que en todas las encuestas aparece hasta “arribotota”, disfrutaban anticipadamente lo que podría representarles ese posible triunfo electoral en los comicios de julio del presente año.




Se imaginaban verse como en los viejos tiempos de la aplanadora priísta y los triunfos electorales de “carro completo”. Quizás por ello de pronto brotaron aspirantes por doquier : 16 para el Senado y 60 para las diputaciones federales.



A todos los calmaron, bajo el argumento de que en el centro del país se resolverían las candidaturas en base a encuestas, para postular a quienes fuesen garantía de triunfo. A quienes aportaran votos a Peña Nieto y no a quienes quisieran colgarse de su popularidad.



Ayer se confirmó la mala nota que el columnista les daba a los priístas : Eligio Valencia Roque, dirigente estatal de la CTM y propietario del periódico El Mexicano, sería registrado este sábado como candidato al Senado, encabezando la primera fórmula, la correspondiente a la zona costa. Que doña Maria Elvia Amaya de Hank, había rechazado la postulación de la segunda fórmula, la de Mexicali y su valle, que se pretendió enjaretarle, bajo el argumento de que su familia es originaria de allá.



Tal y como estaba previsto, y pactado, ayer se llevó a cabo el registro de Eligio y por Mexicali se registró a Nancy Sánchez Arredondo, una mujer que causó magnífica impresión como Presidente de la XX Legislatura Estatal, en el primer período de gestión, luego del triunfo priísta del 2010, pero que para el Senado, aún esta pequeña.



El panorama, para los priístas, es desolador. Aunque por disciplina partidista, dicen, asumirán la decisión, están pesimistas por ello. Eligio y Nancy no son, de ninguna manera, ni lo mejor, ni garantía de triunfo. Lo poquito de bueno que pudo haber mostrado Nancy, lo perdió, al perder la proporción de las cosas y lanzarse a una aventura que le podría costar su carrera política.



Los panistas, por su parte, están de plácemes. Piensan que no se equivocaron al rogarle a Ernesto Ruffo Appel y a Victor Hermosillo Celada, para que encabezaran las fórmulas al Senado. Se preocuparon un poco cuando conocieron lo de la posible postulación de doña Maria Elvia Amaya y quizás de Eduardo Martínez Palomera. Hoy, seguramente, están que se mueren de la risa.



Para muchos priístas esta es una pésima jugarreta. Eso de la cantaleta del nuevo PRI, de escoger a los mejores hombres y mujeres, les ha resultado puro cuento. Ya se estaban adelantando a disfrutar triunfos electorales en el 2013. Ahora, súbitamente, el panorama se les ensombreció.



Lo peor de todo, es tener que reconocer que Peña Nieto y su gente, les jugó el dedo en la boca, desdeñó a los priístas bajacalifornianos y poco le importó ceder a las presiones de una central obrera, sacrificando a los priístas bajacalifornianos.



Al estilo del viejo PRI, el “dedazo” hizo de las suyas. Con la diferencia que en aquellos tiempos, el PRI ganaba, porque ganaba. A las buenas o a las malas. Y si eso hizo con Baja California, surgen las dudas y las sospechas de lo que será capaz de hacer con otras entidades del país, con tal de triunfar en los comicios de julio próximo.



Y todavía más, brota incontenible el sospechosísmo de que con Peña Nieto en la Presidencia de la República, no le irá nada bien a los bajacalifornianos, ni a los mexicanos en general. Si a los priístas bajacalifornianos no les tuvo el mínimo respeto y les impuso a lo peorcito de su partido, el resto de los mexicanos no pueden esperar que les llegue a dar un trato mejor.



Ya habrá tiempo de repasar la “larga cola” de Valencia Roque, el “flamante” candidato priísta al Senado. Baste recordar que era un modesto linotipista. Laboraba en el periódico El Mexicano y en el Instituto Tecnológico de Tijuana. Obviamente su economía era como la de cualquier obrero de salario mínimo.



Durante la administración de José López Portillo, y con la intervención de Roberto de la Madrid, se logró desincorporar de la administración pública federal la empresa de El Mexicano, para entregarla a los trabajadores, entre ellos Eligio Valencia. Con maniobras mafiosas o gangsteriles, les arrebató a sus compañeros la dirección y propiedad del periódico. Hoy es el Presidente del Consejo de Administración y Director General. Hoy se ostenta como próspero empresario. Es el dueño.



La empresa, desde hace años está en quiebra. El periódico se vende por inercia. Sus trabajadores perciben salarios de hambre. Siempre sometidos a las órdenes del amo. Los adeudos derivados de obligaciones fiscales, son comúnes y se acumulan. Hace varios años, estuvo a punto de ser encarcelado como evasor fiscal. A la fuerza entró al edificio legislativo, para tomar posesión como diputado local y cubrirse con el fuero.



Si bien es cierto que siempre se ha cobijado bajo las siglas del PRI, los propios priístas dicen que es más panista que los panistas. Al menos durante la administración municipal del panista Jorge Ramos Hernández, hizo fructíferos negocios.



Si el CEN del PRI hubiese hecho un sondeo entre los empleados de Eligio o incluso entre los cetemistas que dice dirigir, podría haber corroborado que es de lo peor que pudieron encontrar. O en sentido inverso, de lo mejor si es que lo que pretenden en los próximos comicios es entregar Baja California a los panistas. Entonces sí, hicieron lo correcto.



Varios priístas, aspirantes a las diputaciones federales, están pensando seriamente en declinar en sus aspiraciones, dadas las circunstancias. Ya ni siquiera piensan en las elecciones locales del 2013. Las ilusiones futuristas se las rompió Peña Nieto, con las postulaciones al Senado. Qué fea jugarreta les hizo.

gil_lavenants@hotmail.com

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