Por Gilberto Lavenant
Comentaba ayer, aquí en Palco de Prensa, sobre los aguinaldos. Esa cantidad de dinero que los trabajadores mexicanos deben recibir antes del 20 de diciembre y que, en algunos casos, apenas si les sirven para cubrir los gastos de la cena navideña, pero que en muchos otros, ni siquiera alcanza para eso.
Bueno, eso por cuanto hace a los trabajadores que tienen un empleo formal, pues hay más de 50 millones de mexicanos que viven en pobreza extrema. Esos, ni aguinaldo reciben. Están peor.
Pero el comentario no es referente a los raquíticos aguinaldos de los trabajadores mexicanos, apenas el equivalente a 15 días de salario mínimo, de salario de esclavitud, sino a los escandalosos y groseros aguinaldos de la alta burocracia mexicana.
En estos días ha estado circulando en la red, información relativa a los montos que habrán de recibir los altos funcionarios del país. Son tan altos, los montos que perciben, que resultan groseros. Por ejemplo, los Diputados Federales, que son 500 en total, recibirán $ 198,257.00 pesos, cada uno. Los “angelitos” se echarán a la bolsa, nada menos que 99 millones 128 mil 500 pesos. Los Senadores, que son 128, percibirán $ 234,975.00 pesos, cada uno, en total 30 millones 76 mil 800 pesos.
El comentario de Palco de Prensa, empieza a circular en la red, desde la tarde de un día antes de su publicación formal. Uno de los asiduos lectores, a quien el columnista guarda una estimación especial, Wilfrido Ruiz, acostumbra reenviarlo a diversas personas. Uno de los receptores lo fue, en esta ocasión, el diputado federal Gastón Luken,
En el reenvio, Wilfrido les observa : “…No es posible que nuestro país siga aguantando esta carga de prestaciones inmerecidas, injustificadas y desproporcionales. Se necesita urgentemente una reforma que acote las prestaciones escandalosas que se asignan nuestros representantes. Esto es, que se ejerza el servicio público dentro de la medianía que sostuvo el Lic. Benito Juarez García”.
Quizás para tratar de demostrar o aseverar que “no le quedó el saco”, pero que al final de cuentas le incomodó “la pedrada”, de inmediato, el legislador federal, respondió a la alusión. Jura y perjura que él no está de acuerdo con las exageradas prestaciones de la alta burocracia.
Se dirige al remitente y le dice : “…Estoy totalmente de acuerdo contigo. Se requiere racionalizar las prestaciones. Por eso he presentado iniciativa que vía reglamento de vida a la, creo mal llamada, ley de Salarios Máximos que busca no solo poner topes sino reducir salarios y prestaciones en los casos donde hay evidente desproporción. También he presentado iniciativas para reducir el dinero público que reciben los partidos y otras similares que buscan ahorrar los recursos públicos que son de todos y que con mucho esfuerzo nos toca aportar al Estado”.
Y luego cuenta lo que parece ser un intento individual de aminorar esas prestaciones escandalosas de la alta burocracia. Dice que renunció al seguro privado de gastos médicos y se dió de alta en el ISSSTE, no usa celular del gobierno, no viaja en primera clase y procura la tarifa aérea más barata y no participa en el turismo parlamentario.
Dice que los diputados del PAN, al incio de la actual legislatura se disminuyeron el sueldo y que ni un diputado de otro partido lo hizo. Que recibió el aguinaldo, pero porque de no haberlo recibido, hubiera ido a parar a manos de otros y no hubiera sido un ahorro para el gobierno y que parte de sus ingresos los dona a organizaciones civiles y personas en condiciones de necesidad.
Gastón dice que : “…Es importante seguir presionando a la llamada clase política para que tomen conciencia. El reto es hacerlos ver la realidad, lograr que sean sensibles a la razón, a la lógica y sobre todo que tengan conciencia que se deben a los ciudadanos y son a ellos a quienes hay que rendir cuentas y no hacia los partidos”.
En principio, no se puede poner en tela de duda lo que dice el legislador respecto a la postura que ha asumido, ante las exageradas y escandalosas prestaciones que recibe la alta burocracia del país. Solo habría que dejar en claro, que son 500 los individuos que cobran como diputados federales y que, ni uno más de ellos, según lo afirma Luken, las rechazan.
Pero eso de pedir que se haga que dichos individuos vean la realidad, lograr que sean sensibles a la razón y a la lógica, que rechacen los ingresos que perciben, sin devengarlos, es prácticamente imposible. Es tanto como “pedirle peras al olmo”. Definitivamente, un legislador, de 500, no es nada. Por algo dicen que “…Una golondrina, no hace verano”. Lamentablemente.
Aunque también cabe observar que independientemente de que los individualismos carecen de valor en el sistema político mexicano, pues, en el caso concreto de los legisladores federales, votan por consigna y no por convicción, o sea hacen lo que les indican los dirigentes del partido político al que pertenecen.
Eso de que legislan, es un decir. Son 500, si al menos produjeran una ley por cada uno de ellos, México estaría inundado de leyes. No habría lagunas legislativas, estarían agotadas todas las posibilidades o necesidades de crear normas jurídicas.
Pero al margen de que legislan, o simplemente aparentan legislar, cuando menos que demuestran que defienden los intereses de quienes supuestamente representan, porque los flamantes legisladores bajacalifornianos no han podido acreditar, qué han hecho para eliminar el llamado SIAVE que obstaculiza el paso fronterizo, o la restricción en el manejo de los dólares, que han lesionado seriamente la economía fronteriza. Si al menos hubieran hecho algo al respecto. Legislador es el que crea leyes, “legislador” el que cobra.
gil_lavenants@hotmail.com
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