miércoles, 5 de octubre de 2011

Palco de Prensa: Los recuerdos

Por Gilberto Lavenant
El 30 de octubre del 2010, aquí en Palco de Prensa, bajo el título de “El Atolladero”, el columnista hacía referencia a los conflictos que se suscitaban entre el Gobernador del Estado y los diputados priístas, desde el primer momento en que estos asumieron sus cargos en la XX Legislatura Estatal, siendo mayoría.
Entonces, apuntaba lo siguiente : “…Definitivamente, el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán y los diputados de la XX Legislatura local, al menos los priístas, y sus respectivos afines, se han metido en un atolladero. Más o menos como cuando metemos el automóvil en una zona pantanosa, en un banco de arena o en un lodazal y no encontramos cómo salir de ahí. Ni para atrás, ni para adelante”.



“Más o menos –señalaba el columnista- así están, desde el primer día en que entró en funciones la XX Legislatura, en la que predomina la mayoría priísta. Con los de la XIX, Osuna Millán no tuvo ningún problema, porque dominaba la mayoría panista y hacían todo lo que el Gobernador quería que hicieran. Estaban a su disposición. Asíٕ ni modo que algo le pudiese molestar”.



Y agregaba : “…Pero, apenas llega la XX Legislatura, toma el primer acuerdo, que consistió en reformar la Ley Orgánica del Congreso, y de inmediato el ¨gober¨, al grito chapulinezco de ¨no contaban con mi astucia¨, los para en seco, con el veto contundente que los dejó desconcertados. Ni se imaginaron que el jefe del ejecutivo estatal se fuese a atrever a ello. Pero lo hizo”.



“Luego del desconcierto, los diputados, al menos los priístas y sus afines, los del PT, PEVM y el PEBC, decidieron regresarle el empellón a don José Guadalupe, tratando casi con la punta del pie a sus colaboradores, durante el proceso de glosa del tercer informe de gobierno. Los funcionarios estatales, no sentían lo duro, sino lo tupido. Hubo algunos que más o menos la libraron, como Juan Tintos, de Turismo, pero a los demás, los cuestionaron hasta el cansancio, en especial a Cuauhtémoc Cardona, Secretario General, el último en comparecer, a quien restregaron en plena cara las fallas o excesos de la administración estatal”, observaba el columnista.



Entonces, se pensaba, y casi se aseguraba, que la tarea legislativa sería prácticamente nula y que los legisladores dedicarían gran parte de su tiempo en el pleito con el Gobernador Osuna Millán, que eso asemejaba a un automóvil cuando cae en terreno pantanoso : “ni para atrás, ni para adelante”.



Aún se recuerda que ante tales hostilidades, los diputados priístas decidieron no asistir al tercer informe de Gobierno de Osuna Millán. Y no era para menos. Los diputados aprobaban una iniciativa de ley, y el Gober la vetaba. El vetusto veto, después de muchos años fuera de uso, volvía a funcionar.

Advirtiendo que los bajacalifornianos estaban teniendo una pésima impresión, respecto de ambos bandos en pugna, el 2 de noviembre del 2010, los titulares de los tres poderes de Baja California, “firmaron la pipa de la paz”, para lo cual suscribieron un “Acuerdo para el fortalecimiento y la modernización de los poderes públicos del Estado para hacer más eficiente su labor en beneficio de los bajacalifornianos”. La cordialidad fue una mera simulación, quienes acudieron a dicho evento, lo hicieron más que todo para no perderse el “desgreñadero” que consideraron se daría en cualquier momento.



Es interesante observar esto, porque lo que parecía imposible, fue posible. No puede decirse que entre los funcionarios de los tres poderes exista una cordialidad absoluta, pero lograron entender, al menos el ejecutivo y el legislativo, que por el bien de ambas partes, deberían guardar para otro tiempo, sus afanes pugilistas.



Y valen la pena los recuerdos, porque en base al diálogo y los consensos, ejecutivo y legislativo lograron sacar una reforma política con figuras sumamente valiosas, como el gobierno de coalición, el acotamiento del fuero constitucional, sanción a políticos mentirosos, ratificación de gabinete, mecanismos de participación ciudadana como la consulta popular, plebiscito, referéndum e iniciativa ciudadana, iniciativa preferente, mecanismos de control, sindicatura social, candidatura común, un Distrito Electoral para Playas de Rosarito, eliminación del “veto de bolsillo” y exámen antidoping a candidatos y funcionarios.



Aunque hay quienes dicen que esta reforma política se quedó corta, la verdad es que se logró mucho más de lo que pudo haberse imaginado cuando se presentaron las primeras iniciativas al respecto. Todo, a base de diálogo y consensos. Haciendo a un lado la soberbia de ambas partes y ajustándose al respeto mútuo.



El 27 de septiembre, el pleno de la Legislatura aprobó el dictamen relativo a la reforma política y al remitirla a los cinco ayuntamientos, fue aprobada por todos. El viernes 30 de septiembre, se hizo la declaratoria de procedencia, luego de lo cual fue remitida al Gobernador del Estado para su promulgación. Se supone, que no habrá veto. Se supone.



Esto corroboró que es cierto aquello de que “hablando, se entiende la gente” y aunque cada quien sigue en su respectivo bando, persiste el respeto y el trato diplomático. El mérito es de todos los legisladores, independientemente de sus respectivos partidos. También lo es del propio Gobernador Osuna Millán, porque accedió a guardar su veto y dar paso a los acuerdos.



Un personaje que tuvo una relevante participación en todo esto, sin duda alguna lo es el Senador Fernando Castro Trenti, quien para ello optó por hacer a un lado todo tipo de acciones belicosas. Incluso, no regatea cuando se trata de hacer reconocimientos a Osuna Millán.



A un año de distancia, las cosas son diametralmente diferentes. Falta ver cuánto tiempo durará esta “luna de miel”. La glosa del IV Informe de Gobierno, así como la revisión y aprobación de la iniciativa de Ley de Ingresos y presupuesto de egresos para el 2012, darán oportunidad para ponerla a prueba.

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