jueves, 14 de julio de 2011

Expediente Político: Marthita y sus yerros

Por Alfredo Calva
Por vergüenza personal y por ética profesional, la directora de Comunicación Social del XX Ayuntamiento de Tijuana, Martha Saldívar, debe de entregar su renuncia con carácter de irrevocable, a su jefa, Carolina Aubanel y a su patrón, el alcalde Carlos Bustamante Anchondo, por su abominable y ridículas acciones que en estos ocho meses ha llevado a efecto en detrimento de la imagen, ya de por si paupérrima de Bustamante y su oscuro gobierno.

Es increíble la capacidad de la susodicha funcionaria para cometer equivocaciones y acciones estólidas en cada uno de los eventos en los que participa, o que su área se ve involucrada, lo más reciente, su estadía en la séptima reunión binacional de alcaldes fronterizos, que se llevo a cabo el pasado fin de semana en esta hermosa ciudad, por cierto, resulto un buen negocio para el hotel propiedad del primer edil.

Durante el inicio de actividades del día viernes, la gran Marthita, corrió, como María persiguedia en la Merced, por medio pasillo del salón, agitando sus brazos como espantando moscas en un mercado sobreruedas, para llamar la atención de un camarógrafo que tuvo la osadía de transitar por ese espacio para tomar algunas imágenes de los integrantes del presidio, acción que, reflejo no solo la ausencia de talento, sino su incapacidad técnica para participar en ese tipo de eventos, sin considerar y tomar en cuenta, el ridículo en que incurrió.

De igual forma, cuando asistentes de los alcaldes se acercaron a buscar algún tipo de información o de orientación para ejecutar alguna instrucción de sus jefes, la funcionaria, cual estatua de granito, impávida y estorbosa, solo manifestaba entre labios, que localizaran al personal de Relaciones Públicas del gobierno local, para que les resolverían sus inquietudes, por cierto, dos de los desatendidos fueron los Directores de Comunicación de los municipios de Playas de Rosarito y Tecate.

En fin, retomando la consideración inicial de esta columneja, me permito en insistir en que la gran Marthita, en un acto de constricción y por higiene ambiental, y como medida correctiva, para tratar de rescatar en lo posible la mala imagen del gobierno municipal y de Carlos Bustamante Anchondo, presente su renuncia con carácter de necesariamente urgente e irrevocable.

Todos saldremos ganando, si así sucede

Es tiempo de mostrar alumbramiento

Hasta la próxima

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