Por Gilberto Lavenant
El asunto de la detención del priísta Jorge Hank Rhon, continua llamando la atención de propios y extraños, no solo en Tijuana, donde ocurrieron los grotescos hechos, sino a nivel nacional e incluso internacional.Así que es ineludible continuar abordando el tema y haciendo observaciones al respecto.
En principio, cabe observar que ocurrió lo que nadie se imaginaba : que lo regresaran a Baja California, para juzgarlo aquí. No por cuestiones de justicia, ni nada de eso, sino porque el gobierno federal -léase Calderón y Blake Mora- no encuentra cómo apagar la “bola de juego” que encendieron, con las aparentes intenciones de dañar a los priístas, pero que afectó incluso –y quizás mucho más a ellos- a los panistas.
Los “autores intelectuales” de esta detención mediática, no imaginaron la resonancia que tendría el asunto, ni imaginan los efectos que seguirá teniendo en los próximos días y meses. De nada sirvió al “coro” calderonista la campaña mediática para tratar de justificar tales hechos. Muchos mexicanos siguen pensando que “se les pasó la mano”, que efectivamente este es un asunto que tiene orígenes y objetivos políticos.
Sobre todo, no imaginaron el enorme daño que le harían a la ya deteriorada imágen del ejército mexicano, que sigue destacando por sus atropellos, carentes de inteligencia. Cuando a un empresario prominente, le sorprenden en el lecho de su casa, junto con su familia, y lo vejan como lo hicieron con Hank, la clase pudiente, económica y políticamente, del país, se ve obligada a reflexionar sobre la necesidad de sacar al ejército de las calles. Piensan que lo mismo les puede ocurrir a cualquiera de ellos, en cualquier momento y bajo cualquier pretexto.
Si hubiese sido “Juan Pueblo”, el agraviado, no hubiera pasado nada. Como no ha pasado nada en muchos otros casos de salvajes vejaciones e incluso asesinatos, a manos de militares, en muchas partes del país, bajo el pretexto del combate al crimen organizado.
Pero, en fin, “el chirrión, les salió por el palito”. Ahora no les queda más que continuar el procedimiento legal correspondiente y dejar en manos del Poder Judicial la resolución de este asunto. Por el momento se puede apuntar que la Lic. Blanca Evelia Parra Meza, Juez Noveno de Distrito, con sede en Tijuana, a cargo de quien se encuentra la Causa Penal 224/2011, es una funcionaria seria, responsable, ajena a cuestiones partidistas. Le consta al columnista.
Por el momento, observar que aunque para los seguidores, simpatizantes y empleados de Hank, el que lo hayan regresado a Tijuana y sea procesado aquí, es un acto de justicia, esto ocurrió precisamente por cuestiones políticas, más que jurídicas. Bueno, cierto es que en principio fue debido a que no se atrevieron a imputarle delitos difamantes del catálogo relativo al crímen organizado. Sin este tipo de delitos a cargo, nada justificaba que lo procesaran allá por Veracruz, como lo han hecho con policías municipales y estatales, que la mayoría vió como normal y justo. Entonces, no hubo reclamos, ni protestas airadas. Pero lo regresaron, para que el asunto no les enrarezca el clima político en otras entidades, como ocurrió en el Estado de México, en donde el candidato panista vió caer estrepitosamente su escasa popularidad.
Sin embargo, cuando se anuncia la decisión de regresarlo, hubo quienes pensaron en que al llegar a Tijuana lo dejarían libre, con un “usted disculpe”. Como suele ocurrir. No, aquí no cabía esa salida, porque no se trataba de simples sospechas, presunciones o “señalamientos de testigos protegidos”. Aquí la existencia de las armas, supuesta o presuntamente encontradas en el domicilio de Hank, y que él dice desconocer, es suficiente para procesarle.
Y cabe aclarar que no se trata de discutir y acreditar la propiedad de las armas. Mucho menos cuando se trata de aquellas que son de uso exclusivo del ejército, para las cuales no se puede otorgar licencias o permisos a particulares. La simple posesión, y siendo elevado el número, es suficiente para acreditar el acopio y por lo tanto para iniciar el proceso penal. Faltaría ver si es que por la vía del amparo se logra destruir esta embestida.
Mientras que la defensa de Hank, hace su labor, cabe señalar, por una parte, que este asunto le causará un daño casi irremediable en su carrera y pretensiones políticas. Aunque hay quienes ven que su popularidad, como víctima, ha crecido a tal grado, que le ubica en los planos nacionales de la política. Hay que esperar el capítulo final de todo esto.
Por cuanto hace al orígen, las “líneas de investigación” indican que todo surgió de Los Pinos y de Bucareli. En especial, se dice que todo apunta hacia Blake Mora y que todo se debió a cuestiones de carácter personal, entre el tijuanense que despacha como titular de la Secretaria de Gobernación y el propietario del centro hípico.
Tarde que temprano se sabrá si fue por exigencias de Blake, a cambio de un trato generoso en las concesiones de casinos y esas cosas, o en los reclamos de Hank, para ampliar sus negocios y blindarlos. Al final, se presume, no se pusieron de acuerdo y ambos se lanzaron amenazas mútuas.
Si apenas hace unos meses, entre ambos personajes, por conducto de sus respectivos operadores, había relaciones y negociaciones cordiales. Casi comían en el mismo plato, aunque fuesen de partidos distintos, pero con objetivos comúnes en la sucesión de la gubernatura estatal en el 2013.
Así es que por el momento, nada de quello del “usted disculpe”.
gil_lavenants@hotmail.com
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