* El voto “razonado”
Por Gilberto Lavenánt
Allegados a la diputada local Edna Pérez Corona, quien “saltó a la fama” política luego de la traición partidista que protagonizó en la legislatura estatal, al ser la única priísta que votó junto con el bloque de legisladores panistas para aprobar reformas a la Constitución local, relativas al Poder Judicial del Estado, juran que no incurrió en traición alguna, sino que el suyo fue un voto razonado.
Dicen, que Edna, a quien ya conocen comúnmente como “la traidora”, y en contra de quien se presume que en breve se iniciará su proceso de expulsión de las filas priístas, votó a favor de la propuesta panista, porque estaba consciente de que hacerlo era mejor que no hacerlo, pues los legisladores que estaban en contra de dicha propuesta, pretendían promover la remoción de magistrados del Tribunal Superior de Justicia del Estado, lo que sería contraproducente, pues se trata de magistrados que ya adquirieron su inamovilidad, y que de ser retirados del cargo, hubiesen recurrido a juicios de amparo, que finalmente serían reinstalados, con un alto costo económico para el erario público.
Aunque el grupo parlamentario priísta, opina todo lo contrario, pues asegura que se reduce la participación ciudadana en la integración del Consejo de la Judicatura, y que la reforma aprobada, permitirá al Gobernador Osuna Millán tener el control del Poder Judicial del Estado, al ratificar a los Magistrados y a los Consejeros del Consejo de la Judicatura.
Actualmente el Consejo de la Judicartura está integrado por 7 Consejeros, de los cuales 3 son Consejeros Ciudadanos, electos por la Legislatura Estatal, tres miembros del Poder Judicial, o sea el Presidente del Tribunal Superior de Justicia, un Magistrado y un Juez, así como el Presidente del Tribunal de Justicia Electoral. Con la reforma aprobada, se reduce la prerrogativa de participación de la Legislatura en la integración del Consejo de la Judicatura, pues en lugar de 3 Consejeros, solo podrá designar 1.
Esto, dicen los priístas, beneficia al Jefe del Ejecutivo del Estado, pues al dejar de ser mayoría los panistas en el Congreso del Estado, los nuevos Consejeros hubiesen sido designados y controlados por los priístas, lo cual ya no será posible.
Así mismo, con base en la reforma aprobada, gracias al voto de Edna Pérez, la Presidente del Tribunal Electoral, ya no formará parte del Consejo de la Judicatura y de esta forma dicho órgano de control será manejado con mayor libertad por los Magistrados del Tribunal Superior de Justicia. Lo cierto es que son muchos los que se pronuncian a favor de eliminar al Consejo de la Judicatura y otros recomiendan que cuando menos se le limiten sus funciones, porque opinan que en muchos casos este órgano ha sido más que “una piedra en el zapato” del poder judicial.
Los priístas, con excepción de Edna Pérez, consideran que las reformas aprobadas, implican la permanencia vitalicia de los Magistrados del Tribunal Superior de Justicia, y que este requiere de oxigenarse con nuevos elementos, y que su permanencia en el cargo impide a otros juristas proseguir con su carrera judicial.
En cuanto al tema de la inamovilidad, lo combaten los priístas, observando que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha determinado que la “inamovilidad” de los integrantes del Tribunal Superior de Justicia, no puede ser interpretada como “vitalicia”, en razón a que existen circunstancias de tiempo por edad y prestación de servicios, que pueden ser considerados como premisas para removerlos.
Consideran, que varios Magistrados, estan por cumplir un período de 15 años, luego de su designación, y que al concluir este deberían ser removidos, pero la reforma aprobada, pretende perpeturarlos hasta que cumplan 70 años de edad. De la misma manera opinan respecto a los Magistrados del Tribunal Electoral.
Al oponerse a la aprobación de dichas refiormas, los priístas advertían que estas eran producto del resultado electoral del pasado 4 de julio y la intención era “blindar” al Poder Judicial, para que no fuese intervenido por la mayoría priísta de la próxima legislatura.
Que fue precipitada la propuesta de las reformas, y que las mismas podrían revivir las experiencias derivadas por las reformas de la 16 legislatura, como son los amparos, la reinstalación de Magistrados y el pago de millonarias indemnizaciones.
Total que en tanto que unos dicen una cosa, los otros dicen lo contrario. Al final de cuentas, las reformas propuestas por los panistas, ya fueron aprobadas, “gracias” al voto de la priísta Edna Pérez.
Para la dirigencia priísta, esto fue una traición de Edna. Quienes la patrocinan, dicen que eso no es cierto, que su voto fue razonado, considerando que fue mejor aprobar la propuesta panistas, que apoyar las intenciones priístas.
Como persona, en lo individual, Edna Pérez estaba en su derecho de razonar el voto y emitirlo en el sentido que lo hizo. Sin embargo, al hacerlo, se alió a los rivales de su partido el PRI y rompió el pacto que en conjunto habían establecido a fin de no apoyar dichas propuestas.
Quienes la defienden, deben guardar sus argumentos, para hacerlos valer a la hora que se inicie el proceso de expulsión. Aquí lo cierto es que los panistas, se salieron con la suya. En política, no siempre es válido eso de razonar los votos. La consigna partidista es levantar la mano o abstenerse de votar, según las circunstancias. Así de sencillo.
gil_lavenant@hotmail.com
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